Capítulo-2

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La casa era muy acogedora, cuatro paredes de madera sin ventanas con una única entrada sin puerta y completamente vacía, ni cama ni comida ni nada. A pesar de que toda la sala se podía ver con completa claridad, no había ningún tipo de aparato que pudiese iluminarla.

Cuando estaba por irme y echar a correr por la arena en busca de una zona habitada en la que pudiese conseguir algo de comida y, ya de paso, un baño limpio (incluso uno sucio me valdría) vi un papel colgando del marco de la entrada.

"No salgas o la tormenta de arena que se avecina te enterrará vivo. Un amigo mío te irá a recoger en su furgoneta en un par de horas

Besos:

Mamá"

¡¿Qué mierda de nota es esa?!¡¿Me encerraron y ahora me intentaban hacer creer que un amigo de mi madre me iba a recoger?! ¡Yo no me quedaba ahí ni loco!

Eché a andar todo recto desde la entrada sin perdida y sin pausa.

-Menuda mierda-había mucho aire y venía con un montón de arena. No pasaba nada, tampoco es para tanto. Entonces me di cuenta de que me había perdido. Empecé a mirar a mi alrededor a ver si veía algo que me indique que si estaba cerca de alguna civilización. Vi unas luces de coche. Esos de la "PSN como siga" no me querían dar ni un respiro.

-¿Por qué se están girando las luces? Esto no es bueno, el coche se está volcando.

Me acerqué a echar una mano a ese pobre desgraciado. Cogí el coche, lo volví a poner en su posición más lógica y lo empecé a empujar hasta llegar a una ciudad un par de horas más tarde, sin que el conductor dejase de taladrarme los oídos con sus estridentes gritos. Se ve que trabajito me estaba pasando factura, estoy cansado. Cierro los ojos.

La próxima vez que los abrí, la escena me resultaba muy familiar: una ciudad destruida y un cráter conmigo dentro. La única diferencia es que en vez de estar toda la ciudad en llamas estaba como comida y corrompida por las sombras. Seguí con la mirada un cacho de escombro que se desprendía de un rascacielos fijándome en cómo se deshacía mientras se acercaba al suelo la imagen final antes de perder el conocimiento resultó de lo más dramático. Una nube de humo y polvo de fondo mientras que los soldados empezaban a bajar por el cráter.

Otra vez la misma celda y el mismo viejo barbudo, solo que en esta ocasión él estaba algo más hablador, es decir, que era un charlatán.

-Hombre. Tú de nuevo ya creía que te habían ejecutado por no seguir mi consejo.- dijo el anciano mientras se le escapaba una carcajada- claro que si no estás muerto no puedes recordar nada de lo que acabo de decir.

-¿Por qué no me iba a acordar del viejo barbudo que solo me dirigió la palabra antes de que un soldado me llevase a rastras frente a un truco tipo "mago de Oz"?-del cual, desgraciadamente, no he visto al titiritero.

-Entonces tienes que ser un ser muy poderoso para resistir el borrado de memoria de Morfeo.

-¿Quién eres?

-Nadie de los que estamos aquí sabemos quiénes somos. Según lo que nos dicen somos seres mitológicos camuflados en un cuerpo humano. Supuestamente yo soy la esfinge. ¿Según ellos tú quién eres?

-No lo sé, no me dijeron nada. Solo mencionaron no sé qué de una marca.

En ese momento se acerca el mismo soldado de la última vez y se repite la historia: me agarra, me arrastra hasta las llamas, éstas se presentan y me dan derecho a tres preguntas.

-Esta vez las tengo claras. ¿Quién soy? ¿Cómo activo ese supuesto poder si cada vez que lo utilizo estoy dormido? ¿Qué debo hacer para que me dejéis en paz?

-Da la sensación de que recuerdas todo lo sucedido en tu visita anterior- dijo la llamita amarilla- eso planteará una pregunta más que deberás contestar.

-Déjate de preguntas y responde primero a las mías.

-Eres la serpiente destinada a acabar con el sol y con el mundo: Apofis.-dice la llama amarilla con total tranquilidad

-Ese poder se activa cuando el espíritu de ese dios egipcio se apodera de tu cuerpo, y como la limitada mente de tu forma humana no puede procesar la información mágica lo lleva al olvido con el sueño.-dijo la llama roja con un tono medio burlón pero aparentemente convencida de la tontería que acababa de soltar.

-Para que "te dejemos en paz" tienes que demostrar que no eres culpable de los actos de los que se te acusa o reconocerlos y comprometerte a llevar un amuleto que anulan tus poderes- dice la fogatilla azul- pero el hecho de que resistieras el "sueño de Morfeo" hace más que imposible tu inocencia con respecto a tu personalidad divina e inviable el funcionamiento del amuleto. Por lo que sólo quedan dos posibilidades: o nos dices la verdad de lo sucedido en un plazo de un siglo y buscamos un acuerdo plácido para ambos o se te ejecuta pasado ese tiempo.

-Con el shock provocado por la posesión divina no te puedes acordar de nada, aunque irás recuperando la memoria con el paso del tiempo. Cuando lo hayas recordado, por favor, no dude en llamar a su vigilante.

Y con las mismas que vine me fui, es decir, arrastrado por mi vigilante a mi celda con el viejo cotorra. Como no estaba de humor para charlas ni discusiones, así pues me tiré en mi litera y me dormí ignorando a Esfinge.

Memorias de ApofisWhere stories live. Discover now