Al final, la sensación de nostalgia vuelve, como cada mes de diciembre. Y resulta que se a ido otro año, en un abrir y cerrar de ojos. Y te das cuenta, que todo lo que sueñas en enero, lo sigues deseando en diciembre.
Y comprendes por ejemplo que los amores de verano son solo para aprender, porque mientras esperas a tu media naranja, vas probando mandarinas.
Que las noches a veces son muy intensas y pacíficas cuando empiezas a encontrarte contigo mismo.
Que cuando consumes el cigarrillo ya ha habido quien se muera por ti o no, pero te da igual, puedes tener a mil detrás tuya, que tu solo querrás a uno, a ese uno que no te contesta a los mensajes, que ni te mira, que a veces te decepciona, pero da igual, lo vas a seguir queriendo igual.
Que las sonrisas no son más que un espejo de la felicidad, aparentar lo que no es, mas bien es un escudo que permite adaptarte al mundo, y no llevarte tantas ostias.
Tenemos muchas opciones,
Quizás deberíamos intentar vivir soñando en la infancia, donde el único dolor era cuando te caías de la bicicleta y te hacías un rasguño, y que el corazón no era tan intenso.
Quizás es mejor viajar sola, olvidar las penas, el amor o simplemente olvidar quien eres.
O mandarlo todo a la mierda, y vivir como nos de la gana, al fin y al cabo la vida es una y una vez se acaba ya no vuelve.