IV. Cerrado por apocalipsis zombi

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-Desde aquí tus ojos son mucho más bonitos ¿sabes? Decía Claudia mientras se encontraba tumbada sobre David.
Sus cuerpos desnudos habían estado en contacto toda la noche, puede que se habían pasado con las cervezas, pero lo que pasó lo estaban deseando ambos.

-De pequeño se metían conmigo por mis ojos y llegué a odiarlos, pero luego me di cuenta de que soy uno entre un millón y ahora me encantan.
-A mí también. Dijo ella antes de darle un beso.

Podrían quedarse en esa furgoneta el resto de sus vidas repitiendo el momento de anoche y si no se daban prisa, así sería.
De repente una gran cantidad de monstruos empezaron a golpear la furgoneta desde todos los lados, no les daban ni un respiro, se vistieron rápidamente y buscaron una forma de salir de allí, pero no había forma, estaban rodeados por al menos treinta, quizás cuarenta, salir sería un suicidio.
Desesperados por encontrar una salida empezaron a buscar en todos los rincones de la furgoneta, la suerte les había sonreído, en la guantera encontraron las llaves junto con una nota que decía:

-Espero que siga funcionando este viejo trasto, disfruta de las cervezas.

David introdujo la llave y la giró, el motor hizo ademán de encenderse pero finalmente no lo hizo, el chico lo volvió a intentar, nada, pego un puñetazo con rabia al parabrisas y ¡Bingo! El motor se encendió, dio gracias por ello y se marcharon de allí tan rápido como pudieron atropellando a cuatro o cinco bestias que se encontraban en la parte delantera del vehículo.
La furgoneta apenas tenía gasolina para rodar un par de kilómetros, pero fueron suficientes para salvar sus vidas, pero hoy era su día de suerte, encontraron una gasolinera a apenas unos doscientos delante de donde la furgoneta se había quedado parada y la empujaron hacia allí.
Esta vez David repostaba y Claudia buscaba algo útil en la tienda, en la puerta había un cartel que decía:

-Cerrado por Apocalipsis zombi, puedes coger lo que quieras.
-Vaya, parece que la gente aún tiene sentido del humor. Se dijo para sí misma.

Decidió entrar, pero un zombi que había dentro les debió a oír y atacó a Claudia antes de que pudiera reaccionar tirándola al suelo, estaban forcejeando mientras David lo veía todo desde la distancia, se encontraba algo lejos, nunca había disparado desde esa distancia, además cabía la posibilidad de herir a Claudia, el monstruo abrió sus fauces decidido a morder a la chica, David apuntó rápidamente con el rifle y disparó.

Se hizo el silencio en la vía de servicio, no había movimiento por parte de la bestia, tampoco por parte de Claudia, ¿Y si le había dado a ella?
El joven se acercó corriendo y vio al zombi al lado de la chica con un perfecto agujero en la sien, y Claudia en el suelo inmóvil por el miedo que había pasado en un momento.

-Pensaba que no ibas a disparar.
-No podía dejarte morir, al fin y al cabo eres mi novia ¿no?
-Supongo que sí. Dijo riendo

David la ayudó a levantarse, esta vez los dos revisaron la tienda, estaba completamente vacía, alguien se les había adelantado, al salir, vieron como su furgoneta se alejaba siguiendo el trazo de la carretera, ambos corrieron detrás de ella apenas unos metros hasta que el automóvil se perdió en la distancia.

-¿Has dejado las llaves puestas? Preguntó ella en tono sarcástico.
-Claro, quien se iba a imaginar que alguien nos la iba a robar.
-Pues no sé, pero ¿Quién deja las llaves puestas? ¿Estás tonto?

David decidió no responder, y comenzó a andar siguiendo la carretera, esperó a Claudia, pero esta lo adelantó y empezó a caminar rápidamente dejando atrás a David.

Pasaron tres horas y aún no se habían dirigido la palabra cuando divisaron a lo lejos la furgoneta parada a un lado de la carretera junto a un jeep negro.
Los dos iniciaron un suave trote en dirección a los dos vehículos, cuando llegaron a ellos, no había nadie en ninguno de los dos, David tocó el capó de la furgoneta, aún estaba algo caliente.

-Ya hemos llegado. Dijo Claudia sujetando el mapa con ambas manos.
-¿Estás segura? Aquí no hay nada.
-¿Vosotros también habéis oído el mensaje? Dijo una voz desconocida tras unos árboles mientras les apuntaba directamente con una pistola.
-Sí, ¿Y tú quién eres? Dijo Claudia, que rápidamente sacó la pistola de su funda y apuntó al desconocido.
-¿Eres tú el cabrón que nos ha robado la furgoneta? Preguntó David que alzó el fusil y apuntó directamente a su cabeza.
-Alto ahí, alto ahí, yo no he robado nada, soy un centinela de la Colonia, calmaos por favor, dijo bajando el arma.
-¿David, podemos fiarnos de él?
-Sí, baja el arma. Dijo mientras se colgaba el fusil al hombro.
-De acuerdo, ¿Algún arma más que declarar?
-Sólo esto. Dijo David tirando el bolsón de armas a los pies del vigilante.
-Vaya. Dijo mientras cogía la pesada bolsa. Seguidme.

Llegaron a las puertas de la Colonia y entraron junto al centinela.

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⏰ Última actualización: Mar 28, 2016 ⏰

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Hasta que la muerte nos enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora