PRIMERA PARTE

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APAISEMENT

Tus ojos y mis ojos se contemplan
en la quietud crepuscular.
Nos bebemos el alma lentamente
y se nos duerme el desear.

Como dos niños que jamás supieron
de los ardores del amor,
en la paz de la tarde nos miramos
con novedad de corazón

Violeta era el color de la montaña.
Ahora azul, azul está.
Era una soledad de cielo. Ahora
por él la luna de oro va.

Me sabes tuyo, te recuerdo mía.
Somos el hombre y la mujer.
Conscientes de ser nuestros, nos miramos
en el sereno atardecer.

Son de color del agua tus pupilas:
de color del agua del mar.
Desnuda, en ellas se sumerge mi alma
con sed de amor y eternidad.

MANUEL MAGALLANES

De Todo Corazón 111 poemas de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora