Capítulo 8

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La noticia de que habían atacado a Colin Creevey y de que éste yacía como muerto en la enfermería se extendió por todo el colegio durante los cinco días en el que Alanna estuvo en la enfermería. El ambiente se llenó de rumores y sospechas. Los de primer curso se desplazaban por el castillo en grupos muy compactos, como si temieran que los atacaran si iban solos. Ginny Weasley, que se sentaba junto a Colin Creevey en la clase de Encantamientos estaba consternada, pero me parecía que Fred y George se equivocaban en la manera de animarla. Se turnaban para esconderse detrás de las estatuas, disfrazados con una piel, y asustarla cuando pasaba. Pero tuvieron que parar cuando Percy se hartó y les dijo que iba a escribir a su madre para contarle que por su culpa Ginny tenía pesadillas.

Mientras tanto, a escondidas de los profesores, se desarrollaba en el colegio un mercado de talismanes, amuletos y otros chismes protectores. Neville Longbottom había comprado una gran cebolla verde, cuyo olor decían que alejaba el mal, un cristal púrpura acabado en punta y una cola podrida de tritón antes de que los demás chicos de Gryffindor le explicaran que él no corría peligro, porque tenía la sangre limpia y por tanto no era probable que lo atacaran. Pero Neville insistía de que, como atacaron a la gata de Filch, también lo atacarían a él ya que los dos eran parte squib (persona no mágica con padres magos). Pero lo que no entendía era de que Filch en realidad era un squib cien por ciento, en cambio Neville lo era un treinta por ciento.

Ya en el lugar de encuentro con Alanna de alta, empezamos a preparar una parte de la poción con lo que teníamos. Estábamos sentados frente a los lavabos de piedra, formando un círculo alrededor del caldero, en donde Hermione había prendido en el fondo del contenido fuego transportable y sumergible. Era su especialidad.

Después de que quedara como un imbécil en la enfermería, Ron y Hermione no han dejado de molestarme con Ala en el camino hacia el baño. Le acaricié la mano solo para tranquilizarla, estaba preocupado. Ella es mi mejor amiga (además de Hermione, claro), ¿cómo gustarme?

-¿Por qué de todos los lugares que hemos podido elegir de Hogwarts, tuvimos que elegir el baño de las niñas más solitario de todo el castillo a mitad del día? ¿Y si nos descubren?-preguntó Ron contemplando a su alrededor.

-No nos descubrirán-lo calmó Hermione mientras que partía manojos de centinodia y los echaba a la poción- Nadie entra aquí.

-¿Por qué?-se me ocurrió preguntar.

-Por Myrtle-contestó Ala sin mirarnos, inexpresiva, empujando unas sanguijuelas hacia el fondo del caldero.

-¿Quién?-preguntamos al unísono Ron y yo.

-Myrtle la llorona-contestó Hermione obvia.

-¿Quién es...?-empezó a preguntar Ron, pero, de la nada, apareció el fantasma de una chica rechoncha. Tenía la cara más triste que haya visto, medio oculta por un pelo lacio y basto y unas gruesas gafas de concha.

-¡Yo soy Myrtle la llorona!-gritó, y luego sollozó- No esperaban en conocerme-volvió a sollozar- ¿Quién hablaría de la fea, miserable y deprimida Myrtle la llorona?-y con su último sollozo, entró en uno de los compartimientos y desapareció.

-Es un poco sensible-explicó Hermione.

Miré a Ala, ha estado muy callada desde que llegó.

-¿Que tienes?-le pregunté.

Ella reaccionó de inmediato, y me di cuenta ya que sacudió la cabeza antes de negar con esta.

-Nada, es solo de que Fred y George me vinieron a visitar después que Ginny y me hicieron probar una gragea sabor a vómito. El sabor fue asqueroso así que estoy evitando hablar lo más que puedo ya que si lo hago, vuelve el sabor a mi boca. ¡Puaj!-gritó asqueada sacando la lengua-, como ahora.

Alanna Diggory y el diario [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora