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¿Cuántas horas seguidas llevaba el pequeño Louis pintando su cuadro?

¿Cuántos lápices había desgastado?

¿Cuántas maldiciones había soltado por su pequeña y exigente boca?

Miraba y remiraba aquel dibujo, haciendo muecas y ladeando la cabeza, intentando buscar la palabra "arte" en su lienzo.

— Es horrible. — Suspiró, pero siguió pintando por si eso cambiaba.

Una hora, dos horas, tres más... Hasta llegar a las 4 A.M. decidió parar y sentarse frente a su obra.

Louis apretó los labios, miró sus manos manchadas de todos los colores y tiró la paleta y los pinceles al suelo.

— ¡Esto no es arte! — Gritó.

Agarró un pincel grueso, lo bañó en pintura roja e hizo una gran X en el lienzo.

Negó varias veces con la cabeza y dejó su "Estudio de arte" el cual era su oscuro ático. Bajó las escaleras hasta la cocina y tomó una taza de café.

[...]

— Louis, abre la puerta. — Repetía su amigo llamando al timbre.

El pequeño ojiazul la abrió con una taza de café en su mano. Se veía cansado, con el pelo revuelto y unas grandes ojeras.

— Whoa, Lou. ¡Has madrugado! — Bromeaba Harry entrando a la gran casa.

Louis se quedó callado un momento y cerró la puerta.

— No he dormido.

El ruloso le mira y frunce el ceño.

— ¿Cómo que no has dormido? ¿Qué has estado haciendo? — Le mira preocupado.

Louis solo suspira y camina hasta la cocina, con Harry siguiéndole los pasos.

El pequeño señala las paredes y Harry las mira asombrado y a la vez, apenado.

Las 4 paredes de la cocina estaban totalmente llenas de pintura, con dibujos abstractos, formas, retratos, animales, líneas, letras... Pero por supuesto, colores.

Harry sabía que a Louis le encantaban los colores, no hacía nada en blanco y negro, todo lo contrario al ojiverde; que le encantaba lo bicolor.

Pero lo que le apenaba a Harry es ver que las cuatro paredes tenían una gran X roja tapando sus obras.

— Son horribles, espantosas... Como todo lo que hago.— Suspira Louis.

[...]

Después de que Harry le dijera a su amigo el gran talento que tenía, Louis caminó por toda su casa.

¿Podría llenar todo esto de mis dibujos?

¿Podría tocar cada pared y notar la pintura?

¿Podría mirar al techo y ver arte?

Justo entre sus pensamientos, sonó el teléfono. Ni más ni menos, la persona que más estresa a Louis, y la más responsable de su inconformidad.

— ¿Has acabado el cuadro? — Es lo primero que pregunta, ni si quiera se preocupa por el pequeño.

— No, aún no.

— ¡DIOS SANTO, LOUIS! ¡Te pido una cosa, una maldita cosa y no la puedes hacer en el tiempo acordado! ¡Eres un desastre, Louis!— Gritaba.

Louis asentía tras la línea, mirando las paredes y pensando en sus cosas.

— Hey, hey... — Murmura Louis haciendo que su jefe se calle. — Dimito.

Artouist [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora