Contrato.

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Academia Tōō.

Suspiró y estiró sus brazos con ganas. Llevaba demasiado tiempo sentada y su trasero comenzaba a hormiguearle. La campana sonó y (...) sonrió, tomó su mochila de gimnasio y se despidió de sus compañeros. ―¿Te vas ya, (...)-chan? ―la aludida se detuvo a medio pasillo al escuchar la voz de Momoi.
―Si, tengo clases de natación. ¿Por qué? ―dijo (...) acomodándose la mochila al hombro.
―Bueno, esperaba que fueras al partido de mañana. ―La pelirrosa acompañó a (...) por los pasillos de Tōō.
«Dios, eso no. Lo más seguro es que Aomine vaya y se moleste por verme allí.» ―(...) rió de manera nerviosa―. Suena muy interesante, pero no creo que la idea agrade a Daiki.
―En realidad él estaría muy interesado en que fueras ―insinuó la chica con media sonrisa.
(...) siguió su camino con Momoi al lado. La idea era tentadora. ¿Cómo no? Siendo Aomine tan guapo, tan agresivo, tan rebelde, tan negro...
Ese último pensamiento desconcertó a (...) que se comenzó a reír como loca. Momoi la miró extrañada y luego le sonrió.
―¿Eso quiere decir que si, (...)-chan?
―Bien, ¿a qué hora será?
―A las cinco, será contra el Instituto Seirin.
―¿Tetsuya estará? Esto se pondrá divertido ―(...) se despidió de Satsuki y se fue a sus clases de natación. A diferencia del resto, a ella lo que más le apasionaba era el agua, además de su pequeña afición por el Krav Maga.
Pasó el resto de la tarde enfocada en sus clases, pero la imagen de Daiki sudoroso y sin camisa la invadía una y otra vez desconcentrándola. Luego fue a sus clases de natación y a sus prácticas de lucha.
A la hora de escoger novios (...) los seleccionaba con cierto patrón, para ser más precisos, escogía a quién quería con ella por un rato de diversión. Tenía ciertos gustos un poco «exóticos» en términos de sexo. Le gustaba tener el mando y eso, claro está, le dificultaba el trabajo con tipos con la personalidad de Aomine. Retos así eran casi imposibles, pero para Thöryn (...) esos imposibles eran tentadores.
Las pullas y los insultos eran un poco más de leña para el fuego, Aomine y (...) pelean cada vez que salían juntos con Momoi y eso era desesperante.
Y sus constantes peleas con Daiki ya habían tocado fondo. Tanto, que su lado dominante estaba decidido a someter al Negromine de cualquier forma.
―Entonces, ¿ya te decidiste por Aomine?
(...) cerró con cuidado su casillero, había terminado las prácticas de Krav Maga y ya era hora de regresar a su casa. Su amiga Zeiren la miraba divertida al escucharla hablar de que iría a ver el partido de Tōō y Seirin.
―Bueno, algo así ―dijo (...) con tono tranquilo.
―Vaya, tendrás que contarme cómo te fue con el morenazo ―Zeiren le guiñó un ojo y se despidió con un saludo militar.
(...) le dijo adiós con la mano y salió del gimnasio. Ya era muy tarde y necesitaba llegar a casa y dormir como nunca. Con paso ligero y despreocupado fue por las oscuras calles. Los coches iluminaban todos con sus luces delanteras, el tráfico de coches era mucho. Seguramente su hermano ya estaría en casa y a ella le tocaba hacer la cena.
La canción Lonely de Sistem of a Down la distrajo de su estupefacción. Sacó su celular de la sudadera de Tōō y, extrañada, miró el nombre de Satsuki en la pantalla.
―¿(...)-chan?
―¿Momoi-chan? ¿Qué sucede?
Escuchó las risas de su hermano y Aomine de fondo.
Un momento, ¿risas de su hermano y Aomine?
―Bueno, (...)-chan, Dai-chan y yo estamos esperándote en tu casa ―le informó muy contenta. El alma de (...) abandonó su cuerpo y la tierra―. Tu hermano Noah-kun es muy gracioso.
(...) estaba súper pálida. ¿Qué diablos hacían esos dos en su casa tan de repente?
―¿(...)-chan? ¿Hola?
―Lo siento, Momoi-chan, sólo me sorprendió. Llegaré en diez minutos. Adiós.
Colgó y corrió el último tramo de camino hasta su casa. Jadeante y respirando profundamente llegó al sendero de su casa. ¿Qué diablos hacían esos dos ahí?
Lo raro era que estaba Aomine, Momoi siempre la visitaba de vez en cuando pero Aomine... Eso estaba raro.
Recobró la compostura y puso cara indiferente, no quería que se dieran cuenta que se moría de la intriga.
―Estoy en casa ―dijo abriendo la puerta.
―¡Bienvenida, (...)-chan! ―dijeron Momoi y su hermano Noah.
La chica dejó la mochila en el suelo y fue al salón donde estaba Aomine sentado, el moreno rápidamente se puso de pie al verla entrar en el lugar quitándose la sudadera dejando ver su camisa de punto sin mangas y con gran escote.
―¿Se puede saber qué hacen aquí? ―dijo (...) mirando en todo momento a Daiki que no apartaba la vista de sus voluptuosos pechos.
―Satsuki-chan, ¿quieres acompañarme a comprar algunas cosas que olvidé para preparar la cena?
La pelirrosa le respondió que encantada. Ambos se fueron de la casa prácticamente corriendo.
(...) algo indiferente se sentó en uno de los sofás y Daiki se sentó en otro frente a ella. Ambos se miraron largo rato sin decir nada. ¿Qué iban a decirse si cada vez que cruzaban miradas se mataban? Ah, pero la espera ya estaba impacientándola.
―¿Te gustan las vistas, Daiki? ―El chico desvió la vista a los ojos de (...), le veía con una ceja enarcada y estaba de brazos cruzados por delante lo que realzaba más sus pechos.
―B-bueno, con semejante delantera ¿cómo no? ―dijo algo ruborizado pero con descaro.
―¿Te gustaría ver más?
Aomine se quedó helado. Por lo general a las mujeres no les gustaban sus respuestas sinceras pero la reacción de (...) fue distinta. ¿Si quería ver más? Joder, pues si se lo decía con ese tono tan natural claro que sí.
Observó a (...) acercarse hasta él y sentarse a su lado, muy cerca. (...) le pasó un brazo por los hombros mientras acercó su rostro al de Aomine.
«Maldición, (...) está muy cerca» ―Aomine se sentía como un ciervo ante los faros de un coche, como una polilla junto a una llama... y ella sabía perfectamente lo que estaba haciendo.
La tensión entre los dos aumentó al tener contacto visual, (...) se mordía una y otra vez el labio al contemplar los de Aomine. ¿A qué sabrían?
¿Cómo sería en la cama? Según las leyendas urbanas que corrían por ahí, los negros tenían fama de estar bien equipados ahí abajo...
―¿Qué me dice, señorito Aomine? ―dijo ella en tono jocoso, (...) le rodeó la oreja con los dedos y muy suavemente, rítmicamente, tiraba de su lóbulo. Eso para el moreno era muy excitante.
―¿Qué? ―susurró completamente perdido.
Los labios de (...) se arquearon dibujando una sonrisa lo que distrajo aún más a Daiki.
―Bueno, he pensado que te gustaría ver más. Aomine la miró boquiabierto.
¿Había escuchado bien? Porque de ser así le diría algunas sugerencias de qué le gustaría ver. Aunque, sinceramente le sería difícil por dónde empezar.
Pero no para (...).
«Muy despacio, que no se asuste», se repetía (...).
Tenía planes para Daiki pero no quería apresurarse y asustarlo. Sus dedos dejaron de jugar con la oreja de Aomine, muy despacio le recorrió el mentón y le tomó de la barbilla para que le mirara a los ojos.
―¿Qué respondes, Daiki?
En vez de hablar Aomine se lanzó hacia ella. De repente (...) se movió, él no supo de cómo, y en un abrir y cerrar de ojos estaba en el suelo, inmovilizado debajo de ella, con las manos extendidas y sujetas por encima de la cabeza, con la mano libre (...) estaba agarrándole la cara y su boca buscando la de Aomine.
Daiki abrió los ojos al sentir que (...) metía su lengua, reclamando y poseyendo su boca. Los papeles se habían invertido. Recorría cada centímetro de su boca, lamiendo, chupando y mordiendo todo a su paso, Aomine siempre se mostraba tan duro ante los demás pero con ella, en ese preciso momento, estaba de lo más sumiso.
No blanqueaba los ojos porque los tenía cerrados, podía sentir el peso de (...) sobre sus caderas. Su cuerpo se había endurecido violentamente con solo verla entrar y después de eso sentirla sobre él con esa faceta dominante. Sentía que iba a explotar.
Abrió los ojos y le vio mirándole fijamente.
―¿Confías en mí? ―le preguntó (...).
Él asintió con los ojos muy abiertos, con el corazón rebotándole en las costillas y la sangre viajando directo a su entrepierna.
(...) llevó su mano libre al bolsillo trasero de su pantalón y sacó una corbata de seda. Aomine la miró acusadoramente.
―¿Es mi corbata?
En vez de contestar (...) se acomodó a horcajadas sobre él y le ató las muñecas, un nudo demasiado fuerte que difícilmente se desataría. Tiró del nudo para comprobar que era seguro. Aomine no iba ir a ninguna parte. Estaba atado y muy excitado. Y, la mejor parte, (...) lo estaba sometiendo. (¿BDSM? ¿Dónde? :v)
Se levantó y se quedó de pie junto a Aomine que estaba sobre la alfombra, le miraba con una sonrisa.
―Estás mejor así ―murmuró (...) para sí.
Esbozó una sonrisa maliciosa de superioridad. Aomine no sabía qué decir. Todo lo que pasaba era de lo más irreal. Aomine Daiki reducido y atado con una corbata por una chica. Una muy guapa debía recordar.
―¿Acaso te va el bondage y sadomasoquismo, (...)?
―Es más que eso, Daiki. Pero contigo echaré un polvo vainilla ―se quitó la camisa dejando a la vista su ropa interior.
Aomine enrojeció, estaba viendo más de lo deseado y se sentía nervioso, cosa que (...) notó enseguida.
―Pareces un chico virgen, Daiki ―le vio torcer el gesto demasiado pronto y apartar la vista―. Jajaja, ¿enserio?
Parecía una broma. (...) no podía creer lo que Aomine afirmaba con la vista. Se la iba a pasar muy bien antes de lo pensado.
No ―repusó él sin verla a la cara, aunque no convencería a (...) de lo contrario. Comenzó a dar patadas mientras se removía tratando de desatar el nudo con la boca.
―Si forcejeas, te ataré también los pies, Daiki. Si haces el menor ruido, te amordazaré. No abras la boca. Seguramente ahora mi hermano y Satsuki-chan están ahí fuera escuchando.
«¡¿Amordazarme?! ¡Noah y Satsuki!» Aomine se calló y se quedó inmóvil.
(...) procedió al arduo trabajo de desvestir a su futuro «juguete», le quitó los zapatos y los calcetines y le bajó muy despacio el pantalón de chándal dejándolo únicamente en bóxers.
«Oh... ¿qué calzoncillos llevo?», se preguntaba Daiki.
―Veamos. ―(...) se pasó la lengua lentamente por el labio inferior―. Estás temblando nerviosamente como un corderito, Daiki. Sabes el efecto que tiene eso sobre mí.
Ella estaba ansiosa, tenía tantas ideas en la cabeza que no sabía por dónde empezar. Daiki era enorme comparado con ella, pero tenía claro que su noche especial seria suya.
«La virginidad de Daiki será mía» ―(...) le levantó la camisa, Aomine creyó que iba a quitársela, pero la enrolló a la altura del cuello y luego la subió de manera que le dejó al descubierto la boca y la nariz, pero le cubría los ojos―. Creo que has visto demasiado.
¡¿Qué?!
(...) se rió ante el grito de Aomine. Como estaba en ese momento era muy cómico. Atado y sin ver nada. Mmm, el sueño de toda fangirl.
Aomine sintió que (...) se alejó de él unos segundos, escuchó varios pasos y ruidos provenientes de la cocina. Se removió incómodo. ¿Qué dirían sus compañeros si lo vieran en semejante situación? No tendría cara para verle a los ojos.
(...) era famosa por su soltería y su forma de tratar con los chicos. Ya sabía que era fuerte, guapa pero lo que le preocupaba era su manera de tratar con el sexo. Si, admitía ser virgen pero estaba completamente seguro que el noventa por ciento no jugaba de la misma forma en la que lo hacía (...) con él en ese momento.
Aomine dio un respingo al sentir los dedos fríos de (...) recorriendo su estrecha cintura, sus abdominales... más arriba sintió algo caliente recorriendo su tórax, las clavículas... hasta llegar a su cuello.
(...) rió al escuchar los gemidos de Aomine, se removía como un niño inquieto. Aunque, claro, debía recordar que seguía siendo un «niño» de alguna forma.
―Vaya, con lo pervertido que eres no pensé que me encontraría con esto ―Aomine sofocó un grito cuando sintió que una mano de (...) se colaba por el elástico de su ropa interior para agarrar su erección.
La acción fue demasiado brusca e inesperada que solo logra jadear y medio gemir con nervios.
―¿Sabes que estoy desnuda a tu lado, Daiki? ―él no contestó, se limitó a sentir la piel de (...) pegada a su cuerpo―. ¿Te parece esto agradable?
El tono amenazante puso tenso a Aomine.
Le escuchó gemir de nuevo, con la mano masajeaba aquella impresionante erección. Debía de darle un 10 de nota. Estaba muy dotado, y, lo más impactante, sin «estrenar». ¿Quién se lo iba a decir?
(...) se recostó sobre el pecho de Aomine, con la mano acariciaba lenta y minuciosamente aquel miembro. Largo, grueso, venoso y oscuro.
―¿Te gusta? ―le decía en el oído, Aomine solo abría y cerraba la boca porque estaba más que disfrutando. Las sensaciones que captaban sus demás sentidos eran geniales.
En medio de aquella oscuridad sentía el placer más tormentoso. ¿Dónde había estado (...) en toda su vida?
―Joder... ―masculló él.
(...) captó la señal, parecía que estaba a punto de explotar pero con la presión suficiente sobre su miembro aquella acción se vio interrumpida.
―No acabaras en mi mano, «preciosa».
«¿Preciosa?», se preguntó Aomine.
(...) se apartó de su cuerpo, dos segundos después Aomine parpadeó al ver la tenue luz de la lámpara. Tal vez le había negado el orgasmo pero... pero aquellos melones... Uf, aquellos melones eran más de lo que habría imaginado. (...) le ayudó con la corbata, los bóxers y sus manos quedaron libres.
Ostía... ―susurró algo perdido viendo aquellos pechos, ni siquiera se le ocurrió cogerlos con las manos cuando (...) se sentó de nuevo sobre él con las piernas abiertas.
Ella se inclinó y le besó mientras enredaba sus dedos en el cabello de Aomine. Le escuchaba gruñir, pero igualmente respondía a sus caricias como si ya lo hubiesen hecho miles de veces. Como si todo el tiempo perdido ya hubiese sido invertido en aquellos mimos improvisados que se daban.
