Día de San Valentín

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-Soraru-san, ¿quién es tu persona especial?

-¿Mi persona especial?

-Sí, todos los años, un día antes de San Valentín, tu cocina huele a chocolate. ¿Quién es la persona que siempre recibe esos chocolates?-las palabras dichas por Mafu reflejaban su ignorancia sobre el tema, ignorancia que no quería ver desaparecer.

Si tan sólo supieras. Si tan sólo Mafu supiera todo lo que acontecía en San Valentín, ¿lo seguiría mirando de la misma manera? ¿Le seguiría dedicando esas sonrisas que hacían que se derritiera en vida por dentro? ¿Seguiría recurriendo a él cada vez que sintiera al mundo derrumbarse a su alrededor? ¿O simplemente hablándole con ese tono de voz repleto de inocencia que lo hacía delirar? Podía asegurar que no.
Todos los años, con una caja de chocolates en mano, se dirigía a la residencia del menor, minutos antes de que marcaran las doce y oficialmente fuera San Valentín. Y todos los años, no hacía más que quedarse estático mirando fijamente esa puerta, con un puño cerrado, listo para tocar y hacer notar su presencia. ¿Por qué?... ¿Por qué es tan difícil? Sólo tenía que tocar, ¡no eran necesarias las palabras, con darle esa maldita caja estaría conforme! Pero no, siempre repetía la misma rutina. ¿Y los chocolates? Sencillo. El se sentaba a un lado de la puerta, y los tragaba uno por uno. Y tragaba junto a ellos todos esos sentimientos que deseaba gritar a la persona detrás de esa puerta, consolándose con una falsa promesa. El siguiente año lo haré.
Este año la escena que sabía de memoria volvía a repetirse. Su espalda se deslizó por la pared, hasta llegar al suelo. Estaba por abrir la caja para comer el primer chocolate, pero después de tanto tiempo, la rutina cambió. Fue una simple acción, pero era la que siempre temió y anheló ver. Mafu abrió la puerta. Estaba apresurado por salir, y sus ojos estaban rojos, claros indicios de que las lágrimas habían estado presentes en algún momento de la noche. Instintivamente Soraru se puso de pié.

-¿S-Soraru-san?-Ninguno dijo nada, los segundos pasaban, Mafu fue el primero en hablar.-Rompiste con ella, ¿no es así?

-¿Qué?

-La chica, la de los chocolates. Por eso estás aquí. Ella... ella ya no los necesita, ya no te necesita-La cabeza de Mafu se dejó caer sobre el pecho de Soraru, mientras sus manos apretaban su ropa. Soraru podía sentir las lágrimas del menor mojar esta.-¿Puedes dármelos? ¿Puedes darme chocolates a mí, aunque sea sólo por hoy?-Sus leves sollozos ahogaba algunas de sus palabras. Soraru no podía entender qué sucedía.-Me gustas, me gustas mucho. Esto no es justo... quiero tener un poco de todo lo que le das a ella... Yo lo necesito, ¡lo necesito mucho más!-Mafu no podía dejar de soltar las palabras que evidenciaban sus deseos, sus egoístas deseos. Soy una persona horrible.

Todos los años, mientras Soraru permanecía en silencio, Mafu torturaba su mente con millones de ideas de lo que Soraru haría con esa chica especial. Cosas de pareja, cosas que nunca haría con el. En el momento en que el reloj marcaba las doce, se dejaba vencer por esos pensamientos y ahogaba todas sus lágrimas en su almohada. Ciertamente odiaba San Valentín, pero más aún la odiaba a ella.

-Ella está frente a mi ahora-Mafu volteo, alejándose unos cuantos pasos de Soraru. No había nadie detrás de el, sólo oscuridad.

¿A qué se refería Soraru? No pudo suponer nada, oyó un resoplido venir de él, y lo último que supo fue que... eran suaves. Los labios de Soraru eran suaves, tal y cómo lo había imaginado. Pero las sensaciones que sentía no podían asemejarse a ninguna de sus fantasías. Un cosquilleo inundó su estómago, y por primera vez su pecho se sintió cálido en San Valentín. ¿Esto... es real? Los labios de Soraru comenzaron a moverse, haciendo que eso dejara de ser un roce, y se convirtiera en un beso. Y de paso, que una serie de descargas eléctricas se dispararan por el cuerpo de Mafu. Sus piernas flaquearon, haciendo que se volviera obligatorio rodear el cuello de Soraru con sus brazos. Pronto, el también tomó acción el ese beso. Movimientos lentos y torpes, hacía lo que podía. También quería que Soraru sintiera ese cosquilleo, que su cuerpo se llenara de agradables descargas eléctricas y que sintiera el deseo de repetir esta escena todos los días.
Soraru no era un caso aparte, pero al contrario de Mafu, este estaba más concentrado en todos y cada uno de los aspectos de Mafu. Jamás se atrevería a olvidarlos. Sus labios tenían un ligero sabor salado, posiblemente sus lágrimas los habían alcanzado. Sus mejillas estaban heladas, lo sabía porque había comenzado a acariciarlas desde hace rato. Decir que ese beso lo hacía estremecer era poco, pero no podía encontrar palabras para describir el estado de felicidad en el que se encontraba. Sí, esa felicidad, la felicidad que sólo Mafu podía darle.
En el momento en que se apartaron ninguno dijo nada, no era necesario. Ambos habían comprendido todo, absolutamente todo. Mafu se abrazó a Soraru, hasta que después de un rato comenzó a bostezar.

-Uhm... Soraru-san, debo ir a dormir.

-En ese caso, yo volveré a--

-¡No!... Eh, digo. ¡Si te vas ahora, yo mañana podría pensar que todo fue un sueño! ¿No puedes quedarte... sólo esta noche?

No creyó ni una palabra, no sería sólo esta noche y tampoco lo olvidaría. Pero ese obvio intento por lograr que se quedara le pareció más que adorable, tal vez por eso entró sin protestar. Fue la primera vez que entró a la casa de Mafu en San Valentín.

Los chocolates quedaron olvidados, fuera de la casa.





(N/A: TERMINÉ... Me siento poco pro(?) En tres días sólo pude escribir un texto de alrededor de 900 palabras. Otros pueden hacer uno de 1000 en menos tiempo. En fin ( ;∀;) Esto salió gracias a una conversación que tuve con DakuSleep así que te envío mucho luv. Esto pasó de ser un "Mafu intentado hacer chocolates" a un "Soraru lo ayuda a hacer chocolates" y por fin terminó en algo que no tiene nada que ver. Pero bueno, otra contribución al OTP que tanto adoro. Ah, el título se debe a que no se me ocurría qué poner, y cómo escribí tantas veces Chocolate y son las seis de la mañana, así quedó. Sí, un significado muy profundo.(?))


Chocolate, chocolate y más chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora