C i n c o

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Y pues bien antes de todo, me puedes explicar el corazón de whatsapp. -Dice lamiendo sus labios y sonriendo.

No hago más que bajar la mirada y tratar de explicar ( algo que yo no hice).

-Bueno yo yo yo.. 

-Tu, bueno tú te ves linda sonrojada. -Dice.

Esto hace que mis mejillas aún ardan más.

Coloca sus brazos sobre el escritorio y me mira fijamente.

—Y pues tú. Hace una pausa. —Te escucho.

Piensa Ainoha piensa!!!

—Bueno yo, simplemente lo puse. —Trago en seco y dije con firmeza.

—Claro claro. —Dice y vuelve a mostrar esa hermosa sonrisa.

Estamos justo frente a frente y este lugar es jodida mente hermoso está todo en cristales y solo nos ilumina algunas lámparas y la luz de la luna.

Me siento realmente nerviosa, este chico el cual no se nada de él pero estoy en su departamento es real mente intimidante.

Si tengo que romper el silencio y decir algo, las palabras salen solas de mi boca.

—¿Y por qué me citaste? —Digo sin subir la mirada.

—Primero, cuando hablemos mírame a los ojos. —Dice se acerca a mi y con su dedo índice sube mi barbilla ahora si quedamos frente a frente, se queda ahí por 5 minutos y es como si analizará cada parte de mi cara.

—Eso no te lo responderé por ahora, algo más que quieras saber. —Dice.

Trató de mirarlo a la cara, para hablar respiro y digo.

—Si, por qué trabajas en el Starbucks. —Digo.

—Trabajaba, fue algo temporal algo así como un castigo, ya iras sabiendo más de mi vida. —Veo que tienes frío. —Dice.

Miro mi piel y si la tengo de gallinas.

Se para, se quita su chaqueta y me la coloca.

Me quedo intacta mirándolo ahora solo está con su camisa y se pueden marcar sus músculos.

—Hey, te doy un autógrafo o una foto dura más. —Dice y ríe. —Ven sígueme.

Me da su mano y me paro.

Estábamos en un largo pasillo con algunas puertas y entramos a la segunda puerta luego de su despacho.

-Aquí es dice rompiendo el silencio. Abre la puerta y me hace seña de que pase.

Hago lo que me indica y simplemente no puedo creer lo que veo esto es hermoso, es un salón no muy grande pero si acogedor, tiene grandes ventanas de cristales las cuales dejan ver la ciudad, el piso es de madera, tiene una mesa en el centro con 2 sillas, un ramo de flores rojas en medio y algunos detalles más.

La cena se dio tranquila y menos tensa, el reloj marcaba las 11 y me despedí de él "señor Damon"

—Y pretendes quedarte con mi chaqueta. —Dice.

—Emm yo, ya iba a dártela. —Digo.

Me la quito y se la entregó.

Ríe.

—Ven, te acompaño. —Dice.

Bajamos y nos encontramos con el mismo agradable señor que me trajo.

Me doy media vuelta y le dedico una pequeña sonrisa.

—Me escribes cuando llegues. —Dice y se arregla su cabello.

El chico del StarbucksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora