Hora libre.
Mágicamente luego de un nervioso recreo, tuvo que faltar un profesor. Es peor que el receso porque al menos todos se van al patio, pero cuando el profesor no está, nos dejan en el aula.
¿Mi queja? No puedo mantenerme tranquila con tanta gente.
―¡Hey! ―grita Curtis, otro compañero de curso―. ¡Vamos a competir, Matt y yo! ―Si no hubiera escuchado su nombre, quizás no me giraba.
Mala mía.
―Ya déjalo, Curt ―se niega Matt mientras abraza a su novia por la espalda.
No debí haber visto eso.
Una punzada pasa por mi pecho con solo un vistazo pequeño.
―Cobarde ―Curt sigue.
¿De qué hablan?
―Es solo una apuesta ¡Vamos!
―No vas a besar a mi novia. ―Frunce el ceño.
¿Besarla? ¿Besar a Melisa? Esto parece una telenovela y yo no soy la protagonista.
―Pues claro que no, pues tú vas a ganar, si duras un tiempo record besándola, yo no la besaré. ―Le guiña a la rubia.
Ella hace una mueca de asco y Matt se acerca amenazante a Curt.
―¿Qué te pasa?
¡Ug! Nunca lo había visto enojado, da miedo.
Aunque, más miedo me dan mis emociones ahora.
¡Malditos celos!
Son peores que mi fobia.
ESTÁS LEYENDO
Soledad
ContoAlí sufre por dentro, sufre por su ansiedad. Vive la vida como puede, hace lo que puede. ¿Qué pasa cuando tu mismo te destruyes por dentro? ¿Qué es lo que te anima a seguir? Otra historia de fobia social, por Viviana Valeria V.