segundo paso: enamórate

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Y ASEGÚRATE DE QUE TE ROMPAN EL CORAZÓN.

Doug era guapo. Su rostro entero parecía una escultura de perfectamente colocadas líneas, dibujando ángulos rectos en algunas partes, curvas infinitas en otras. Zayn tendía a perderse observando esos detalles, a verse atrapado sin quererlo por el sorpresivo encontronazo con sus ojos grises.

Esta vez, Zayn miraba la vereda por el espejo retrovisor. Lo que podía, al menos, a través del cristal empañado.

Doug lo miraba a él, por lo que podía juzgar por el rabillo de los ojos.

—Me divertí hoy —dijo. Zayn asintió, sonriéndose al recordar como sonaba la primera vez que lo oyó, borracho en aquel club: allí su acento holandés era indiscutible, brusco. Ese día, en cambio, a veces hasta se perdía entre modismos locales y el acento del norte que los meses en Bradford le habían hecho adoptar. Era todavía sexy, de alguna manera.

—Me divertí también —dijo, y volvió la mirada. Doug lo miraba con una expresión hambrienta, y Zayn se humedeció los labios—, quizá deberíamos salir otra vez.

—Sería excelente —admitió, y luego miró al costado, como hacía cada vez que buscaba una palabra—, genial.

Zayn rió bien bajito.

—Genial —insistió y lo tomó por las mejillas para acercarlo a un beso.

Doug era guapo, tenía un acento sexy, y era un excelente besador. Sobre todo, tenía manos grandes y anchas, que se las ingeniaban cada vez para encajar en el ángulo perfecto del cuello de Zayn, en su costado, como parte de su piel.

Doug besaba bruscamente, como todo en él. Pero había algo de su firmeza que llamaba a Zayn; algo rudo y animal, desesperado.

Eran las doce de la noche y llevaban minutos estacionados frente a la casa de los Malik. Él sabía que no estaban esperándolo despierto, porque había dicho que se quedaría de Louis. Sabía también que nadie pasaba por esa calle a esas horas: demasiado temprano para que los vecinos de su edad estuvieran volviendo de la fiesta, demasiado para el último paseo de perros de la cuadra. Sabía que el vidrio empañado los protegería de fisgones.

Sobre todo, sabía que no estaba listo.

—Lo siento, amor —susurró sobre su boca. Amor. ¿Cuántos años tenía, doce?—. Lo siento.

Doug sonrió, pudo sentirlo en sus labios. Lo besó suavemente antes de convertir la caricia en un mimo, acomodándole la ropa.

—Yo lo siento, no intentaba apresurarte.

Zayn le acarició la mejilla, siguiendo la línea de su mandíbula que era jodidamente perfecta. ¿Cómo podía ser tan guapo? A Zayn ni siquiera le gustaban los rubios.

—Es sólo que... No así, ¿sabes? —Carraspeó, y se acomodó en el asiento, mientras se abotonaba el saco. Doug sonreía, mientras corría su manos para abotonárselo él.

—Lo sé, bebé —insistió—, pero no puedes culparme. Eres tan guapo, besas tan bien.

Zayn se reincorporó para que le acomode el cuello. Doug lo besó otra vez.

—Pero puedo esperar, no te preocupes por eso.

Después de decir eso le acarició la mejilla y Zayn sonrió sobre su mano, y se sintió tan amado, tan cuidado. Quizá por eso lo dijo.

—Quizá... Mis padres se irán con las chicas en unas semanas. Puedo hablar con Donnie para que nos deje la casa.

x

Zayn esperó en el pórtico hasta que el auto dobló en la esquina. Técnicamente, podría quedarse a dormir en casa y contarle todo a Louis por la mañana, pero honestamente, no quería hacer eso. Sobre todo sabía que no iba a poder dormir hasta que se sacara eso del sistema.

Cómo enamorarte de tu mejor amigo | zouis | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora