Capitulo 1: El cielo carmesi

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Estaba yendo a la escuela como todos los dias, el autobus tan lleno como siempre que casi no podia respirar y mis oidos siendo martilleados por la musica proveniente de mis abriculares. 

Gire mi cabeza un poco y mire a la ciudad donde vivia, llena de casas y edificios, autos ruidosos y personas. soy alguien bastante timido, que odia las multitudes y que le encanta leer, pero eso no cambia nada ¿o si?.

Me acerque a la puerta y toque el timbre para bajar, una vez que las puertas se abrieron un viento frio me envolvio, me acomode mejor mi campera y baje, empece a caminar hacia mi escuela, que no quedaba tan lejos de aqui.

subi mi mirada al enorme edificio delante mio coronado por un montonazo de nubes que como mama decia, eran de frio. Mire a la gente que parloteaba, hablaban con amigos, familia o por celulares, viviendo sus vidas con normalidad, algunos apurados otros parecian turistas y-

Golpee contra alguien, una chica que cayo al suelo, sus amigas la levantaron mientras ella me miraba expectante y al ver que tan solo baje la cabeza como disculpa y seguí caminando me comenzo a gritar.

-¡¿es que acaso no te disculparas?!

Ah, ese tipo de frases me encantaban, me di media vuelta y la mire, típica chica egoísta y mimada, ojos almendra y pelo castaño claro, nada del otro mundo, ¿quien se creía?, entonce comencé a mover mis manos.

-<lo siento princesita>

La chica se quedo de piedra, mientras una sonrisa aparecía en mi rostro.

-yo...lo siento.

-<no, yo me disculpo por haberme cruzado en tu camino>

pero era obvio que ella no entendía el lenguaje de señas, así que me di la vuelta y seguí caminando hacia mi escuela, ya en la puerta pude ver como iban entrando los diferentes alumnos  de  las diferentes clases. Pues era muy obvio que eran de mi misma escuela, todos tan diferentes y tan normales al mismo tiempo.

Mi escuela se separaba por clases:

Clase 1: ciegos.

Clase 2: sordos.

Clase 3: mudos.

Clase 4: sordo-mudos.

No había mas que diez chicos por clase y eso en realidad era una suerte, camine hasta mi aula que quedaba en el tercer piso y entre saludando a mi amigo que empezó a mover sus manos.

-<hola, ¿que tal tu fin de semana?>

-<nada interesante ¿y tu?>

-<nada del otro mundo>

Y allí termino la conversación a base de señas porque el profesor entro a la clase, fui tranquilamente hasta mi asiento junto a la ventana Y parecía que el día seguiría igual, hasta que en una parte de la clase donde ya no me interesaba lo que el profesor estaba explicando, se me ocurrió ver por la ventana y no pude evitar tirar la silla para tras y pararme.

El cielo estaba...

teñido...

de...

ROJO.

Las palabras del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora