34; fin

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—Freddy, no te quedes callado y habla —Isaac miró serio a su amigo.

—¿Te acuerdas cuando te dije que a Kiara le gustaban los chicos tiernos y toda esa bola? —dijo lento, tratando de ser cuidadoso con las palabras que elegía.

Isaac abrió los ojos como platos.

—¿Qué hiciste, Freddy? —soltó en un susurró, asustado de la respuesta que su amigo podría darle.


Hace unos meses atrás...

Freddy iba masticando un chicle mientras caminaba por los pasillos de la escuela. Se suponía que tenía clases de deportes, pero él simplemente no había nacido para ellos. Por lo general había maestros monitoreando los pasillos, pero por el la última hora, los maestros estaban más preocupado por el toque de timbre que por los alumnos.

Sacó la goma de mascar de su boca y la pegó en uno de los casilleros de algún infortunado. Siguió su camino hasta llegar a los baños donde podría fumar tranquilo, sin embargo, el sonido de las voces de unas chicas llamaron su atención. Si tenía suerte, hoy conseguiría algunos teléfonos de chicas para el fin de semana. Se adentró cauteloso por las puertas de los baños y pegó la oreja en la puerta.

—¡Vamos, Kiera! No digas que no es tierno si es una cosita tan linda. Te dan ganas de oprimirlo y abrazarlo y besarlo y... —la interrumpió otra voz.

—Y babearlo. Ya, Lott, sé muy bien que tú quieres que salga con una persona como Niall Horan o ese de Teen Wolf, pero yo no...—la interrumpió otra voz.

—Tú no digas más. Aunque digas que no, sabemos perfectamente que amas a los chicos tiernos, ¿o no? —se hizo silencio.

—Sí, a lo mejor sí, pero no creo que... —nuevamente no la dejaron terminar de hablar.

—Entonces no se diga más. Amas a los chicos tiernos y te hemos cachado en tu gran mentira —dicho esto se dio por entendida que la plática se había acabado.

El sonido del lavabo siendo usado y el secador de manos, le dieron señal a Freddy de que debía esconderse pronto. Vio como tres chicas salían del baño y entre ellas la chica que traía vuelto loco a su pobre amigo.

—Esto debo contárselo a Isaac —susurró para sí mismo en cuanto estuvo solo en el pasillo.



—Creo que debí notar que ella estaba dudando con respecto a lo del "chico tierno". Luego está lo que vi en su teléfono el otro día... —comenzó a caminar en círculos, nervioso.

—¿Qué viste en su teléfono? —Isaac se estaba mordiendo las uñas.

—La vez que la maestra de Historia le quitó su celular, cuando fui a entregarle mi tarea...

—Espera, ¿tú entregas tarea?

—Claro que sí, idiota. Ahora déjame terminar — Fred le soltó un leve golpe en la frente con ayuda de sus dedos, Isaac se limitó a asentir con la cabeza—. Fui a entregarle la tarea y el celular de Kiera vibró. Le estaban hablando y apareció la foto de un chico en motocicleta, supongo que es el mismo que estaba allá atrás. No le presté importancia hasta ahorita que todas las piezas encajan.

—O sea, ¿me estás diciendo que ese tipo de allá, es su novio? —el chico parecía que se rompería en llanto ahí mismo.

—Sí... ¡Aunque nada lo asegura! Podríamos preguntarles a sus amigas, quizá ellas sepan algo. A lo mejor es su hermano, no sé, su tío, su padre, su primo. ¡Alguien que no es su novio! Hay múltiples respues-, Isaac no te pongas a llorar, no es tu culpa. Vamos, amigo —lo tomó de los hombros—. Rompo el protocolo de mejores amigos y ando contigo, pero no llores —lo zarandeó levemente.

—No voy a llorar, soy un hombre con muchos pantalones —sus ojos solo estaban rojos, pero ni una lágrima se derramó.

—Isaac, hoy traes bermudas.

—Cállate. Hoy mi corazón laterá por Kiera, pero mañana laterá por alguien más. Superaré a Kiera, volveré a amar y esta vez será correspondido —miró hacia el cielo, en modo dramático.

—Oye, hermano, como que pasar tanto tiempo en la biblioteca leyendo esos libros, ya te afectaron. Vamos por unas hamburguesas, tú invitas, ¿está bien? Prometo esta vez no comerme la mayoría de tus papas fritas —alzó su mano al aire en forma de promesa.

Isaac soltó un largo suspiró y después de unos minutos en silencio golpeó su cara con sus palmas como si quisiera despertar. Todo estaría bien, se repetía en su cabeza. Un corazón roto no le hace mal a nadie, volvía a repetirse. Kiara de por sí ni era tan bonita, frunció el ceño al pensar eso.

—¿Podemos pasar esta vez al restaurante de la chica, esa a la que le gustas y fingir que pareja? —Isaac por fin formuló palabra.

Freddy hizo cara pícara y lo tomó del brazo como si de compinches se tratase.

—¡Pues claro que sí, mi amor! —respondió con una voz más aguda de lo normal haciendo que Isaac soltara una tremenda carcajada mientras salían de la escuela aún tomados del brazo.

Sin duda alguna, ¿qué haríamos sin nuestros amigos? Esos que por más que nos den vergüenza de vez en cuando, los queremos y los apreciamos tanto como si fueran hermanos. Esos amigos que no falta un día que te den aliento a seguir adelante (a su manera, claro) y que te den más de un motivo para sonreír.

Isaac se habrá llevado su corazón roto envuelto en carcajadas producidas por Freddy, pero de una cosa está más que seguro y es en la esperanza de encontrar esa persona a quien ofrecerle su rara forma de ser tierno porque, obviamente sí, un chico guapo, popular y atlético puedo llegar a convertirse en lo que es ahora Isaac Holton. Quizá se vuelva a enamorar más pronto de lo que él cree...

Obviamente sí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora