Seung Hyun se relamió los labios al verse frente al espejo, dándose un último vistazo antes de girarse tan solo para encontrar la conciliadora sonrisa de su mejor amigo, quien había estado observándole desde el otro lado de la amplia estancia. Suspirando, intentó calmar el bicho ansioso que revoloteaba en el centro de su estómago.
La puerta principal se abrió de pronto, llamando así la atención de la mayoría de los presentes, quienes observaron a un alto hombre de vestimenta discreta acompañando a un formal y estoico Hyun Suk, quien se dedicó a observarles detenidamente antes de darles su discurso habitual, en el que recalcaba que tenían la obligación de satisfacer a la persona que se había interesado en sus servicios.
—Seung Hyun y Sandara...— mirándoles a ambos, Hyun Suk señaló al callado hombre a su costado— Kyung Il los llevará a las respectivas estancias en donde se encuentran las personas que les solicitan. Queda de más decir que se comporten como es debido, no necesito ni tampoco quiero quejas.
Echando un último vistazo a las personas allí, incluido el bajo moreno, Seung Hyun suspiró profundamente antes de tender su brazo hacia la exquisita dama, que al igual que él, era solicitada.
Había sido para él una verdadera sorpresa encontrarse con aquella bella joven que solía visitar el bar en el que él solía trabajar. Pero más sorprendente había sido el momento en el que escuchó verdaderamente la necesidad de la muchacha por el empleo. Sincerándose, ella le había contado sin pudor alguno la forma en la que su padre había muerto cuando ella era apenas una adolescente, y también cómo su madre había entrado en profunda depresión, suicidándose meses después sin importarle dejarle sola a cargo de sus dos hermanos menores.
—¿Nervioso?— inclinando la cabeza hacia arriba, lo suficiente para mirarle a los ojos, la delgada joven le dedicó una suave y conciliadora sonrisa.
—Un poco...— murmuró— Mucho. — admitió mientras sacudía la cabeza. Ambos iban detrás del alto hombre de seguridad, quien parecía escuchar órdenes a través de un pequeño intercomunicador en su oreja.
—Lo harás muy bien.— sonrió— La primera noche siempre es difícil, pero verás que es cuestión de tiempo.
—¿Algún consejo? — murmuró quedamente, notando cómo el hombre frente a ellos los miraba sobre el hombro.
—No en realidad...— ella forzó una sonrisa, dando por terminada la conversación.
Luego de un par de minutos, Kyung Il indicó a la muchacha entrar en una habitación, cerrando la puerta apenas lo hizo, para después seguir el camino, teniendo la certeza de que Seung Hyun le seguía de cerca. Parando al final del pasillo, el serio hombre se giró hacia él y justo antes de abrir la puerta para él, le dedicó una mueca parecida a una sonrisa.
—No te involucres. — murmuró el uniformado.
—¿Perdón? — frunció el entrecejo.
—Al final de la noche, no terminan siendo más que juguetes sexuales para estas personas. Entra allí, responde a sus encantos, hazlos felices y después sé indiferente.
—¿Por qué me dices esto?
—Querías un consejo. ¿No?— el hombre giró el pomo de la puerta— Ninguno de ellos tiene nada bueno que contar fuera de la cama.
Con pasos ligeros, paso al lado de aquel extraño hombre, quien simplemente le dedicó una ligera reverencia antes de cerrar la puerta a sus espaldas. Las luces bajan predominaban en la nueva estancia, a excepción de una lámpara situada sobre una pequeña mesa al lado de un sofá que le daba la espalda. Frunciendo el entrecejo, se acercó lentamente tan solo para darse cuenta de que alguien ocupaba dicho mobiliario. La persona parecía ser un joven hombre de apariencia fresca, con sedosos cabellos oscuros.
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AMOR POR CATÁLOGO
RomanceTodos tienen un precio. Es cuestión de que alguien llegue a él. Sí, todo gira alrededor del dinero o al menos eso pensaba hasta que lo conoció a él. REGLAS EN LA DESCRIPCIÓN DEL PERFIL La historia se encuentra registrada bajo el siguiente código de...