Sonrisas Amargas, Borrosas Y Falsas

Entra la nada y el vacío

Miedo

Punzante en mi pecho, vibrante, que corta y paraliza, que drena tu fuerza, que reduce todo a un nada. Nada.

Huir

Que parece ser siempre la solución más fácil, escapar, dejar todo atrás en lugar de enfrentar los hechos, las personas, la vida. Que te hace pensar que eres libre, que te hace un cobarde, que te vuelve un nada. Nada.

Tristeza

Que es menospreciada, que es innecesaria, que no debe sentirse, que no debe quedarse. Porque es como el veneno que se expande por tus venas. Suave, lento, intenso, profundo, que te hace caer y no te deja levantar. Porque como al veneno hay que sacarlo, chupar hasta que este fuera de tu sistema. Antes de que alcance cada parte, cada rincón y cada escondite. Antes de que la desolacion lo abarque todo. Antes de que te deje sentir nada. Nada.

Odio

El vigorizante sentido del odio. El sabor agrío que produce. Que carcome como un acído las entrañas y deshace todo a sus paso. Hasta los sentimientos más puros y nobles. Y que llega hasta el fondo y ahí hecha sus raíces. Absorbiendo todo y dejando solo su acído, letal, vibrante, poderoso, que, una vez que acaba con todo, te deja vacío. No sin nada, solo vacío. Vacío.

Porque al final del día sentirte vacío y estar en la nada no es el problema. El problema es dejarlos estar. Invitarlos a tu casa, dejarlos pasar y dejarlos quedar. Dejarlos volverse tú. Dejarlos ser tú.