Capitulo 5: El parque (Adrien II)

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Capitulo 5: El parque (Adrien II)

En cuanto sus pies tocaron el interior del parque, un mundo lleno de magia y diversión deslumbró sus ojos, sintió que estaba en una especie de paraíso donde todos usaban botargas y los cuentos de hadas cobraban vida. Sus ojos se iluminaron ante tal escenario. Volteó a ver a sus "chaperones", observando lo maravillados que se encontraban. De repente, un Goofy con sonrisa boba se le acercó, en sus manos sostenía globos de diferentes colores y no aguantando la emoción que empezaba a desbordarse por todo su ser, corrió a saludarle, abrazándolo en el proceso de misma forma en la que un niño abraza a su madre luego de no verla en mucho tiempo y gustoso, tomó el globo que la botarga le ofreció. Pidió al equipo le tomaran fotos e hizo diversas poses junto al muñeco, poses que fueron grabadas por la habilidosa cámara del fotógrafo, fotos que luego le pediría para guardarlas en su computadora.

Brincó de un lado al otro animado, olvidándose por completo de las responsabilidades, entrando en un estado de amnesia y deslinde laboral. Corrió a saludar y abrazar a un par de botargas más durante el trayecto a la fuente central donde se llevaría a cabo parte de la sesión. Al llegar ahí, se dejó arreglar por el maquillista quien afinó sus facciones con el polvo y posteriormente fue a los baños a cambiarse.

Saliendo del baño y aún con la adrenalina a tope, se encontró con Mickey quien le colocó un par de orejas sobre la cabeza. Se sintió realizado ante tal gesto y agradeciéndole, corrió o más bien, dio saltos hasta llegar donde se encontraba el equipo. Se acercó a cada uno de los presentes, presumiendo sus orejas en el acto y al final, notando lo cohibida que se veía Marinette, decidió ir a entablar conversación con ella y de paso, contagiarle un poco de la alegría que estaba sintiendo en esos momentos.

-¿Qué tal?- le preguntó alegre mientras señalaba sus orejas nuevas, hoy no era Chat Noir ni mucho menos un Agreste, era Mickey Adrien. Recibió una respuesta un tanto confusa por parte de su compañera y antes que pudiera descifrar lo que realmente quiso decir, ella ya se había escabullido entre los muchachos. Satisfecho con saber que a todos le agradaban las orejas, regresó a la sesión y pese a las suplicas del fotógrafo para que desistiera de usar las orejas, no lo hizo, argumentando que eran sus orejas naturales.

Luego de varias tomas, el fotógrafo sintió que faltaba algo y luego de pensárselo mucho, mando a llamar a Marinette. Adrien miró como la chica salía del fondo, parecía que la habían dejado atrás, de inmediato notó que ella también lucia orejas de ratón solo que a diferencia de las suyas, las de ella tenían un lindo moño rojo con puntos blancos –como Ladybug- pensó para luego ver como el fotógrafo le decía algo y ella empezaba a sonrojarse.

No comprendiendo del todo la situación y queriendo terminar todo eso, se acercó grupo –harás un par de tomas con ella- le dijo el fotógrafo –actúen naturales- agregó y una sonrisa maquiavélica se formó en sus labios, le acababan de dar carta abierta para irse a divertir.

Entusiasmado por la libertad ofrecida, tomó de la muñeca a su compañera y empezó a caminar a prisa –mira- señaló el castillo del fondo para luego señalar una botarga que vendía algodón de azúcar. Empezó a caminar más rápido, jalando a su compañera como muñeca de trapo mientras se acercaba a cuanta persona disfrazada podía y se tomaba más de una foto con ellos

Por último, no pudiendo resistirse ante tanta diversión, soltó la muñeca de la chica y empezó a recorrer solo el lugar. El egoísmo que pocas veces demostraba, afloró en el lugar de tal forma que las sonrisas tiernas de sus compañeros se transformaron en miradas lastimeras hacia la chica que fue dejada atrás mientras él disfrutaba de las mieles de la libertad.

Perdido en su ensoñación y libertinaje continuó con sus andadas hasta que una mano se posó sobre su hombro y una mirada llena de reproche lo regresó a la realidad, se trataba del fotógrafo –solo tú te estas divirtiendo- dijo mientras lo obligaba a mirar hacia donde posiblemente se encontraba Marinette –recuerda que la diversión también es para ella- advirtió mientras trataba de buscarla con la mirada.

Las sensatas palabras del fotógrafo lo hicieron recapacitar, tenía razón, había hecho a un lado todo para concentrarse en él. Su padre lo había puesto en tal situación, le había cumplido la petición aunque de forma extraña y a pesar que Marinette y el resto de las personas no tenían la culpa de la situación en la que se encontraban, ellos también estaban ahí para divertirse de la misma forma que él lo estaba haciendo hasta ahora. Suspiró derrotado, hasta cierto punto se había portado de forma negligente hacia la su compañera de clases y no le sorprendería si ella no quisiera volverle a dirigirle la palabra –tiene la razón- dijo derrotado, tenía que comportarse como un Agreste y no como Adrien.

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Notas finales: muy cerca del final.

Una tarde con Agreste [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora