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Después de un largo ensayo ,discutiendo sobre que camino musical deberíamos tomar, fui a buscar a Alba. Durante el paseo hasta su academia, mantuvimos una interesante charla sobre la Patrulla Canina. La verdad es que, aunque me deje agotada, adoro a mi hermana. Carmen, su madre, no quiere reconocerlo pero somos idénticas.

Cuando llegamos a su clase, a través de un pasillo naranja lleno de cartones plastificados con palabras en inglés, salió su profesor. ¡Resulta que era guapísimo! ¿ Y cuántos años tendrá? ¿¡20!?

Hola, mi nombre es James- dijo en un español con un fuete acento inglés.
Hola. Soy Adriana. Su hermana - intenté decir.

Hacía tiempo que no me bloqueaba así con un chico. Desde mi cambio de "look" había ganado seguridad. Pero, ¿a quién quería engañar? Mi pelo, ahora rubio y liso, solo me había hecho gastar dinero en mascarillas ( me lo estaba chamuscando), con la ropa que llevaba solo conseguía que se me acercaran babosos, y me había ganado fama de fresca. No era por eso más feliz, pese parecerlo.

-Nos vemos en una hora- dijo con una amplia sonrisa.
-Sí, adiós- contesté.
Nunca había envidiado tanto a mi hermana. Iba a pasar una hora con ese profesor de inglés. Alba había encontrado canguro para traerla a clase. Y pensándolo bién, este curso se me estaba atragantando el inglés. Los profesores ya nos avisaron: el bachillerato no iba a ser un camino de rosas. Puede que lo comente en casa, unas clases particulares no me irán nada mal.

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