Mi estrella

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Pase esa tarde, la noche entera escuchando música sin escuchar realmente nada, no me di cuenta ni siquiera en que momento mi lista de reproducción termino, confieso que si me dejaba influenciar por canciones para deprimirme, cuando se colaba una canción de ColdPlay, o Ed Sheeran la quitaba porque yo estaba de humor de To Love, Muse, Radiohead, Avril Lavinge, Cranberries, Iggy Pop, the Beatles. Me siento un poco mal por poner en el mismo saco a Avril Lavinge y a the Beatles, pero que puedo decir, son mis gustos culposos, pensé en eso y me hizo sonreír. La única sonrisa que fui capaz de sacar en todo el día y ya era de madrugada, no podía dejar de pensar en que estaría haciendo exactamente Gio, ¿estaría haciendo con él lo que siempre hacíamos juntas? ¿Lo haría mejor él? Por favor... era un hombre. Tenía pene. No necesitaba más que eso, no ser un imbécil y tratarla bien.

¿Por qué me sentía tan mal? Sentía un frio que se me colaba hasta los huesos y no sabía bien si era por envidia, curiosidad, o una extraña sensación de abandono.

Yo también quería probar, ¿Por qué no? Tenía que empezar a buscar entre mis posibilidades pero la verdad es que las tenía muy corta, nunca eh sido de amigos, ni se diga pretendientes, a veces si se me acercaban chicos pero los rebotaba tan rápido que rompían la barrera del sonido.

Supongo que es dar la oportunidad, pero... no me veo con ninguno, ya tenía más que justificado porque los rechazaba, no eran interesantes, no eran cultos, no sabían de música, no sabían de películas, yo para eso ya era una cinéfila y verme con alguien que no pasaba de lo que pasaba de ver la tele me daba no sé. Como que cosa. Por entonces mi película favorita era... ¿Cuál sería? Nunca eh sido de una sola película, sería como quitarle méritos a las demás, pero digamos que por entonces repetía mucho Pulp Fiction incluso me imaginaba unas escenas extras o pensaba en errores fatídicos entre los personajes. Pero ya me estoy desviando. En ese momento yo ni siquiera pensaba en películas pensaba en como carajos conseguir un novio.

Al otro día Gio me estaba esperando a la entrada de clases para darme un "notición". Aparentemente Alan tenía unos trabajos medio chuecos, de esos donde se pierden ciertas cosas en empresas grandes y luego alguien los vende, y Alan era el vendedor, de ahí a que fuera de dinero, pero ni inhibida ni nada, andaba estrenando celular y aparentemente tenía un amigo, mayor que él. Tenía 20 y eran como hermanos.

Esa misma tarde él iba a pasar por nosotras en su auto para que nos conociéramos todos, ellos de pareja y yo pensando que no quería ser el triángulo de los bermudas y me alegraba que su amigo estuviera ahí. Llame a mi madre para avisarle que como estábamos en finales teníamos tanto trabajo que tenía que irme a casa de una compañera, ella por una parte se extrañó pero por la otra se alegró que ya no fuera Gio. Que justo era eso. Estábamos una cuadra debajo de la secundaria esperando que llegaran y yo que solo quería preguntarle qué había pasado anoche. Me escocia la lengua en ganas de preguntarle.

-No pasó nada.

¿Eh? Me volteé sorprendida ¿había leído mi mente? ¿Ha que se refería con que no pasó nada?

-Solo por si quieres saberlo, no pasó nada. Mi madre me llamo que mi papá había vuelto y pues me regrese vuelta la chingada, ni siquiera me despedí de él y apenas estábamos en su casa, pero no habíamos hecho nada. Pensé que querrías saberlo.

¡Claro que quería! Maldición mi humor se subió por los mismos aires, le sonreí, le pasó el hombro sobre el brazo y le sonreí con todos los dientes, una expresión tan rara que hasta ella se empezó a reír.

En eso que llega un auto, carrazo más bien, hasta yo que no se de autos sé que esos eran sino del año, cerca cerca, era color café ceniza, cuatro puertas, con quemacocos y rines cromados, ni siquiera sabía cómo lo sabía, me quede lela y veo que ella ya tiene el segundo pie en la puerta de atrás y que voy rápido a subirme.

-¡No! Jajá, tú vas adelante, de copiloto- Me dijo guiñándome un ojo.

Me inquietó la idea de no ir junto a ella, pero obedecí, cerré su puerta y abrí la del copiloto, al otro lado del auto, en el asiento del piloto había un chico. Un chavo. Un joven. Un señor. No lo supe ubicar bien, era el más grande eso obvio, tenía el cuerpo grande, los hombros y los músculos se le notaban, tenía un poco de cuerpo de mas, se veía gordito a mi parecer y era de rizos negros cortos y peinado hacia atrás.

-¡Oye, súbete o te dejo!- Me dijo con expresión divertida ante tanta inspección.

Me incomode y me subí, veía por el reflector que Alan y Gio iban de las manos hablando de chistes locales que yo no entendía, capte palabras como <<saliste volando...>> o <<y yo ya estaba emocionada con...>> <<me gusto cuando...>> y era porque entre la música, su voz adrede baja o ese idiota que no dejaba de hablarme. Tan rápido me había caído mal, ¡no me dejaba oír!

-¿Hola? –Me dijo poniendo la palma de su mano frente a mi cara.

Salí de mi ensimismamiento, no había oído nada de lo que me había dicho pero asentí y eso le dio risa.

-Chamaca babosa – y se empieza a reír.

Siento que me puse roja de la rabia, nadie nunca me había insultado. Ósea sí, pero no así, con tanta confianza, ¿pero este quien se creía?

Paro el auto en un OXXO y compro dos cartones de cervezas, más botana, una botella ilegible pero bonita con una etiqueta roja, refresco y hielos, vi que llevaba una nevera en la cajuela y metió los hielos ahí.

-¿Siempre eres tan curiosa?

Que me volteo y ni le contesto, yo solo baje por que bajo Gio, y se compró un paquete de cigarros. Valla, andan con todo. Y es que bueno, yo nunca eh tomado ni fumado, pero eso ya lo sabía Gio.

Me acerqué a preguntarle a Gio que para mí que habían comprado. Total que se empezó a reír como loca y me dice que solo me deje llevar, que ella me cuidaba, había que experimentar.

Yo no estaba tan segura, pero tenía curiosidad, así que bueno. Abrieron las cervezas mientras empezaba a manejar, dando vueltas por la ciudad. Iba y venía. Iba y venía, mientras las cervezas se agotaban a ritmo de One Republic de mi parte pero al final empezaron a poner música que yo no conocía y no me arrepiento. Era rap. Yo odio el rap. No lo entiendo, querer cambiar el mundo con canciones chairas, inventadas al momento y carentes de profundidad. Un día le pregunte a un chico que estaba improvisando el significado de lo que acababa de decir y vago más que la propia letra, desde entonces no me burlo, solo no me gusta. Sorprendidísima quede que Gio se sabía las canciones. Yo para entonces estaba ebria y ni me quejaba, solo movía la cabeza al ritmo de la música pero sin poner atención a la letra, hasta los chistes de Rubén me parecían graciosos. No sé en qué momento me entere que se llamaba Rubén pero yo me reía todo idiota a sus comentarios. <<¡Ternurita! Jajá no puedes ni caminar>> <<te vez bonita si no te meneas así>> <<ven, vamos a bailar>> Y yo entre el ¿Qué? Y el ¿Cuál? Ya andaba bailando rap, estábamos ebrios a morir todos, ellos tomaron más que yo, no recuerdo cuantas fueron, que incluso me permití perder de vista a Gio, que reparo en ello y me paro en seco.

-¿Qué te pasa?

Hago como que voy a cambiar la música. Y si, aproveche para cambiar a Café Tacuba, que pensé que al menos no querrían cambiar, porque ¿ha quien no le gusta café Tacuba? Y empiezo a buscar a Gio. Era de noche, y yo no veía un carajo, subí lo más que podía, habíamos parado en un terreno sin gente ni casas, y las tierras estaban elevadas y con árboles y piedras que a cada rato me hacían tropezar – ¿A dónde vas que falta la botella?- Y mientras lo oía pude ver a Gio, estaba recostada sobre las piedras. Tenía un cigarro en la mano derecha y con la izquierda sostenía la cabeza de Alan que le estaba practicando un oral. Sabía que no me veía. Tenía la cabeza mirando hacia arriba viendo las estrellas, y yo frente a ella mirando hacia en frente viéndola a ella...


*Lamento tanto haber tardado meses en actualizar, ya lo haré más continualmente, me entristecio un poco que nadie allá prestado atención a mi historia, pero creo que aunque halla una sola persona que disfrute de mi historia me mantiene aquí escribiendo. Y esto va para la unica chica que me mando mensaje para que continuara, gracias. Supongo que desde cualquier lado del mundo siempre necesitamos a alguien que nos diga que debemos continuar

Un cuerpo sin valor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora