[¿Qué habrá pasado?]
Palabras que retumban en mi cabeza.
Se siente demasiado extraño haber sido salvado por mi mismo, haberme visto de aquella forma, haberme movido sin moverme.
Estoy en un cuarto blanco, una cama blanca, almohadas, sabanas, cobijas, piso, paredes, puerta, closet. Todo increíblemente blanco, pulcro.
Salgo de la habitación después de un rato de haberla visto. Fuera todo es lo mismo. Blanco.
No sé si soy yo, que lo veo así, posiblemente ya me he vuelto loco, o tal vez he muerto.
Camino un rato por aquel pasillo, lentamente, no quiero llegar al final pero tengo que terminar lo que comenzé.
Casi al final puedo distinguir una silueta, no sé si acercarme o alejarme así que opto por quedarme solo ahí, de pie. Unos segundos en esa posición, la persona que creaba esa silueta se acerca y a dos metros de distancia de mi se detiene.
Debo decir que lo primero que hago es apreciar su figura. Ella es delgada, su pecho es normal, perfecto, su cabello es largo y lo tiene agarrado en una cola de caballo alta, a esta distancia se ve que es sedoso, es de color castaño obscuro, nada fuera de lo común; Sus piernas son bastante atractivas pero no exageradas, sus ojos son promedio pero el color es claro, café claro, sus labios son algo pequeños pero llevan un color fuerte para asentuar su tamaño. Es muy hermosa.
Se queda ahí plasmada viéndome, y no me gusta esa manera de analizar que tienen las mujeres.
- ¿Tienes algún problema?.
Hablo, tal vez haya sido algo grosero al ser que no estoy en mi casa.
Ella sonríe de una manera extraña pero linda, que llena de intriga.
-Imagino que no tienes nombre.
Me dice.
-Es de mala educación pedir nombres sin haberte presentado.
-¿Mala educación?¿Qué podrías saber tu de eso?
-Sé más que tu.
-"¿Tienes algún problema?".
Se ríe.
Me quedó unos segundos aceptando sus palabras y suspiro.
-Me llamo David.
- Estas son las mañanitas que cantaba el rey David...
Me contesta cantando.
- ¿Estas drogada?
- No, pero me gustan las canciones y esa fue la primer canción que escuché.
-Bueno, la tienes fácil para recordar mi nombre, pero, todavía no me has dicho el tuyo.
-Génesis.
-Y ¿Dónde estamos?, Génesis.
-¿No me vas a cantar antes?
-No creo haber oído canciones sobre el génesis.
-No importa, aún así me gusta tu sonido.
-Bien, ¿Dónde estamos?
- Este lugar, Joven David, es mi casa y te traje por que parecía que necesitabas compañía.
- Entiendo, pero, quiero irme a casa.
-No puedes.
-¿Me lo impedirás tu?
-No puedes, no tienes casa.
-Tengo un departamento.
-Tenías, ya lo compré.
Esta estúpida compró mi maldito departamento, ya no tengo a dónde ir.
Mierda.
-¿Es que acaso tienes tanto dinero?
Pregunto.
-Lo tengo, por supuesto, el dinero no me falta.
Lo que si me falta es sensatez y cordura, pero ambas se pueden ocultar.
Además tu pensabas quitarte la vida, ¿No crees que sería mejor si en vez de morir me ofrecieras tu vida?.
Es lo ultimo que me dice antes de salir de la habitación que estaba de lado del pasillo.
Sin darme cuenta caí desmayado después de la salida de Génesis.
Me encontraba ahí, atónito, sin saber qué habrá pasado.
Me levanto lentamente para observar nuevamente el panorama. Dos metros adelante se encuentra Génesis, sentada en el suelo recargada en la pared, esta vez trae unos lentes y aparenta leer un libro.
-¿Qué ocurrió?
No me contestó, así que me acerco un metro mas y llamo a su nombre.
-¿Génesis?
-Sabes, David, no me gustan para nada los libros, son tan difíciles de leer.
-¿Es que no sabes leer?
-Sé leer perfectamente, David, pero las palabras que oigo no son las que están escritas en el libro y muchas veces el final no me huele bien.
Ahora, ¿Te gustaría saber por que te desmayaste hace un rato?
- Si.
-Pues a mi también me gustaría saber. Es cierto que el color que llevas no lo había visto antes por eso no puedo leerte muy bien, pero el sonido de tus acciones y la textura de tus palabras, muchas veces son tan usuales; no se con que bases guiarme hacia ti.
-Estás en drogas.
-No.
-Génesis, yo no quiero ser fácil de leer, así que no busques "guías" para mi, si llegas a encontrar una guía que se adecue a mi, voy a cambiar por completo.
Tras mis palabras Génesis se levanta, se ríe, se acerca a mi y me abraza.
- Esto no lo había probado nunca, David.
Susurra.
Una hora más tarde, Génesis me habla de lo que va a pasar.
-A partir de ahora tu y yo comenzaremos a vivir juntos, no somos ni amigos ni pareja, pero esto es necesario. Claro, cada uno dormirá en habitaciones separadas y hará las cosas que tenga que hacer, pero se las tiene que avisar al otro.
Es parte de una solución a mi problema y al tuyo.
-Génesis, tienes un cuerpo tentador para los hombres, y yo soy un hombre, ¿Crees que voy a dejar pasar una oportunidad?
- ¿Qué te hace pensar que eres mas fuerte que yo?
Hace una pausa y sigue.
- David, tu problema, no sé exactamente cuál es, pero para querer morir debes estar solo o aburrido, esto te ayudará en ambas.
Mi libro Luna De Plutón esta siendo un éxito en todas las regiones hispanohablantes. Léelo se que te va a encantar.
