- Gracias a Dios. -Susurró Aussie aburrido y aliviado al mismo tiempo.
- No uses el nombre de Dios en vano. -Dijo Sey con el rostro inexpresivo.
- Ya. Lo que tú digas... -Rió Aussie con ganas de molestar a Sey. Ella no lo tomó en cuenta y Arthur nos guió al carruaje con la luz.
Todos daban trompicones por el musgo y estiraban los brazos tratando de librar un poco el dolor permaneciente.
Llegamos al carruaje y subimos uno por uno. Arthur estaba bastante callado.
Estábamos envueltos en una atmósfera fúnebre. Sylan lloraba en silencio. Sey sólo miraba con nostalgia el asiento que había ocupado antes Ken y Aussie... Aussie estaba calmado, mirando el suelo como si de repente fuese lo más interesante del mundo.
A mí esta atmósfera no me gustó en lo absoluto. Sólo quería llegar a la mansión y conversar un rato con Arthur para disipar este ambiente tan triste...
Apenas quedaban unos minutos para llegar a casa...
- Sobre Madeleine... -Susurré con el propósito de que sólo Arthur me escuchará.
- En el cuarto. -Respondió él mirándose las manos con algo de pesadumbre.
- ¿Es por Sophia?-Preguntó Sey, que es la protegida de Thomas, así que algo debe saber.- Thomas no te quiere herir, pero Sophia sigue insistiendo...
- Gracias, Sey. No es sólo eso, es el hecho de que mi propio hermano me esté traicionando...
- ¿Cómo estará Ken?-Preguntó Aussie de repente.
- No lo sé, pero según lo que yo vi, él murió ahí mismo. - Dijo Sey apartando un mechón café de su rostro.
- Es lo más probable. -Le secundó Arthur, cuando entramos a la casa los gemelos nos abordaron con alegría.
Sylan fue alzado por Ryan y Aussie por Bryan. Thomas miraba todo desde arriba.
Arthur, al verlo, chasqueó la lengua y avanzó hacia nuestra habitación ignorándolo.
Cuando entramos él se acostó y abrazó sus piernas en posición fetal, me senté a su lado y pregunté.
- ¿Quieres hablarlo ya?-Él me miró y cogió mi mano tirando de mi hasta que caí a su lado.
- Lo siento, necesito un abrazo. Y no es que sea muy querido por mis hermanos...
- Está bien... - Lo entendí, en un momento así cualquiera necesita un abrazo.
- Sobre tu hermana... ¿Cómo se llamaba? Mat...
- Madeleine... mi hermana está enamorada de ti... o eso creo. No la viste, se veía hermosa, tiene los ojos azules, como los míos, pero más claros. El cabello rubio como seda, el mío más bien parece paja. -Él se rió un poco y asintió. - ¿Cómo es Sophia?
- Ella es castaña y tiene los ojos violetas, tiene habilidades increíbles con el piano, el violín, la guitarra. Es increíble como puede crear sus propias partituras con tanta facilidad. Sus letras te llegan al corazón...
- Vaya, se nota que te gusta. -El inglés se sonrojó a más no poder y gritó.
- ¡E-Eso no es c-cierto! No me gusta, sólo me gusta la música...
- Entiendo... ¿Tienes alguna foto de ella? -Él me miró sorprendido, seguramente no se esperaba que le pidiera una foto. Pero me soltó levantándose. Empezó a buscar entre los cajones de su escritorio.
- Aquí hay una. ¿Tú vienes o yo voy? - Me levanté y acerqué sentándome en la silla, él se volteó y casi se cae de sorpresa al verme. -¿¡Cuándo llegaste!?
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La Revolución Industrial. (Tiene algunas Incongruencias históricas)
RandomEs una historia de Hetalia: axis powers. AU. Tenía apenas seis años cuando todo empezó, vivía con mi familia en el campo. Trabajaba arando tierra cuando llegó un carruaje elegante. Era Arthur Kirkland, dueño de una fábrica textil.