Vivir con la Kiseki no Sedai

Capítulo 39- No todo sale como lo planeamos

—Hey, ¿no tenéis ganas de más fiesta? —dijo Kise.

—¡Claro! —dijo Aomine. —¡Tenemos que celebrarlo!

—¡Yey! ¡Ki-chan, organicemos una! —dijo Takao

—¡Takaocchi eres genial! —dijo el rubio.

Los dos chicos se abrazaron por los hombros y saltaron juntos. Los demás del grupo los seguían, sin saltar claro.

—Kazunari, ¿no tenías el tobillo adolorido? —dijo Midorima.

—¡Ya está bien! —dijo el chico, sin parar de saltar acompañado de Kise.

—Ryouta, ¿no estabas tan cansado? —dijo Kasamatsu.

—No estoy nunca cansado para la fiesta —dijo Kise. —, ¿verdad, Takaocchi? 

—Oh, no podría estar menos de acuerdo.

—No destrozéis nada, no sea que os envíen a Japón de una patada sin avión —dijo Miyaji. — Yo lo haría.

—No les podemos reprochar nada —dijo Nijimura. —, tienen derecho a celebrar la victoria.

—¿Ah que sí? —dijo Himuro. —¡Va, vamos de fiesta Shuuzo!

—Nunca había ido de fiesta con mi madre —dijo Takao.

—Himurocchi, ¿tú también quieres fiesta? —dijo Kise.

—¡Pues claro! Cuando vivía aquí, yo hacía las fiestas. Mis fiestas eran famosas.

—Sí y, no se porque, siempre eran en mi casa —dijo Kagami.

—Ki-chan, tenemos a un experto.

—Sí —dijo Himuro, subiéndose las mangas del chándal. —, déjamelo a mi. Todo este Hall estará listo para una fiesta. 

—Si queréis ir de fiesta, primero tenemos que vestirnos para la ocasión, ¿no creéis? —dijo Akashi. — No podemos ir en chándal, nada más. 

—Hostia, que el pelirrojito se nos une a la fiesta. Increíble — dijo Takao.

—Quién sabe, puede que sea el rey del baile y todo... — dijo Furihata, riéndose.

—Kouki...

—Ah, pues, te reservaremos un baile, Akashicchi.

—¡Esto no me lo pierdo! —dijo Kagami. —¿Puedo grabarlo? 

—No —dijo Akashi.

—¿No al baile o no a que te graben, Akashi-kun? — dijo Kuroko.

—A las dos cosas.

El grupo se fue hacia los dormitorios.

—Gracias —dijo Miyaji, cuando Nijimura y Akashi le dieron la bolsa que había dejado allí con su ropa de calle.— Me voy a casa para cambiarme. Nos vemos después. 

—Miyaji-san, sabía que tú también querías fiesta —dijo Takao.

—Baka.

Y se fue.

—¿Vas tú primero? Tienes que limpiarte bien esa sangre seca que te ha quedado —dijo Nijimura.

—Sí, gracias.

—No me gusta dejar las cosas así —dijo Nijimura.

—Ya lo sé. Pero no podemos hacer nada, ya lo sabes. Nadie, excepto nosotros, lo ha visto y el árbitro lo negaría todo. Saldríamos perjudicados nosotros. 

—Sí.

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Himuro había ordenado el Hall principal. Había retirado sillas, mesas y sofás para hacer una pista de baile. Las cosas apartadas las puso por diversos rincones, creando lugares para sentarse. Y sillones y butacas escondidos en rincones. Había conseguido invitar a mucha gente, tanto como los que habían participado en el torneo- la mayoría de ellos-  como de fuera. Y los invitados también habían traído cosas.