Gimió por primera vez al sentir las manos de Daiki agarrar sus nalgas para pegarlo más a él, estaba tan caliente que parecía una hoguera. El pene de Aomine rozaba su entrada húmeda con cada movimiento, estaba tan cerca y la vez tan lejos.
Con las manos (...) le recogió el pelo hacia arriba y le sujeto la cabeza para que la moviera. Estaba memorizando todos y cada unos de los milímetros de su boca y su lengua.
Aomine por su parte seguía magreando el trasero de su dominante (...), parecía que tenía hambre y él estaba igual. ¿Cuándo podría sentirse dentro de ella? Movía una y otra vez su miembro hacía la entrada de (...) pero ella se retiraba muy lentamente impidiéndole el acceso deseado. Era tan mala.
―Este es tu castigo, tan cerca y de pronto tan lejos. ¿Te parece esto agradable? ―le susurró (...) al oído.
Agotado, frustrado y muy excitado decidió pasar a la acción. Ya se había cansado de ser el sumiso. Quería entrar en (...) y cuanto antes mejor que mejor.
Pero ella se le adelantó, no se dejaría dominar por un chico. Bueno, al menos esta vez. Si volvía a repetir aquello con Aomine... pues... bueno... quizás se lo pensaría.
«Mierda, sus dedos están...», (...) se mordió el labio inferior y apoyó la frente en el hombro desnudo de Aomine.
Sentía sus dedos largos y fuertes moldeando su cuerpo, no pudo evitar gemir. Aquella fricción era tan agradable.
―Maldición, qué mojada estás ―sintió la lengua de Aomine sobre su oreja caliente―. ¿Sientes eso? Tú también lo deseas, ¿verdad?
(...) no respondió, se limitó a degustar las sensaciones que le proporcionaban sus maravillosos dedos. Aomine flexionó las falanges de sus dedos como si fueran un gancho, (...) le arañó la espalda.
Bien, había reaccionado a eso.
Tal vez si...
―Daiki... joder...―(...) movía sus caderas buscando aquellos dedos torturadores.
Oh Dios, qué dedos... qué manejo de las manos. Con razón era tan bueno jugando básquet.
―¿Qué quieres, (...)?
―A ti... ahora ―le dijo con el rostro escondido en su pecho.
―Dime cómo quieres que te folle. Hay una variedad infinita de maneras ―le susurró Aomine al oído.
¿Habían vuelto a intercambiar de papeles?
«Sólo será un momento... necesito esto. Necesito a Daiki.»
«Vamos, (...). Responde.»
No hablaban, solo gemían. ¿Qué diablos se iban a decir?
Siempre que se veían con Momoi alguno de los dos comenzaba la pelea y la terminaba el otro. Pensaban muy diferente, pero habían descubierto que se entendían en algo.
Y ese algo era lo que estaban compartiendo.
(...) le mordió el hombro y Aomine sacó los dedos del interior de ella. Se quedaron viendo a los ojos con las respiraciones entrecortadas. Luego se miraron a los labios y volvieron a pelearse por dominar al otro.
¿Qué era aquello si no una dominación total? Una demostración del más fuerte, que en este caso obviamente era (...). Si, la chica más reservada en temas sexuales resultó ser la más mala de todas.
―Vamos, no lo alargues más... quiero tu virginidad ―Aomine se quejó al sentir que (...) mordía con fuerza su labio.
Cómo besaba aquella chica, ponía todo el cuerpo y alma en ello. No le daba tiempo ni a tomar oxígeno.
La tensión sexual estaba a punto de hacerlos estallar. Tanto roce por encima ya hacía maravillas.
Se miraron a los ojos con deseo, grabando a fuego sus imágenes. Algo que querrían recordar muy seguido.
(...) obligó a Daiki a recostarse en la alfombra, muy despacio le besó los labios con rastros de sangre.
―Eres una sádica ―le acusó él al verla disfrutar.
―¿Te lo parezco?
―Lo eres.
―Si, y tú ahora eres mi «sumiso» así que obedece y cállate ―dijo antes de volver a besarlo.
La orden-amenaza fue recibida y cumplida con obediencia. (...) y su tono eran más amenazadores que Akashi y sus tijeras.
Aomine se agarró la punta de la erección, siguiendo la ordenes de (...) la llevó hasta su húmeda entrada. Metió la punta, sintiendo como los músculos internos de (...) palpitaban y se amoldaban a su miembro.
(...) vio las muecas en el rostro tenso de Aomine, seguramente en ese momento sentiría que su cuerpo le quemaba como el Demonio. Pero en su caso era normal, aunque lo raro era que ella también sentía dolor. Ese Negromine era demasiado grande para su cuerpo tan pequeño.
―Si... despacio ―le susurraba al oído, como si con eso lo iba a tranquilizar.
Las manos del chico tomaron la cintura de la chica, eran tan suaves y pálidas a comparación con su oscura piel.
(...) tenía los dientes apretados, aún no estaba lista cuando Aomine la tomó por sorpresa de la cintura para alzarla y luego volver a penetrarla sin aviso. Su cuerpo reaccionó de una manera brusca y su reloj de cuenta atrás se puso en marcha.
Enredó las manos en el pelo de Aomine y tiraba de él cuando la embestida lo requería. Lo hacía tan rudo pero a la vez tan exquisito. Se sentía destrozada. No podía más... y él empujaba una y otra vez... y de nuevo sentía que la llenaba...
―Vamos, Daiki, otra vez ―le insinuó con tono sexy.
El chico alentado por sus palabras se animó más. Volvió a penetrarla sintiendo cómo sus músculos lo succionaban masajeando su miembro mientras la embestía.
―¡Mierda! ―tres embestidas más y se vació en ella.
(...) sintió como se mezclaba su propio calor con el de Aomine, sentía las piernas laxas y le pesaban los pechos. Se desplomó sobre Aomine que seguía tendido sobre la alfombra.
Su pecho subía y bajaba mientras intentaban recuperar la respiración. Sus acelerados corazones y sus cuerpos sudorosos estaban más que conectados.
―¿(...)?
La chica ni siquiera levantó la cabeza para ver la cara de Aomine. Sentía tan bien que sus grandes manos le acariciaran la espalda de aquella manera tan suave.
―¿Qué? ―dijo algo intrigada.
Se mi novia.
(...) se rió de manera jocosa.
―¿Por qué querría serlo?
―Por que de lo contrario le diré a tu hermano que robaste mi virginidad ―le dijo como si nada.
¿Qué? ¿Harías eso tan rastrero? ―le preguntó levantando la cabeza para ver el rostro de Aomine con aquella estúpida sonrisa que ponía cuando jugaba básquet con Kuroko y sus compañeros.
―Si es necesario para que estés conmigo, si ―le robó un pequeño beso y (...) se dejó querer.
―Bueno, pero que conste en el contrato que acepto por coacción.
―¿Qué contrato? ―dijo Aomine preocupado.
―Uno que haremos más tarde.

N/a: Holi, lamento la demora pero me salió trabajo de última semana :"v y como soy pobre me toca trabajar que mis mangas yaoi, mis juegos y comida no me los dan gratis 😭
Pero volviendo a lo importante, lectora-chan robando virginidades desde tiempos inmemoriales XD
Este me recordó a 50 Sombras de Grey :v
Espero les haya gustado
Y el próximo es de nuestro amado emperador akagami

N/a: Holi,  lamento la demora pero me salió trabajo de última semana :"v y como soy pobre me toca trabajar que mis mangas yaoi,  mis juegos y comida no me los dan gratis 😭Pero volviendo a lo importante,  lectora-chan robando virginidades desde ti...

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Vendrá bien juerte (? ) 😜

KnB X Lectora (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora