"Mamá, papá;
Los amo. Demonios, sí que los amo.
Cuando vean esto sabré que no han llegado a tiempo. Pero al menos lo intentaron, estoy segura.
¿Sería estúpido querer gastar los últimos minutos de mi vida y diálogo con ustedes, en contarles todo lo que jamás hice?
Soy escritora. En estos últimos meses había estado retocando uno de mis libros para que quedara perfecto, y se lo pasé a una editorial hace dos semanas. Ellos lo publicarán a mediados de agosto, y pensaba decirles aquello el día de su publicación. Pero ahora lo saben.
Planeaba estudiar Literatura. Se lo comenté a Elaine un día, y la cito: «Te morirás de hambre, Juliette». En ese momento no pude hacer otra cosa más que reír; tenía razón.
Mis amigos. No son problemáticos como tú creías, papá. Y no son malas influencias como tú decías, mamá. Son amigos, amigos verdaderos. Pues al fin y al cabo, ellos estaban cuando los necesitaba.
Internet. Mamá, papá, sí, paso horas detrás de la pantalla, ¿y qué tiene de malo? Es lo que me hace feliz.
Mamá, no me iba a casar con John. En serio sé cuánto lo querías, pero él jamás fue mi tipo. Sé que si no lo hacía, una larga descendencia de los familiares de John perdería contactos con nosotros, pero ya había otra persona en mente. Lamento jamás haberte hablado de él, pero tenía miedo de lo que ustedes irían a decirme. Aunque creo que sentir miedo cuando hay una persona apuntándote con un arma, es irracional.
Amaba la música. Sí, eso hacía por las noches. Iba a estudiar canto, violín, baile y piano. Pensaba en ganarme un título por aquello, y tal vez poder dar conciertos algún día.
Ganarme la vida, haciendo lo que amo, con las personas que adoro, y siendo feliz. Esa era mi meta fija.
Que hayan habido muchas sub-metas que me trajeron hacia el ahora es otra cosa muy distinta.
Oh, Elaine, a ti te extrañaré muchísimo. Por Dios, tú siempre fuiste una gran hermana mayor, por más que siempre peleemos.
Quizá no aproveché el tiempo contigo lo suficiente. Pero ya es tarde.
Cuídate ante todo. No seas imprudente como yo. Sé feliz a tu manera.
No te mientas más. Tú no eres como crees, y nadie piensa que eres un estorbo. Todos te adoran, incluyéndome.
Porque sí, esta es mi nota de despido. Mi nota de desalojamiento del mundo, en el que explico que las maletas están listas y debo partir hacia un mundo en donde no haya dolor, como hay en este. En donde no sufra, porque no siento nada. En el que no haya esa culpa de idiotez sobre mis hombros.
Avísenle a todos sobre esto. Sobre todo. Que la gente se entere de que no debe ser como yo. Que se entere que es perfecto como es y ya.
Y si algún día me recuerdan, no lo hagan con amor ni con pena. Háganlo con felicidad, de saber que he partido sin cargos de conciencia.
—Juliette".
Terminó de escribir y él sacó el seguro del arma.
Uno, dos, tres disparos. No fueron suficientes para acabar con la vida de Juliette, pero sí con su brazo izquierdo.
Se escuchaban los gritos de los vecinos. Si no la mataba ahora, la policía llegaría antes de lo que canta un gallo.
Él cerró los ojos por un momento. Necesitaba tranquilidad.
Pero tranquilidad no es lo que tuvo, pues Juliette rompió la cinta que la enjaulaba con la lapicera que él mismo le había entregado minutos antes para escribir su adiós. Era una tradición para él que sus víctimas escribieran cartas a sus padres diciendo lo malo que era. Lo mal que las hacía sentir. Las obligaba y luego las golpeaba, pues la conciencia lo recarcomía por dentro.
Voces, esta vez no eran de Juliette. Él aún tenía los ojos cerrados. De la oscuridad de su alma emergieron personas que él conocía a la perfección.
"Eres un idiota por creer que ella calmará tu dolor", espetaba el fantasma de Cecilia, retumbando en la cabeza de el asesino. "Te seguiré hasta el fin de los tiempos. Hasta que tu propia locura te mate. Porque es lo que mereces: morir".
No lo aguantó más. Abrió los ojos y se encontró con una escena totalmente diferente a la cual se había despedido al cerrarlos. Allí estaba Juliette, parada sobre sus pies y con un objeto metálico y oxidado en su mano derecha. Su brazo izquierdo sangraba. Ella lo miraba desafiante, por lo que él, acostumbrado a su rutina, se defendió apuntando con el arma que sujetaba en su mano hacia la cabeza de la chica.
—¿Crees que le tengo miedo a un sucio pedazo de metal? ¿Que te tengo miedo a ti? Te recuerdo que el superior aquí soy yo, Juliette —dijo él. Ella soltó una risa nerviosa muy débil.
—Ahora no lo tienes. Pero cuando este fierro golpeé en tu cabeza, te deje inconsciente y al despertar veas que oficiales te llevan camino hacia tu destino, lo tendrás —gritó Juliette entre tartamudeos.
Ella lanzó el objeto hacia el hombre. Él cayó al piso. Juliette robó su arma y escapó, nadie sabe cómo ni por dónde.
Jamás la encontraron con vida, pero sí a su nota, junto a su cuerpo frío y sin aire en sus pulmones, casi a punto de descomponerse.
Porque ella no había desaparecido, y tampoco se había suicidado. Y es que todo sucede por algo, y lo de Juliette no fue por nada.
Se había muerto por desangre.
Y es que había otros planes para ella. Otros mejores. Otros mucho mejores que este mugroso mundo... aunque esos planes dejaran secuelas de dolor en toda la gente que la quería y apreciaba.
Su madre sufrió como nunca jamás había sufrido. En un arrebato de ira hacia sí misma, manejó el auto hacia ninguna parte. Iba muy rápido y alcoholizada.
No murió. Pero sí perdió la capacidad de siquiera estar en el mundo.
Sí, ella quedó en coma.
Su padre jamás volvió a su vida normal. Juliette lo atormentaba por las noches. Le hablaba en sus sueños, pesadillas o momentos de tranquilidad. Hasta se pasaba horas y horas de supuesto sueño viendo el mismo maldito video de la grabación encontrada.
No estaba loco, no estaba loco, no estaba loco.
Elaine ya casi no sonreía. Casi no suspiraba. Casi no reía. Casi no era Elaine.
Pero ella supo manejarse. Ella supo ver que todo fue por algo, que tal vez en esos momentos no veía y sigue sin ver. Elaine confía en sus instintos, y sabe que en algún momento todo mejorará.
Pero, ¿lo hará?
Ésta no es la historia de una chica a la que secuestran. Pues, es más que eso.
Es una moraleja, un sentimiento, una vida que contar. Es una infinidad de posibilidades existentes.
Así que, ¿ahora qué piensas?
______________
N.A:
Creo que hasta yo me confundí escribiendo el epílogo.
VOY A LLORAR. JAMÁS CREÍ QUE ESTO TERMINARÍA TAN PRONTO.
LOS AMO DEMASIADO, GRACIAS POR LEER 😭💕
PD: Mañana publico los agradecimientos.
ESTÁS LEYENDO
Help.
Short Story«Mamá, papá; Me secuestraron». ______________________ Prohibída la copia y/o adaptación. Hermosa portada hecha por @_x_Chains_x_ ¡Gracias! ❤️