Capitulo 14:
Cuando por fin logramos ponernos de acuerdo con Jorge, las niñas iban a
empezar a ir al jardín de niños. Austin ya tenía el lugar en el colegio asegurado y hoy era el primer día, para los tres. Jorge aún tenía una semana antes de comenzar a trabajar y yo, bueno, yo, estaba todo el día aburrida en casa.
Al no haber terminado la secundaria, como correspondía. No iba a conseguir un buen trabajo, aunque según Jorge no hacía falta, a mi me hubiera gustado colaborar con los gastos de la casa. Jorge siempre decía que con cuidar a los niños y hacerlo feliz a él, ya bastaba. Pero yo no me quedaba tranquila, más aún
cuando me dejaban sola en casa, cuando me aburría esperando que llegaran todos de estudiar o trabajar.
La primera parada fue en el colegio de Austin. Mercedes se quedó dentro del auto con Megan y Ashley, mientras Jorge y yo acompañábamos a nuestro hijo mayor a
entrar en el edificio.-¿Qué pasa si no hago amigos?
-Créeme, campeón, los harás.
Austin se mordió el labio inferior y bajó la mirada. Tenía los ojos llenos de lágrimas, tenía miedo a quedarse solo en un lugar completamente nuevo y diferente para él.
-Vamos, ya tienes que entrar -Jorge le dio un leve empujón apoyando su mano en la espalda.
-No, quiero quedarme -me observó a mí.
Me puse a su altura y besé la punta de su nariz. Me abrazó al instante y murmuró algo que no pude comprender.
-¿Y si nadie me quiere?
Lo separé un poco de mí para decirle algo. El móvil de Jorge comenzó a sonar, así que se alejó de nosotros y atendió la llamada. Me quedé con Austin, tenía que animarlo y convencerlo de que todo iba a ir bien.
-Hijo, verás que hay muchos, muchos niños que son nuevos como tú y puedes hacerte amigo de ellos -dije. Negó con la cabeza-. Va a estar todo bien, son solo unas horas, si pasa algo malo, al llegar a casa me dices y lo solucionamos, pero verás que será lindo, que hay muchos niños buenos, y que aprenderás mucho, muchísimo.
-Quiero quedarme en casa con las mellizas -hizo morros.
Observé a Jorge que aún hablaba con alguien. Lo insulté en mi mente, debería haber estado ayudando, en vez de hablando por el móvil.
-¿Y si cuando salgas vamos a tomar un helado? Los cinco juntos -le animé.
No tardó más de dos segundos en sonreír. Cómo amaba verlo sonreír, era tan lindo y tierno a la vez.-¿Ah, que dices?
-Vale, me quedo -me abrazó-. ¡Papá! -le gritó a Jorge.
Mi marido le dirigió una fugaz mirada y le sonrió. Volteó y siguió con esa maldita conversación que estaba teniendo.
-¿Qué le pasa a papá?
-Nada, está teniendo una conversación de la cual nunca vamos a enterarnos. Le dejas un beso aquí en mi mano -le tendí la mano y el besó la palma, la cerré
como si estuviera guardando el beso para Jorge- y luego se lo doy.
Me sonrió y besó mi mejilla.-Te quiero mucho, mami.
-Yo a ti, compórtate.
Asintió con la cabeza y salió corriendo para entrar al edificio detrás de todos los otros niños y maestras. Me incorporé y fui hasta donde Jorge. Abrí la mano
donde "tenía guardado el beso de Austin" y le pegué una cachetada a Jorge.-El beso de despedida de tu hijo -le dije antes de alejarme.
Lo sentí quejarse y luego se llevó la mano a la mejilla. Volví al auto y me senté en el asiento del copiloto.