Diez. El cansancio y la tensión en mis músculos era casi insoportable.
Nueve. La falta de oxígeno en mis pulmones era tal hasta el punto del casi desmayo.
Ocho. La velocidad a la que iba hacía que el aire golpeara duramente mis mejillas.
Siete. La vista parecía ser imprecionante, la nube de objetos y edificios que iba dejando atrás parecían estar dandome aliento, casi sacandome una sonrisa, impulsandome a continuar.
Seis. Mi mirada estaba fíja en un punto frente a mi, en el nudo de personas completamente ajenas a mi vida.
Cinco. Casi podía decifrar sus pensamientos, la preocupación en sus rostros a pesar de que no podia enfocar nada que no fuera el impacto que estaba a punto de recibir.
Cuatro. Pensamientos sobre el arrepentimiento comenzaron a inundar mi mente, viendolo por primera vez en años como una posibilidad, como que podría haber encontrado otra solución de no haber sido esta mi elección.
Tres. El miedo suplió a la esperanza y la idea de acabar con el dolor sin luchar si quiera un poco más, sintiendo el pánico expandirse y tensar mi pecho, sabiendo que esta había sido mi última elección, mi último error y el peór de todos.
Dos. Ahora que era conciente de lo que habia hecho y no estaba cegado por el dolor, podía sentir al tiempo burlarse de mi, haciendome ver cuanto lo había despreciado y desperdiciado, que si mi vida había sido miserable era por mi y el final que habia elegido era aun mas patético que mi constante sentimiento de ser la victima todo el tiempo. Que a pesar de haber decido que terminaría con mi vida, en realidad no habia terminado nada porque aun no había comenzado a vivirla.
Uno. La resignación me invadió. Lo había estropeado todo. Ya no había vuelta atrás. Mi vida había sido miserable porque así lo había querido y había sufrido tanto porque yo mismo me lo había permitido. Y que ahora que me había dado cuenta de mi error y no podía hacer nada para remediarlo, solo me quedaba, por los pocos segundos que me restaban de vida, la esperanza de que en alguna otra vida, dejara de ser tan estúpido y comenzara a apreciar el valor de las personas y todo lo que me rodea. Porque de todo lo que viví, pude haber aprendido algo.
Cero. Y con ese último pensamiento en mi cabeza, me prometí a mi mismo hacerlo mejor la próxima vez.
El suicidio nunca fue una solución. Solo fué otro estúpido intento de ocultarle mis miedos a los demás, a mi mismo. Y ese, fué el peor de todos mis errores.

ESTÁS LEYENDO
Sonrisas Amargas, Borrosas Y Falsas
Random*~Porque aún más que todo aquello yo amaba odiarme mas de lo que me odiaba a mí misma.~* - Intentos de poemas, relatos y fragmentos de sentimientos y conflictos internos. -