Abrí los ojos y miré mi ventana, parecía algo tarde. Me estiré perezosamente y miré la hora en mi móvil. Eran las 9:32 am. Me levanté y me eché una ducha. Al salir me puse unos vaqueros que se veían más o menos nuevos, una camiseta blanca básica y una chaqueta de cuero negra, seguro que hacía frío.
Hoy por fin era el día. El día, en que sabría si Alice me perdonaba. Estaba algo nervioso por su contestación pero yo creo que si me diría un simple 'no', no irámos luego al Starbucks a hablar, ¿no? Esperemos que mi teoría sea cierta.
Como el Starbucks estaba medio lejos y todavía quedaba más o menos una hora para la cita, decidí ir andando, así de paso entraría en calor.
Salí de mi casa, me aseguré de que la puerta estaba cerrada y emprendí camino. Eran como 45 minutos caminando, más o menos. Cogí mi iPod y me puse a escuchar música. Esta vez decidí escuchar una preciosa canción de Ariana Grande y Nathan Sykes, en vez de a Ed Sheeran. Raro, ¿no? Se llamaba Almost Is Never Enough. Hermosa.
<<Oh, almost, almost is never enough
So close to being in love,
If I would have known that you wanted me,
The way I wanted you
Maybe we wouldn't be two worlds apart,
But right here in each others arms
Well we almost, we almost knew what love
was,
But almost is never enough…>>
¿Por qué ahora, de repente, las canciones mostraban mi estado de ánimos? Menos mal que esta vez era una canción bonita y de gente enamorada. De gente que podía estar junta. ¿Verdad?
Fui por todo el camino con esa canción en replay. Creo que, yo creía que de repetirlo en la canción se haría de realidad. ¿Esperanzador? Sí. ¿Algo patético? Exacto.
Después de seguir caminando un poco más por fin divisé el Starbucks a la velta de la esquina, miré mi reloj, las 10:29 am. Perfecto, por una vez, he sido puntual.
Antes de entrar al local, eché un vistazo a la gente de las mesas y encontré a Alice, espero que no haya estado esperando mucho. Bueno, yo también he esperado a saber su respuesta, pero por fin, la sabré. Crucé los dedos.
-Buenos días, Alice.- la saludé dándole un beso dulce en la mejilla-. ¿Has estado esperando mucho?
-No, tranquilo.- me contestó sonriendo, aunque se veía algo nerviosa. ¿No me perdonaría?-. He llegado hace... ¿unos segundos? Has sido super puntual. Quizás sea yo la impuntual.
-Jajajaja, sí, ¿no?- al ve que venía el camarero le pregunté-. ¿Qué quieres pedir?
-Me gustaría perdir un café y unos gofres.- le dijo al camarero-. ¿Y tú, Harry?
-Yo solo un café, pero grande, soy muy perezoso.
Miré a Alice, la cual sonrió rápidamente. ¿Qué le pasaría? ¿Por qué se le veía tan nerviosa? El camarero anotó nuestro pedido y se fue.
-Bueno, Alice. Llegó la hora de decirme la verdad. No me gusta ponerte tensa pero... yo también estoy muy nervioso. De hecho lo he estado bastante tiempo. ¿Me perdonas?
-A ver... te perdono Harry, pero...- empezó. Ya me estaba poniendo más nervioso-. Podríamos seguir hablando y tal de vez en cuando, eso no me molesta, pero quiero dejarte claro que no creo que vuelva a confíar en ti en una relación de más que amigos, ¿entiendes? Ya sabes que me dolió y a ti también, pero... todavía no puedo pensar que hayas cambiado.
-Me alegro que me perdones, Alice. Pero te puedo asegurar que he cambiado.- le dije mientras el camarero nos trajo el desayuno.
-Puede ser, Harry, pero piensa. Ponte en mi lugar. Puedes pensar que una persona, que ha sido toda la vida así...¿ha cambiado en tan poco tiempo?
-Sí, pueder ser, Alice. Me dolió a mí también, tanto como para cambiar. Confía en mí. Inténtalo, ¿quieres?
-Vale, confíaré en ti, pero hay algo que tengo que...
-No me lo puedo creer, ¡volvemos a ser amigos! Muchísimas gracias, Alice, de verdad. Te quiero.
-Y yo Harry pero créeme hay algo que tengo que contarte.- dijo ella, intranquila.
-Yo creo que puede esperar, ¿no?- le contesté seguro. Tenía ganas de salir a dar una vuelta con ella, así podríamos recordar viejos tiempos.
-Pero...
-Nada de ''peros'', Alice. Espérame afuera, yo pago.- dije y salió del local.
Después de pagar, salí afuera y me acerqué a ella. Se frotaba los brazos tiritando, hoy sin duda, corría mucha brisa.
-Tienes frío, ¿no?- dije y le pusé mi chaqueta encima de mis hombros.
-Pero Harry, ¿y tú? ¿No pasarás frío?
-Da igual, no quiero que pases frío. Por un favor que te hago...
-Ya pero también me pagaste mi desayuno cuando debería haberlo hecho yo.
-Tampoco fue muy caro. Anda, vamos, ¿quieres ir a una plaza que hay cerca?-le pregunté sonriendo.
-Vale... donde tú quieras.
Caminamos juntos, pero no de la mano. Por muy fuerte que fuera mi tentación, conseguí retenerme a cogerla de la mano como en los viejos tiempos, ella había dicho que nada de "relaciones de 'más que amigos'." Yo tenía las manos en los bolsillos de mis vaqueros, mientras que ella se había puesto bien mi chaqueta y también tenía las manos en los bolsillos.
Llegamos a la plaza por fin y nos sentamos en un banco al lado de un árbol. Yo hacía bromas, ella reía, yo le preguntaba sobre qué tal le había ido en estos meses, ella me contestaba... Todo bien hasta que...
-¿Harry?
-¿Sí?
-Tengo que decirte algo muy importante, va a ser algo duro, pero mejor que te lo diga ahora, porque si esperamos más va a ser más duro.
Al oír estas palabras me dio un vuelco al corazón. ¿Por qué la vida no quería que por una vez fuese feliz?
"Querido Karma:" me dije. "No soy la única persona que existe. Seguro que hay más personas que se merecen algo de karma, ¿no?"
-¿Qué es Alice? Oh, no...
-Harry... Yo, mañana, ee-eh... m-me...- noté que se le quebraba la voz-. No puedo con esto, lo siento.
-Alice, por favor dímelo.- dije posando una mano en su hombro.
-Mañana empiezo la universidad y...
-Es... es genial, ¿por qué te preocupas tanto?
-El problema es que... Ay, no puedo...
-¡Dímelo ya, Alice!- dije sin poder evitar gritar por los nervios.
-Me mudo a Nueva York.