Caleb estaba amordazado en una silla, no podía moverse aunque empleara todas las fuerzas que tenía. Enfrente de él estaba el Rey Charles, con una espalada, muy afilada, y se la colocó sobre un hombro. Y con una voz tétrica le dijo que por fin le logró dar muerte. Entonces el Rey Charles levantó la espada y la golpeó fuertemente contra el cuello de Caleb.
Un simple sueño de dónde él se despertó jadeando y mirando la habitación desconocida en donde estaba. ¿En dónde estaba? No lo sabía. Era una habitación tan pequeña cómo su antigua celda, estaba tapizada con un color rosa pálido, había una ventana por donde entraba la luz de la luna y había una cortina que cubría el umbral de la puerta. Recordó la caída del árbol y se revisó el cráneo, no sentía dolor alguno.
Se levantó de la cama y una brisa entró por la ventana dándole escalofríos, en ese momento notó que no llevaba camisa, buscó en la habitación hasta que la visualizó. Su camisa, antes blanca, ahora estaba llena de sangre. Sin darle mucha importancia se la colocó, y movió la cortina hacía un lado y salió.
Del otro lado había un vestíbulo, no mayor a tres metros cuadrado, donde había un montón de artilugios, un mesa centrar donde estaba sentada Celeste y otra chica.
Caleb se percató de que Celeste no tenía las alas habituales pero no creyó digno de preguntar. Celeste al verlo dejó una taza, que se llevaba a boca, sobre la mesa, y la chica volvió la mirada con desprecio, tenía cabello castaño oscuro por los hombros pero lo que más resaltaba de ella eran sus ojos, era de color esmeralda y brillaban a la luz de la luna.
-¿En dónde estoy? -preguntó Caleb. Celeste se acercó a él. Tenía su cabello oscuro lleno de hojas y ramitas; lo miró con sus ojos de color azul. Caleb pensó que ese color de ojos no era normal, porque eran metálicos.
-Está en casa de una curandera -le explicó Celeste.
La chica se levantó ofendida pero luego miró a Celeste con una risa llena de arrogancia.
-¡Yo no soy ninguna curandera! -dijo con una voz dulce - ¡Yo soy un bruja blanca!
-¿Bruja blanca? -Caleb la miró sin entender del todo. Él pensaba que solo existía un tipo de bruja, las que por las noches buscaban niños en los pueblos cercanos para su beneficio.
-Sí -le dijo la chica desconocida acercándose. Le colocó la mano en el pecho y la bajó lentamente hasta llegar a su abdomen. Le dedicó una sonrisa traviesa -. Si hubiera sido una bruja oscura ya los hubiera asesinado a ambos. Y no me importaría ese encanto tuyo cuando duermes.
Caleb se quedó paralizado no sabía cómo reaccionar a eso. La bruja blanca se alejó de él y se sentó nuevamente en la silla y tomó su taza sorbiendo un poco del líquido que contenían.
-¿Por qué el Rey Charles me quiere asesinar? -dijo nervioso tratando de desviar el tema de la conversación y el incomodo silencio que se había generado.
-¡Nunca repitas el nombre de él en mi hogar! -gritó la bruja blanca alzando las manos para taparse los oídos. Caleb se digno a pedir disculpas.
-Yo te explicaré -dijo Celeste sentándose en la silla en dónde ella estaba -, toma asiento -le indicó un asiento justo al lado de la bruja blanca.
Y entonces escuchó cada palabra que Celeste le decía; naturalmente, la bruja blanca hacía un gesto de desprecio cada vez que se pronunciaba el nombre del Rey Charles.
Resultaba que a su abuelo materno los ángeles le habían otorgado la misión de asesinar a uno de los peores demonios de la actualidad, y ese demonio era el Rey Charles. El abuelo de Caleb murió de vejez sin tener éxito en su misión, el Rey Charles no supo nada acerca del abuelo de Caleb hasta después de su muerte. Esa misión pasaría de generación en generación hasta que acabaran con la vida del Rey Charles, pero solo a los descendientes masculinos se les otorgaba la misión de asesinarlo. El abuelo de Caleb solo había tenido una hija, la madre de Caleb. El Rey esperó hasta que quedó embarazada y dio a luz a un varón, Caleb. El Rey Charles irrumpió en la casa de Caleb para asesinarlo, cuándo él solo tenía tres años; como era de esperar, Caleb no recordaba nada de eso; pero la madre de Caleb lanzó un hechizo irrevocable sobre Caleb que consistía en que no podría morir hasta cumplir la mayoría de edad y se pudiera defender de la maldad del rey. El Rey indignado por el hechizo asesinó a la madre de Caleb con su espada maldita, y se llevó al pequeño hacia su castillo a esperar que el hechizo terminara.
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Las Aventuras de Caleb Coin
AventuraSAGA COIN 1 Caleb Coin es un chico que cumplía la mayoría de edad, pero no era feliz ya que con solo tres años el Rey Charles lo arrebató de su hogar y lo volvió prisionero en su castillo lleno de criaturas míticas. Él al principio no comprendía las...