4. Hora del Baño

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*Aclaro que Ted tiene tres años y por eso se le hace un poco difícil pronunciar la letra "R" así que cuando vean una "D" o algo así ya saben lo que quiere decir.*

CAPITULO 4

Christian Grey pasaba la mano libre por su cabello revuelto una y otra vez, en claro indicio de que estaba a punto de perder los nervios. Ted corría desnudo de un lado a otro por la habitación, riendo feliz de la vida. Él amaba estar desnudo, la ropa le daba calor y picaba, además de que estaba pegajosa porque derramó el jarabe de los panqueques que con tanto esfuerzo y dedicación, tomando en cuenta que no era muy dado en la cocina, preparó su papi en ella. Christian creyó que era una buena idea dejarlo desnudo por la casa mientras él preparaba el baño, ahora se arrepentía de haber tomado esa decisión. ­

-¡Soy un supededue!­ gritaba y reía el niño. Llegando hasta el balcón y regresando a la enorme cama de sus papis donde subía y saltaba nuevamente a la alfombra para hacer el recorrido otra vez. Todos sus pequeños atributos bamboleándose libres entre sus piernas, pero a él eso no parecía importarle. Y a su hermanita tampoco, de hecho parecía entretenerla el espectáculo que le estaba ofreciendo su hiperactivo hermano ya que gateaba y reía detrás de él.

- ­No me atdrapas Phoebe­ dijo, pasando como bala junto a ella que, ya enojada por no poder alcanzarlo, se sentó sobre su trasero y gritó hacia él, como querido decirle que se detuviera. A ella sólo la cubría su pañal y tenía las mejillas llenas de papilla del desayuno.

-Ted, deja ya de correr y entra al baño.­ repitió Christian por decimosexta vez. ­

-¿Pod que?­ preguntó Teddy por centésima vez desde la cama. Ahora saltaba en ella dando vueltas y cantando.

-­Porque estás sucio y las personas nos bañamos cuando estamos sucios.­ trató de razonar el adulto en la habitación. ¡Dios! juraba que le pondría un monumento a su esposa cuando tuviera oportunidad si ella debía lidiar con todo esto sola cada que él salía por viajes de negocios.

Responder a cada porqué de su hijo iba a terminar por volverlo loco. ¿Pod que Phoebe tiene solo dos dientes? ¿Pod que yo tengo los ojos de Mami y ella no? ¿Pod que Taylod no tiene casi pelo? ¿Pod que a Phoebe le da hipo? ¿Pod que cedamos los ojos al estodnudar? ¿Pod que te pasas la mano pod el pelo, papi? ¿Pod que? ¿Pod que? ¿Pod que, papi? Era esto a lo que se refería su esposa al hablarle de paciencia.

-­Yo no estoy sucio.­ canturrió el pequeño. ­

-Estás lleno de jarabe.­ señaló. Teddy se detuvo, mirándolo por entre sus piernas y su padre abrió los ojos desmesuradamente. ­

-No es ciedto.­ contestó, mirando la cara al revés y graciosa de su papi. ­

-Si lo es. ­

-Que no.

-­Teddy, por favor­ rogó Christian. ­

-¿Te bañas conmigo?­ inquirió el pequeño deteniendo sus saltos. ­

-Ya papá se bañó esta mañana.

-­Y mami me bañó ayed.­ razonó tercamente. ­

-¡Ta! ¡Ta!­ decía Phoebe quien se había puesto de pie sosteniéndose de la cama con una manito y abriendo y cerrando su puño para llamar la atención de su hermano.

- ­Ted... ­

-Me baño si me atdrapas­ lo retó, bajando de la cama y corriendo a la pared opuesta donde éste se encontraba. La pequeña se frustró y gritó otra vez, sentándose resignada y buscando algo más con que entretenerse.

La llegada de PhoebeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora