Ladrona de melancolias

Horas Eternas

  Su tormento cotidiano predominaba más por las noches, ya que era cuando más sentía la soledad y el peso de sus tristezas. Ya que era cuando no paraba de recordar cosas, momentos vividos junto a él, tanto felices, como a veces amargos y tristes. Guardaba en un cajón, una camisa que apenas guardaba el perfume de él. Y cada cierto tiempo la olfateaba.  

  Las madrugadas para ella eran eternas, desiertas, desconsoladoras, llenas de angustias, dudas y sueños que saltaron al vacío, sueños que nunca cumplio. Ella no dormía, casi nunca lo hacía, cada vez que lo intentaba su recuerdo la aturdía, no podía dejar de pensar en el.  

  Era Invierno, y fuera nevaba sin parar, casi se asomaba el día de Navidad y a medida que se acercaba el día, su angustia iba creciendo. Estaba lejos de su familia, de sus amigos y lo que en ese momento le dolía aun mas, era el saber que no podía volver a estar mas junto a el.  

  Por las tardes salí a dar un paseo, una caminata que pudiera sacarla de sus pensamientos por ratos. Mientras caminaba por el parque, veia como parejas se abrigaban el uno al otro, mientras caminaban por las frías calles, y recordaba cómo era ella en sus tiempos, cuando podía tomarle la mano y sentía que junto a él, podría comerse al mundo. Extrañaba todo, lo extrañaba a él..