Era Julio, 1995, se acercaban las vacaciones y no tenia ni idea de que hiba a hacer, -
¿Qué se supone que haria un joven de 17 años por un mes?-
varias ideas circulaban por mi cabeza, por un momento pense:
-¿Que tal si me voy de asaltante? ganan mucho dinero... tal vez con eso invit... ¡Auch!-
grite después de sentir un fuerte golpe en mi frente.
-¡Eh bolita!-
grito Roberto, un amigo que conoci hace un par de años que por lo visto todavia no sabia como patear bien un balón.
-¡Ahi va! -
grite con un tono flojo. Al patear el balón me di cuenta que la direccion que tomo no era la adecuada por lo que termino pengando en una estatua de San Amelo, una capilla que estaba aun lado de la escuela,
-¡VES! ¡YA ME PEGASTE TU PIE CHUECO!-
grite en broma hacia a Roberto, quien al ver esto como buen amigo que es agarro sus cosas y huyó corriendo, -Que valiente- dije en mi cabeza mientras que de la capilla salia un viejecillo, con pelo canoso, estatura baja y algo que parecia ser una guayabera muy bien bordada.
-¿¡QUIEHN CAHNIJOHS AH ROHTO LAH ESTATUHA!?- grito mientas... mientas podia pronunciarlo.
Todos me miraban mal, pues no tenía el valor de decir que fue lo que habia hecho, por un momento pense en voltear mi mirada, dar unos cortos pasos hacia el primer árbol que viera y correr igual que mi amigo, pero ese sentir de culpa me hizo confesar lo que ellos llaman "Pecado", asi que alcé la mano y grite con voz ronca: -
¡Fui...fui yo!-
mientras hacia una cara de niño que fingía que le gustaban las verduras y se las pasaba como pastillas...
En ese momento el viejecillo alzo su brazo y me hizo la seña para ir hacia donde el estaba, agarre mis cosas y con la mirada hacia abajo me dirigi hacia el y su guayabera tan pispireta que traia.
FIN CAPITULO 1