Taemin miraba por la venta de aquella antigua casa que reposaba encima de una de las tantas tierras de la antigua Rumania, acariciaba constantemente de sus brazos para eliminar el frio de su cuerpo, un suspiro más llenaba sus esperanzas de que algún momento se de aviso a que su amado esposo había regresado.
- Mami... -una pequeña niña jalo de su pantalón, era hermosa, sus rasgos eran muy parecidos a los de él pero según su opinión era mucho más parecida a su esposo, Taemin sonrió acariciando los cabellos de la pequeña niña de cuatro años haciéndole saber que la escuchaba, no le molestaba para nada tomar el rol femenino dentro de su relación- ¿Cuándo llegara Papi?
- Oh mi amor, yo tampoco lo sé -menciono él sintiendo el corazón algo apretado, le hubiese querido dar una mejor respuesta a su hija. La pequeña niña bajo su mirada un tanto triste- Sunhee... mi niña, él volverá pronto, si no coloques esa carita, a tu papi no le gustaría saber que estas triste...-hablo incluso sin saber el mismo si volvería o no-
- ¡Sí! Además recuerda que está batallando en las fronteras ¡Papá es genial! -Ahí estaba su hijo mayor, Yoogeun. Tan energético como siempre el pequeño reflejo de su esposo solo le alegraba su existencia, si tan solo no existieran esas tontas guerras, estaría con él en ese momento.
Flashback
Desde pequeño Taemin odio la violencia, pertenecía a una de las dos importantes manadas de licántropos de la zona, al ser una familia bastante numerosa, desde cachorro debía ver como sus hermanos se debatían a mordidas por quien podía tomar un liderazgo sobre otro, si bien su familia no pertenecía a los grupos de los alfa o beta, era un instinto natural de los lobos pelearse a cuerpo para debatir algo y él como era el más pequeño de la camada de seis hermanos, había nacido distinto, casi pensando hasta alguna veces que no pertenecía a ella. Sin embargo no podía volver a dudarlo, de todas sus hermanas y hermanos él era el único vivo reflejo de su adorada madre, con el cabello castaño algo rizado reflejaba sus perfectos ojos verdes que venían bastante bien con la palidez casi papel, su padre siempre le había dicho que debió nacer como chica, en cambio sus hermanos todos poseían los fuertes rasgos de su progenitor inclusos su hermanas eran imponentes hembras dispuesta a patearle el culo a cualquiera que quisiera sobrepasarse con ellas.
La vida de los omega no era fácil, dentro de la jerarquía de los lobos, lo alfas se encontraban en el alto de la cadena, considerados los lideres solo se mezclaban entre ellos para obtener los perfectos especímenes, altos y fuertes nacían para gobernar, los alfas se encargaban de liderar al resto de la manada, aguardando la paz del pueblo. Luego de ellos le seguían los betas, la burguesía si podría llamársela vivían rodeando las casas del centro donde se encontraban las familias de los alfas, aquellos que quizás no tenían la nobleza corriendo por sus venas mantenían cargos importantes dentro de la comunidad contribuyendo a más de algún proyecto para beneficiarle. Finalmente al tope estaban los omega, un grupo más reducido habitaba sectores cercanos al pueblo más grande, algunos cerca de los limites, si bien no cumplían roles importantes, la mayorías de estos se preocupaba de contribuir en labores esenciales para vivir, como produciendo la ganadería y la cosechas, entre todos armaban una buena comunidad. Aunque más de algunas veces se rompían la tranquilidad, en especial en las noches de lunas cuando la mayoría de los adultos entraba en celo, más de alguno de los de alta categoría atormentaban a los de menor, abusando de su confianza e incluso de sus cuerpos, pero así era la vida.
Al menos la familia de Taemin no le toco sufrir ningún percance de ese tipo, aparte de que la mayoría de sus hijos era fuerte, vivían cerca de los límites de la manada, sus cinco hijos mayores ya habían encontrado buenas hembras y donceles que los acompañaran el resto de su vida, solo les quedaba el pequeño cachorrito que ya había pasado sus primeras dos lunas, para tranquilidad de su padre, dentro de la casa. Aunque su madre preocupante de que su niño de veinte aun no encontrara al su pareja, le animaba a ciertos ratos incluso obligando a su esposo a que lo incentivara a acercarse por lo menos al centro del pueblo, una cosa era que el menor saliera por una pareja y otra distinta es que quisiera. Taemin, el puritano, como le había colocado su hermano mayor Taeyang, no buscaba el amor carnal ni nada por el estilo, él admiraba la belleza de donde vivía y prefería mil veces estar en sus padres, en su rica cama, que estarse revolcando por ahí con cualquiera para saciar su instinto animal.
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Amor de Perros
Fiksi PenggemarEl destino tiene formas interesante de juntar a las parejas destinadas... 2MIN.