《Lo reventaré》
Oh, por la chucha, ¿ eso significaba lo que yo pensaba? ¿Tan brigido era EL Español? ¿Cómo era posible que su nivel de brigidez hubiera aumentado tanto en tan poco tiempo?
Apenas pide dormir esa noche.Las otras personas con las que compartía pieza no llegaron, pero no fue el hecho de estar esperandolas lo que me impidio pegar pestañas.
Primero, no podía conciliar el sueño porque no dejaba de pensar en Ibizo y en el Español. Me pasé todas las películas del mundo, en todas terminaba el Ibizo enterrado en un foso de ocho metros en alguna cantera de Aragón.
Segundo, no pude dormir porque el carrete que había en el hostel era extremadamente cuático... y el calor también. 《El calor es psicológico, el calor es psicológico》, pensaba intentando convencerme de que el sudor que me corría por el cuerpo era producto de mi imaginación, pero no podía continuar así mucho más. Si cerraba la ventana, seria como entrar en un sauna, un sauna bien rancio porque no me había duchado después del viaje de catorce horas, y si la abría, el ruido del perreo intenso que había abajo me iba a dejar pegá al techo.
Finalmente decidí que era peor la calore y dormi con la ventana abierta toda la noche, pero escuché tanto reggaeton que soñé que Daddy Yankee me invitaba a su cumpleaños.
Al otro día desperté y lo primero que hice fue revisar el Whatsapp. No tenía más mensajes del Español, así que aproveche el vuelo y lo bloque de una. quien me importaba en ese momento era Ibizo... y de él tampoco había noticias.
Me duché y no vi a nadie, aunque se oían voces provenientes del hall. Baje entonces a comprar algo para desayunar y vi en una mesa grande a mucha gente sentada
-¡Hola!- me saludaron algunos.
-Hola-respondi- ¿saben donde puedo comprar algo para desayunar?
-¡Ven, desayuna con nosotros!- dijo un tipo. Era moreno, un poco musculoso y andaba con una polera naranja muy apretada.Me recordó un paté.
Me senté sintiéndome muy patúa porque no había comprado nada dr lo que había en la mesa. Lucas me sirvió una taza de café y vi con tristeza que en la mesa no habían no hallullas ni marraquetas, solo baguettes y facturas.
-¿Cómo te llamas? - me pregunto Cuantascopas (así bautice al argentino moreno musculoso)
-Pepa pero me dicen Pepi..., da lo mismo porque no hay gran diferencia.
-¿De donde sos Pepi?- pregunto un tipo con ratas desde la barra de la cocina.
-De Santiago.
-¿Santiago del Estero?- volvió a preguntar Cuantascopas.
-No, Santiago de Chile, ¿No se nota el acento?
-No, no, es que no parecés chilena- continuo Cuantascopas-, Y hablas un poco raro
-¿No parezco chilena? ¿Por qué?-Pregunté con curiosidad.
-Porque sos blanca- respondió
-Ah, que hijo de putas que sos- lo grito Lucas.
Me aguante los comentarios porque no quería echarme a nadie encima, menos recién llegada.
Después se presentaron los demás.Estaban los canadienses, que hacían una pareja muy rubia francófona y hablaban el español como el pico. También estaba Bambana, la recepcionista, a la que le puse así por ser igual a Iván Zamorano, y varios pasajeros más que no tienen ninguna relevancia en esta historia así que no vale la pena mencionarlos.
Conseguí que Lucas me cambiará alguna euros para tener plata pal taxi. Salí entonces a cambiar el resto de mis euros y el sol me dejo negra en dos segundos. Sentía como si las suelas bajo mis patas estuvieran a punto de derretirse y quedarse pegás en el cemento. Pasar del frío invernal de Madrid al calor infernal de Córdoba fue heavy. Y pa que decir el cambio de acento, que también me mareo. Los cordobeses claramente no hablan igual que los mendocinos o los bonaerenses. A-largan la-as sílabas y sue-ena medio ra-aro.
Espere un taxi en la esquina para ir al centro económico. Active mi GPS para no perderme y cuando llegó uno me subí.
- A la estación de ómnibus, por favor - le dije al taxista intentando hablar como argentina. Era un consejo que me había dado un argentino que había conocido en España. Me dijo que algunos taxistas te podían cagar con plata, aunque no sabia si dar verdad.
-¿Sos de Chile?- me dijo altiro. Puta la weá.
Fuimos avanzando por las calles de Córdoba y yo megapsicoseada con el taxista, pensando que me iba a secuestrar ahora que sabía que yo wea chilena. Quizás realmente estaba conectado con el Español, quizás el le había dado una descripción mía y me iba a raptar.
Miré de nuevo el GPS y me di cuenta de que se había desviado de la ruta más corta. Estaba dando una vuelta tremenda por detrás de un parque, alejándose del centro.
El corazón empezó a latir me tan fuerte que pensé que me iba a salir por la boca Eso era, evidentemente, un secuestro, y no sabia que hacer para evitarlo.
Intente muy piolamente abrir la puerta, con la intención de tirarme. Mal que mal de esa forma podía quedar viva pero si me secueste aba me harían, quizá, cosas peores que morir.
La pura no cedió: estaba con seguro se guagua.
¡NO ME VAI A AGARRAR! -grite entones tironeando la puerta con toda mi fuerza.
-¡EH, EH, EH, QUE TE PASA CHILENA!- grito de vuelta el taxista dando el feroz frenazo.
-¡TE ESTAI YENDO POR OTRO LADO!-escupí, dejándome claro que sabía que eso era un secuestro
-¡Che! es mI primer día de trabajo y me reperdí. No pensaba cobrarte este trayecto- me dijo más enojado que la cresta- No podes reaccionar así, ¡Bájate, loca!
Me echó cagando y quede tirada en el medio de una avenida.
Por suerte me demore sólo 10 minutos en agarrar otro taxi y esta vez no me psicoseé, y el taxista se fue derechito por el camino que marcaba el GPS.
Antes de bajarme le pague con un billete de cien pesos, el único billete argentino que tenía. Recibí el vuelto y me bajé. Se fue más rápido que tardan con vaselina en las lianas ñ.
Cuando entré a la estación ómnibus quise comprarme un helado y csche que el chuchesumadre me había devuelto sólo veinte pesos de un viaje de treinta pesos. ¡Me cago con setenta pesos!
En fin, cambie los euros y me fui derechito al hostal a no gastar la plata que tenia en leseras. Nunca le paguen a un taxista con un billete de cien pesos.
Durante tres miserables fías no tuve noticias de Ibizo. La angustia ceci a día a día en mi corazón y lo único en que pensaba era en que el Español se lo había echao.
Decidí que tenia que hacer otras cosas y preocuparme más por otras personas. No podía tener todo el día en la mente a los españoles y seguir rumiando cosas que no sabían si eran así o eran asá. Así que hice dos cosas.
La primera fue buscar ortodoncista en Córdoba. Me quedaba un año aún con frenillos y aunque no estuviese en mi país tenía que continuar igual con el tratamiento. Dedique un día entero a dicha búsqueda y hasta que encontré un dentista en el centro que acepto continuar con mi trabajo dental a un precio decente.
La segunda cosa que hice fue concertar una vídeollamada con mo amiga Gatolargo para que me ayudara con mi abuela y con mi gato Teodoro. Ninguno de ellos dos sabía usar la webcam, mucho menos un notebook
-¡Ya estoy en Córdoba!- le dije a mI abuela muy feliz cuando la Gatolargo se había encargado de todo ñ.
-Mira tu, ah, ¡como andai gastando la plata puro webeando!-bromeó, sosteniendo a Teodoro en brazos, el cual miraba hacia todos lados como endemoniado- ¿Cuando vuelves? te echo un poco de menos.
-¿Un poco nomas?
- Un poco, pero igual ya nadie se roba la comida del refrigerador a medianoche y el baño ya no amanece todo mojado.
Me reí y observe su cara arrugada, de más de ochenta años de risas y enojos. Pucha que quería a esa señora. Pero había algo raro. La notaba más cansada y menos habladora que de costumbre.
-¿Ha estado bien?- le pregunte
-Si, lo de siempre nomas.Dolores típicos de viejas.
-¡Vaya al médico!- la insté
Tras un rato de conversación con ella y Teodoro, corte la llamada y le mande un whatsapp a Blonfie.Hola Blondie, ¿como estas? Yo muy bien gracias, cagadisima de calor acá en Córdoba. Aun nada de carretes ni distorsión.
Sorry que te pregunte a ti, pero no me se me ocurre nadie mas. Ibizo cerró su Facebook hace tiempo y no he tenido noticias de el ¿Sabes algo?
Pd: el español es terrible transfugo.
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Pepi La fea 2
Novela JuvenilCuando pepi llegó a estudiar a España nunca imagino todo lo que le iba a pasar: descubriría que su mejor amiga la había engañado con el Español, su gran amor cibernético; conocería a tantos buenos amigos y sobre todo a Ibizo, el más incondicional; y...