Luna llena

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La vida, es solo una ruleta rusa, un campo minado: da un movimiento en falso, tropieza en el lugar equivocado y estarás muerto.

Nací durante la luna llena, en una noche de primavera. Una bebé de siete meses prematura, con los días contados, debido a la precaria situación de su madre. Cuentan que esa bebé pasó las primeras semanas de su vida conectada a cables, aferrándose a cada respiración con sus débiles latidos. Ella estaba lista para despedirse de mí, pero seguí respirando.

El primer recuerdo que mi madre evoca no es uno común. Ella llegaba a casa, después de meses de haber desaparecido. Me trajo un helado color rosa y no más.

Mi padre, él me causaba miedo.

Mi abuela. Recuerdo su sonrisa al verme, su voz a jugar conmigo y cariño al mirarme a los ojos.

Siendo menor de cinco años, mis recuerdos se reducen a esto. A pesadillas de antaño y a vacío.

Era hermosa esa casa donde crecí ese tiempo. Un hogar de árboles y plantas. Ahí, entre senderos hechos por ramas jugaba con los duendes y hablaba con un amigo que nadie veía, un ser sabio y mi guía. ¿Que? Mi hermano era muy pequeño para jugar conmigo.

La gente siempre fue amable conmigo en esa época, pero siempre me incomodaba cuando actuaban así. Porque no tenía idea de como corresponder. Me hacían sentir torpe y lenta. No me gustan los desconocidos.

Apenas era consciente de mí. De estar viva. Esa época la siento tan irreal, como ver una película dentro de un sueño.




Gröne Lunden Donde viven las historias. Descúbrelo ahora