El Brazalete de Paladio

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             El azul del cielo se reflejaba sobre el brillante color plateado de los signos delicadamente tallados en aquella torre, la cual se alzaba frente al enorme campo de entrenamiento, las fuertes corrientes de aire golpeaban en los hermosos rostros de los Dioses, quienes sentados en las sillas de oro observaban fijamente la arena de juego.

La cálida arena era removida por aquellos pasos apresurados, los cuales se movían con tal agilidad que eran difíciles de distinguir, el silencio de los alrededores en algún punto era sustituido por el sonido de un fuerte grito u ocultado bajo la explosión de alguna técnica.

"¡Virgo por aquí!". Gritó Tauro.

Tauro corrió en dirección a un largo y oscuro túnel, el cual les daba una escapatoria, Virgo corrió tras él mientras unas largas y fuertes raíces aparecían en su camino, las cuales con gran rapidez ataron las piernas de Virgo causando su inmovilidad, se aferraban a su cuerpo con la fuerza de una serpiente, causando un punzante dolor, llevó sus manos hacia ellas con gran velocidad.

"¡Atrio Mercurium!". Gritó Virgo.

Destellantes fragmentos de mercurio salieron de sus manos a toda velocidad, los cuales cortaron las raíces liberando su cuerpo, seguidamente, otras raíces capturaron sus piernas y brazo izquierdo, miró a un lado para observar el gran árbol de donde provenían.

"¡Tauro!". Gritó Virgo.

Tauro corrió hacia él, sus pies rozaban el suelo causando pequeños remolinos de tierra, su mirada fija en el enorme árbol, el cual se alzaba sobre ellos, elevó sus manos en dirección a la zona media del mismo.

"¡Taurus Colpus!". Gritó Tauro en su marcha.

De sus manos salieron varios puños dorados, los cuales rompían las corrientes de aire hasta chocar contra su objetivo, el cual se estremeció mientras grandes fragmentos de madera caían al suelo, al mismo tiempo Virgo luchaba con las raíces para no ser totalmente cubierto por ellas.

"¡Taurus Colpus!". Gritó nuevamente.

"¡Atrio Mercurium!". Gritó Virgo.

Las raíces lo liberaron, al mismo tiempo la técnica de Tauro lo debilitaba aún más, Virgo giró sobre sus pies en dirección contraria al ver que varias raíces elevaban por el aire a su hermano.

"¡Mercurius Frammento!". Gritó Virgo en dirección al árbol.

Un diminuto fragmento de mercurio voló por los aires para incrustarse en la superficie del árbol, el cual comenzó a estremecerse mientras se tornaba de un color negro, sus raíces dejaron en libertad el cuerpo de Tauro, quien cayó al suelo con un fuerte golpe, aquellos movimientos eran cada vez más fuertes hasta transformarse en una enorme sombra en medio de la luz del día, poco a poco se fue quedando inmóvil hasta quedar sin una gota de vida en aquellas hojas negras.

"¿Te encuentras bien?". Le preguntó Virgo.

"Sí... vamos". Respondió Tauro reincorporándose.

Corrieron en dirección al túnel, una vez dentro, este se cerró en ambos extremos cubriéndolos bajo la oscuridad total, se detuvieron en seco, con sus miradas en todas direcciones sin conseguir una salida, se mantuvieron uno al lado del otro con todos sus sentidos atentos a cualquier movimiento.

El Zodíaco 1: La Reencarnación ( en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora