II. Todos los días, Domingo (KakashixYamato)

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El amaba los días Domingo, los anhelaba porque era el día en que no debía presentarse a trabajar, en el que no debía levantarse temprano, el día en que podía leer Icha Icha Paradise hasta el amanecer sin ningún remordimiento.

Era el día después de sábado, cuando seguramente se había divertido en el Ichiraku Ramen de Konoha al llegarse la noche después de una dura misión de perseguir y rescatar gatos.

Le gustaban los Domingos porqué eran días de Té por la mañana. De no hacer completamente nada y andar en pijama hasta llegar medianoche otra vez, e irse a dormir.

Pero le gustaba más el día Domingo porque era el día en el que cuando los primeros rayos de Sol traspasaban la ventana pasadas las siete de la mañana podía verlo a él en su cama. Con un semblante relajado y una respiración increíblemente profunda.

Era Yamato. El único que le había visto sin máscara y sin ropa también.

Kakashi se sienta al borde de la cama, recarga su espalda en la cabezera y extiende sus piernas entrelazandolas con las de él.

Ha traído los Tés a la cama, calientitos, humeando, impregnando la habitación con un delicioso aroma y ese justamente es el que despierta a su chico.

-Ah, Kakashi...buenos días -le dice aún restregandose los enormes ojos que al peliplata le encantaban,porque eran tan expresivos, que para él eran absolutamente perfectos.

-¿Que tienen de buenos si te quedaste dormido anoche? -le acusa fingiendo molestia, pero nunca podría estar enfadado con él, porque amaba verlo feliz, pero también en aprietos...como este.

Yamato palidece y se nota nervioso.

Con mucha razón debía estarlo, cuando llego a casa, Hatake ya estaba allí, había preparado la cena, comieron, conversaron sobre sus alumnos y el progreso que llevaban, pero al momento de subir a la habitación y tener un delicioso sexo...Yamato se rindio ante la comodidad de la cama, así de simple, se echó en un segundo dispuesto a complacer a su hombre y al siguiente segundo cuando apenas Kakashi pudo parpadear, se había quedado dormido cuál piedra.

Y mira que el Hatake lo intento de todo para despertarlo.

Le besó el cuello y los labios, le brinco encima, le acaricio el cabello -pero esto último reconoce que fue un error porque sólo había conseguido dormirlo más- y al final le golpeo el pecho, resignado.

Le quitó los zapatos, y la ropa para cambiarle a la pijama y ponerlo cómodo. Y lo arropo con las sábanas.

A Kakashi no le quedo de otra más que leer Icha Icha por cuarta vez hasta el amanecer, y quién sabe, quizá echárse una mano después.

Yamato bebe el té ya más despierto. Mira el libro de Jiraiya reposar sobre el buro.

-Al menos leíste algo que te gusta.

-Pero porque sólo leer un libro erótico cuando tienes a alguien con quién hacerlo.

A Yamato casi se le cae la cara de vergüenza al escuchar al Ninja Copia decirlo sin tentarse el corazón. Se ruboriza pensando en donde puede meter la cabeza, la hunde entre la almohada.

El peliplata se ríe a carcajadas porque en su interior sabe que es verdad, o al menos un poco y solo con él.

Vaya, ese libro si que le había causado una mala fama. Pero no le molestaba en absoluto, al contrario, había aumentado su popularidad.

Él solo amaba la buena literatura...y vaya que Jiraiya se lo daba. Pero que va, si había aprendido una que otra táctica, las investigaciones del Sannin en las aguas termales si que habían rendido frutos. Se consideraba su aprendiz más fiel y tenía ganas de ir a agradecerle personalmente.

Pero claramente, no lo haría, no sin el permiso de Yamato. Ardería Konoha si alguien se enterase de lo suyo. Tremendo lío.

Kakashi recuerda el día en que se conocieron, nada especial de hecho, ni siquiera se había dado cuenta de su inclinación por los chicos.

Siempre se preguntaban porque no conseguía una novia, a él eso le tomaba por descuido, no le importaba, se sentía bien estando solo, leyendo Icha Icha y relajandose después de los deberes.

Hasta que Naruto volvió. Y con ello Yamato. Había olvidado a su viejo colega ANBU, y de pronto, ¡Boom!, algo a lo que llamó dolor estomacal, explotó dentro de él. Cabe decir que después dedujo que eran las famosas mariposas, de las cuáles todo el mundo hablaba, hasta Jiraiya, pero que el nunca había sentido... se dio cuenta que entonces se perdía de mucho en la vida, pero Yamato había llegado a su rescate.

Se percató de la fortaleza y habilidad de el moreno, de lo guapo que se había puesto, de la autoridad que ejercía sobre el equipo 7, lo sustituyó perfectamente y eso era lo que el peliplata admiraba profundamente.

Yamato era un hombre en toda regla. Y le fascinaba.

No encontraba la hora de verse entre sus brazos, comiéndole los labios, y acariciandole la espalda, mientras toda su sangre se concentraba en un punto específico.

Demonios, cuanto le deseaba.

Entonces un día hacía tres meses, de pronto su suerte cambio.

°°°°°°°°°°

Un día en una misión, cuando la vida de Yamato estaba en riesgo, corrió hacía él, pero el herido le rogó casi con lágrimas que pusiera a salvo a Sakura y a Naruto primero, y después se fueran lejos, por lo tanto él se las apañaría para salir de allí, o moriría al menos sabiendo que había hecho lo correcto. Un buen consuelo al fin de cuentas, lo que todo ninja deseaba.

El peliplata lo hizo al pie de la letra, resignado, salvo a su equipo, pero no se fue con ellos, volvió por Yamato, sin saber porqué, empezó a llorar, no podía permitirse perderlo en batalla...no a él, ya había perdido a muchos, pero esta vez sería la excepción.

Cuando llegó, Yamato tenía los ojos cerrados, y su cuerpo descansaba apoyado sobre un árbol, estaba tan quieto que pensó lo peor.

Corrió y cayo al suelo...paso sus dedos por las mejillas de él...y se acercó a darle el beso que siempre había deseado robarle cuando sonreía, porque su sonrisa era preciosa.

Choco sus labios con los de él, y disfruto del sabor de su boca, mientras le acariciaba el cabello castaño. Era el beso que se había imaginado tantas veces durante mucho tiempo, pero no podía con la idea de que estuviera muerto.

De que ese contacto tan intimo, fuera el único y último beso.

Pero cuando se separó, Yamato lo miraba fijo, sorprendido, incapaz de hilar lo que sucedio. Su compañero lo había besado...

-Joder...pensé que habías muerto -el peliplata lo abrazo fuertemente, no quería dejarlo ir nunca, mientras él tuviera vida lo protegería como la vez que juro proteger a Naruto, Sakura y Sasuke.

-¿Acaso eres necrofilo? -dice el otro aturdido por el beso y con cierta pesadez en su voz.

Kakashi ríe -No, yo te amo y no podía con la idea de que murieras sin haberlo sabido. Sin haberte besado.

°°°°°°°°°°

-Kakashi eres un verdadero pervertido

Yamato le dice horrorizado.

-Gracias, ahora voy a pervertirte -le sube la camisa y se monta sobre él- me dejaste muy duro anoche -gruñe, pasa sus manos desde el pecho hasta el borde del pantalosillo e introduce la mano empezando a estimularle la virilidad, Yamato abre los ojos sorprendido de la determinación de su chico y ansioso a que continuara, porque sabia que era increible en eso- y lo haré dos veces... una por la de anoche, y otra por ser Domingo.

One Shots |Kakashi Hatake|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora