La tarde que lo cambió todo.

118 5 1
                                    

Era una fría tarde de verano.Estaba sola viendo mi programa favorito.

De repente escuché unos golpes en seco. Al principio le hice caso omiso, pero al poco tiempo volví a escuchar los mismos golpes.Me asusté apagué la televisión y me escondí tras el verde y cómodo sofá. Asustada revisé si todas las ventanas estaban cerradas, por suerte así fue.

Escuché más y más golpes, sabiendo que no estaba muy segura detrás del sofá me metí cautelosamente dentro del armario azul-verdoso que tenía cerca del sofá. Estuve no más de un minuto cuando alguien entró.
Mire por una rendija del armario lo que sucedía. Unas sombras parecían buscar algo,no sabía el que concretamente, pero lo buscaban con cierta ansiedad.

Las sombras poco a poco se acercaron dónde me encontraba y no sabía porque, pero alguna fuerza me impulso para que corriera a toda velocidad,así que salí de mi escondite.Cuándo salí de aquel mueble me sentí algo extraña, pues aquellas sombras parecían no haberme observado.Aunque no mucho más de 10 segundos se dieron cuenta de mi presencia y me persiguieron a todavía velocidad detrás de mi.Salí de mi casa y seguí corriendo por las calles de mi pueblo. Tuve la idea de meterme en algún callejón a esconderme de aquellas sombras, pero claro,mi mayor miedo era la oscuridad así que no me detuve y seguí a mi marcha.Observé una tenue luz.Harta de correr y con los pies hechos polvo me detuve delante de aquella luz y me desmayé.

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

No sé cuánto falto para que mis dos ojos se abrieran,pero mi instinto me decía que no mucho.Ví una pequeña, pero a la vez cómoda cabaña. Habían dos sillas marrones, una mesa,una cocina,una lámpara con forma de estrella y una cama blanca y blanda, dónde me encontraba tumbada.
Por último vi a dos ancianos bajos, pero fornidos,mujer y hombre . Parecían amables, aunque como decía un refrán: las apariencias engañan.
Entonces vi que los dos ancianos se iban a girar para observar si me encontraba bien,cerré mis pequeños y oscuros ojos rápidamente.Al despertarme de nuevo observé cómo una anciana me observaba a no más de 2 metros de distancia. Eran unos brillantes ojos verdes. Me maldije a mi misma por haberme despertado justo en aquel momento.

¿Quien eres? -pregunté asustada.

Tranquila, me llamo Jeanette. -contestó con cierta dulzura.

Y queremos ayudarte -dijo una voz detrás de Jeanette.

Me llamo Emilio -contestó antes de que le preguntara por su nombre.

Seguro que estas sedienta -me cedió sonriendo con un vaso medio lleno de un agua pura y cristalina.

Gra...gracias,disculpen son muy amables por su parte... pero, ustedes son....hummmmm...cómo decirlo... desconocidos. -contesté con miedo.

Lo sabemos.-dijo Jeanette dulcemente. Es cierto que su voz me tranquilizaba.

Pero tienes que creernos. -siguió diciendo.
Porfavor, queremos salvarte.-terminó diciendo con cara de pena.

Salvarme... ¿de que? -pregunté alterada.

De las sombras.-contestó Emilio.

¡¿Que sombras ni que porras?! -dije yo al final.

Iba a abrir la puerta, pero escuché a fuera un ruido espeluznante.

Las sombras.-dijo Emilio.

Vienen. -siguió diciendo Jeanette.

Vale para ser sinceros ¿quien no se cagaría?, porque yo sí.

Val...Vale, iré con vosotros, pero, no me fío.-contesté al final.

Apartaron una alfombra que se situaba en una esquina de la cabaña, divisé una pequeña trampilla.

Por aquí. -contestaron.

Entré, pero sin mucha confianza,en aquel pasadizo tuve cierta distancia de aquellos dos ancianos.Empezamos
a caminar, estaba un poco cansada, pero seguí caminando. Oímos susurros y aquellos dos ancianos me dijeron que corriera y así hice...

La Reina de las Sombras. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora