CAPÍTULO 3

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Seung Hyun había abandonado la estancia en donde daban un último retoque a los trabajadores, para ese momento la pequeña sala estaba invadida de por lo menos diez de los chicos que partirían con sus respectivos compradores, los tres estilistas iban de un lado para otro, tratando de arreglar lo mejor posible a los chicos.


Young Bae y ChaeRin habían sido terminados de retocar y solo esperaban la señal del hombre de seguridad para poder salir. Ninguno parecía nervioso, aunque si tenían la misma duda rondándoles la cabeza. Desde hacía meses que aquel hombre de mirada ojerosa había llegado como nuevo miembro exclusivo, solo les había comprado a ellos dos, por separado claro está, pero esa noche era distinta, ya que había pagado por ambos. La pregunta era, ¿Por qué tanta insistencia?


—¿Nervioso?— inquirió la sensual rubia.

—Intrigado sería lo más correcto. — respondió el moreno, mirándole breves segundos para seguidamente acomodar su chaqueta.

—Es extraño, ¿No te parece?— el moreno asintió— Siempre he tenido la misma duda, ¿Por qué solo a nosotros?— sonrió divertida. ChaeRin o CL, como era conocida en YG, había sido vestida al mismo estilo que el moreno, con prendas que les daban una apariencia ruda.

—Tendrá sus razones. — dijo con simpleza.

—Bae, hemos hablado tú y yo de esto.— el moreno bufó con desagrado. No quería escuchar la misma historia de siempre por parte de su mejor amiga— Bufa todo lo que quieras, eso no va a cambiar los hechos.

—Basta ChaeRin. No quiero discutir ahora.

—Entonces escucha. No puedes disfrazar la verdad, Young Bae. Ese hombre solo busca nuestros servicios. Paga por acostarse con nosotros, como lo hacen todos los que vienen, creí que lo sabias.

—Lo sé y lo entiendo.

—Pareciera que no. — bufó— Young Bae, no te ilusiones con ese hombre. Desengáñate antes que sea tarde. No puedes enamorarte de él.

—¿Crees que no lo sé? Maldición, ChaeRin. Sé que no tendré una relación seria a menos que salga de esto y cuando la tenga, no será con él.

La rubia simplemente suspiro, después prefirió no decir nada más. Ambos observaron como Kyung Il les autoriza la salida, por lo que enseguida se dispusieron a andar fuera de la estancia. Al salir de la mansión, divisaron el deportivo que les esperaba con las luces encendidas y puertas abiertas, con el hombre pelinegro recargado en el cofre, mirándolos sonriente.

Andando sin prisas, llegaron hasta él y sonrieron con cordialidad. SeungRi tomó la delicada mano de ella y deposito un suave beso en el dorso. Con galantería, le ayudo a ingresar en el coche en el asiento trasero y luego volvió con el moreno, quien le miraba a los ojos con complicidad, se sonrieron y entonces, con un gesto, le indicó que subiese al coche en el asiento del copiloto, cosa que hizo a los pocos segundos.

Partiendo entonces, el deportivo se vio envuelto por las sombras de aquella fría noche. El viento soplaba con ligereza, las copas de los árboles de los inmensos jardines se movían al compás de la brisa, la luna mostraba los finos destellos que alumbraban algunas de las zonas, las estrellas adornaban la bella noche mientras el sonido era casi nulo. Intentando adaptar el ambiente, el ojeroso encendió el estéreo. Mientras la voz de un cantante norteamericano apaciguaba la tensión que se había formado, misma que desconcertaba al pelinegro, ambos rubios se mantenían sumidos en sus propios pensamientos.

Young Bae se cuestionaba el hecho de que la chica rubia fuera capaz de leerle tan fácilmente, eso era algo que le ponía de muy mal humor. No era porque ella le hiciera sentir así todo el tiempo, sino más bien, era el hecho de que ella hubiese sido capaz de saber lo que él aun cuestionaba de sí mismo. El estar enamorado del pelinegro no era algo que le tuviese muy feliz, después de todo, era verdad que seguramente para el menor él no era más que un cuerpo del que se satisfacía las veces que deseaba. Era dado por hecho que él podía ser un casi experto en lo que el sexo se refería, pero para las relaciones en las que se involucraban sentimientos, era un completo novato.

AMOR POR CATÁLOGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora