❀ Mika's one-shots ❀

01. Perfect; stydia-stalia

Lydia Martin, esa clase de compañera que te provocaba lástima. La pobre chica había perdido a su mejor amiga y su último novio había huido de ella al grado de irse a otro continente, ¿es que era algo tan malo ser parte de su vida? La pregunta que Lydia se hacía diariamente. Pero ella misma sabía de un ser humano que disfrutaba de su existencia, o al menos lo hacía, hasta que llegó Malia Tate.

Lydia solía tener a Stiles a sus pies todo el tiempo. Siempre nervioso por charlar con ella y practicando para pedirle una cita; Lydia había creido que siempre tendría a Stiles, que no tenia que preocuparse por perderle, pero le vida le había dado una lección: nunca hacer todo para perder a una persona que no quieres perder.

Stiles había encontrado a alguien que lo valoraba de verdad, una castaña siempre dispuesta a él. Lo amaba, pero Stiles no estaba seguro de amarla también. Una parte de su ser seguía buscando a Lydia, a veces en sus sueños y a veces inconsientemente.

Lydia por su parte lo miraba todos los días con la esperanza de que volviera a ser suyo, porque lo había sido desde siempre y ahora no podía dejarsela tan fácil a Malia.

Malia no era tan ingenua como podía parecer, era una chica astuta y sabía que algo le pasaba a su chico. Se distraía más de lo habitual cuando Lydia estaba en las mismas clases que él. Se daban miradas y después de eso, Stiles no se portaba de la misma manera con Malia, no la besaba igual, no la tocaba igual...hasta cuando él pronunciaba su nombre se escuchaba distinto.

El triángulo amoroso de esos tres era de lo más confuso.

Sin embargo, hubo de un día que los sentimientos de Lydia y Stiles se habían aclarado. Ese día, Malia había faltado a la escuela, no había quien vigilase a su novio.

Y ese mismo día, Stiles había tenido un ataque de pánico. Era muy inusual que los tuviera, ya que siempre estaba Malia para calmarlo de cualquier preocupación; pero esta vez sólo estaba él caminando con pesadez y sin la misma sonrisa de siempre por el pasillo principal. Nadie lo notaba, cada uno estaba con sus asuntos, y fueron las miradas de Lydia las que lo salvaron. Ella lo había notado, lo había llevado tras vestidores y a pesar de que Stiles no se calmó con facilidad, fue cuando Lydia se decidió por besarlo.

Stiles lo había mirado desconcertado por ese repentino beso, Lydia estaba consciente que ella no era Malia, que sus besos no eran como los de Malia, y fue cuando Lydia pensó que tal vez, sólo tal vez debía ser más como ella, porque bueno, Malia era perfecta. Ella era hermosa como Stiles.

Juraron nunca mencionarle el incidente a Malia, por desgracia ninguno de los dos podía dejar de pensar en el beso. Siempre que Lydia pensaba en él, se tocaba los labios fugazmente recordando cada segundo.

Stiles recordaba su perfume, al haberla tenido a la distancia que siempre había querido tenerla. Sentir sus respiraciones chocar para luego mezclarse, no quería mentirle a Malia pero tampoco quería lastimarla.

Días después, Malia se desesperaba cada vez más por su Stiles. ¿Porqué actuaba así? ¿Porqué la miraba más de lo normal? ¿Porqué le habría regalado un perfume de Victoria's Secret a sabiendas de que ella los odiaba? ¿Porque la obsesión por el labial rosado? Si era que Stiles estaba confundido por algo, ella lo podía estar al doble, estaba para perder la cabeza.

Tantas preguntas sin serle respondidas a la castaña, preguntas que sólo su novio y una rubia frutilla en específico podían aclarar.

Quería a su chico de vuelta, no a quien quiera que ahora tenía. No podía permitirse perder a ese hombre que amaba. Le dolería demasiado, Malia sufría con tantas dudas pensando en que tenía Lydia que tenía loco a su Stiles. Literalmente la podía ver cuando estaba con Stiles, como si Lydia también estuviera ahí, vigilandole, aunque sólo fuera una alucinación de su celosa mente.

Lydia también sufría...y no sólo por haber besado a Stiles, sino porque los veía pelear todo el tiempo y creía que era su culpa. Y lo era. Quizá Lydia no debió besarlo, quizá sólo debió tratar de ser más como ella, y no suplantarla. Malia lo merecía, merecía a alguien que la amara tanto como ella amaba a Stiles, porque bueno, ella era perfecta.