El intruso.

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Al otro día me mataba la idea de verla, con su novio o sin el, me sentía traicionada, me dolía el pecho, se me helaba la sangre y me cosquilleaba el cuerpo, no sabía cómo sentirme, ¿traicionada, utilizada? Ciertamente tenía un coraje de los mil demonios, tanto que capaz los veía juntos y me le aventaba al tipo por entrometido. Pero yo no era nada de Gio, nada más que su amiga. Nunca me había planteado la diferencia entre una amistad y noviazgo pues con mi única amiga hacíamos cosas que los novios también.
Iba pensando seriamente que yo debería tener novio, pero ningún chico de mi secundaria me gustaba, eran todos ridículos, presumidos y poco interesantes, incluso algunos me daban un poco de asco por qué olían a grasa, sudor y mugre, su cabello se veía grasiento, me preguntaba quién era el novio de Gio y me urgía averiguarlo, a lo mejor así encontraba un chico que valiera la pena.
Todo el día no me la encontré, incluso en el receso me la pase dando vueltas con la esperanza de topármela. Pero nada.
De salida estuve un buen rato en la entrada esperándola pero no salía, incluso pase a ver si la encontraba en su salón pero no estaba, cansada de esperar me fui a mi casa, sentía unas malditas ganas de llorar, está bien que tuviera novio pero que no me vallan a decir que ya no sería mi amiga y que ya no la vería, incluso la aceptaría con novio, incluso si lo nuestro terminaba. Ya no me importaba nada.
Tenía los ojos a punto de llorar, estaba a una cuadra de mi casa cuando vi a Gio en un callejón del vecindario, me estaba llamando con la mano y ni siquiera llevaba uniforme, con razón no me la encontré, se había saltado la escuela.
Corrí hasta ella y estaba apunto de abrazarla cuando vi que en la otra mano estaba agarrando a un chico más alto que ella, sorpresa por qué ella era ya alta, el tipo debía de medir 1.65 o 1.70 no se. Tenía el cabello negro y una linda cara, era delgado y moreno, en realidad no tan especial, si mejor que los de la secundaria, por eso ni duda de que no estudiará el ahí.
-Te presento a mi novio, se llama Alan, no estudia, tiene 16 años y es el mejor chico del mundo -se acercó a mi oreja y dijo - y tiene plata, ya sabes, es justo y necesario.
Me sorprendió eso, pero no entendí muy bien, ¿plata? Para que quiero dinero.
-Bueno, era para que cualquier cosa avises que me quedaré contigo hoy, pasaré la noche con Alan y sé que serás mi coartada -me abrazo y me dio un beso en la mejilla -vamos a ver cómo lo hace un hombre de verdad.

Un cuerpo sin valor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora