La Batalla de las Fronteras

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               En lo más alto de aquel oscuro cielo se podía admirar la belleza de la luna llena, la cual dejaba caer sobre las tiendas del Ejercito de los Dioses sus blancos rayos de luz que eran acompañados por corrientes de un aire tan frío que podría llegar a congelar todo a su paso si se tratara del mundo mortal.

Débiles sombras se desplazaban de un lado hacia otro mientras aquellos cuerpos que las producían cuidaban la zona para proteger a los que en ese momento descansaban dentro de sus respectivas tiendas, las cuales eran iluminadas en su interior por unas cuantas velas ubicadas en puntos estratégicos.

El clima de la noche poco a poco se transformaba en cálidas corrientes de aire, las cuales recorrían toda la zona de las fronteras del mundo de los Dioses para llevar con ellas el anuncio del amanecer que dejaba al descubierto veloces rayos de luz emanados por la fuerza del sol.

Una vez más la luz del día cubría cada espacio de la zona donde el campamento de aquel ejercito había sido levantado, las tropas de los diferentes elementos cruzaban el campamento para tomar sus posiciones haciendo desaparecer algunas de las tiendas que se encontraban a su alrededor, tiendas que ya no necesitarían una vez que el ejercito del inframundo llegara.

El cuerpo de Piscis era acariciado suavemente por las corrientes de aire mientras permanecía fuera de su tienda, su mirada recorría cada uno de los espacios que lo rodeaba para darse cuenta de aquello que no había percibido antes, sus ojos se abrieron como platos dejando al descubierto unos ojos llenos de asombro y fascinación.

"Impresionante... ¿No es así?". Dijo Kenta a su lado.

"¿Ah?". Dijo Piscis al escuchar la voz de su ayudante junto a él.

"Puedo ver en sus ojos la impresión que emana de ellos al ver por primera vez la zona donde nos encontramos". Le dijo Kenta dando un vistazo al lugar.

"Si... desde que llegue no había prestado atención a todo esto". Respondió Piscis.

"A donde quiera que observe solo vera ese color blanco producido por las nubes". Le dijo su ayudante.

"Sabia que nuestro mundo se encontraba en lo más alto del cielo de los mortales pero nunca me imagine que las fronteras fuera solo un montón de nubes". Dijo Piscis sonrojándose un poco.

"Entiendo... en la antigüedad nuestro mundo fue atacado por primera vez... dando lugar a una terrible batalla entre los primeros Dioses del Olimpo y los feroces Titanes... esta guerra causó una fuerte destrucción dentro del mundo inmortal haciendo desaparecer una gran parte de sus terrenos... los Dioses fueron los victoriosos pero en sus corazones solo quedaba dolor al ver su mundo destruido... es por eso que el Dios Caos reconstruyó todo lo que conoces hoy en día". Contó Kenta mientras hablaba con suavidad.

"¿Hablas del Olimpo?". Preguntó Piscis con duda.

"El Dios Caos no solo reconstruyó el Olimpo... también los terrenos del Zodiaco... los terrenos de Demeter... los terrenos de los Templos Sagrados... Los grandes valles y los hermosos bosques que son el final de nuestro mundo". Aclaró Kenta.

"¿Y que sucede con las fronteras?". Cuestionó Piscis con interés.

"El Dios Caos necesitaba ocultar aún más nuestro mundo de aquellos que pudieran atacarlo para conseguir su dominio... es por eso que solicitó la ayuda de sus hijos Gea la Diosa de la tierra y Urano el Dios del cielo... estos dos unieron sus poderes para crear las fronteras...". Contaba Kenta cuando fue interrumpido.

El Zodíaco 1: La Reencarnación ( en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora