-¡Alice! ¡Alice!- grité. Como no me oía, pensé en llamarle por su apodo, a lo mejor me reconocería-. ¡Brownie!
De repente, giró la cabeza y me miró. Pude ver sus lágrimas caer por sus mejillas, y otra vez el sentimiento de culpa surgió en mi pecho. Antes de que se levantara para irse, corrí hacia ella y la agarré por su brazo.
-Por favor, Alice, ¿no podemos hablar?- pregunté.
-Ya no hay nada que hablar.- dijo ella-. Yo creo que lo dejaste todo claro aquella noche.
-Pero, Alice... yo te amo, y esa noche también, estaba ebrio, ¿crees que me daba cuenta de lo que hacía?
-¡Pues no haber bebido, asqueroso borracho!- me gritó, y yo observaba sus las lágrimas cayendo.- Me rompiste el corazón, Harry, y puede que tú nunca hayas sentido lo que yo estoy sintiendo ahora mismo desde esa noche en la fiesta, pero aunque Harry Edward Styles, el más guay del mundo, no lo haya sentido nunca, duele. Y mucho.
-Brownie, por favor, yo...
-¡No me vuelvas a llamar así! ¡Ahora para ti soy Alice y nada más!
-Yo he cambiado, pero mis sentimientos no. Te amo, de verdad.
-¿Oh, en serio?- dijo ella sarcásticamente-. ¿A cuántas le dices eso?
-Antes de conocerte era así, pero cuando te vi supe lo que es el amor de verdad, no el que solo es sexo y nada más. Créeme Alice, por favor.
De repente supe que se iba a ir, así que cogí su cabeza entre mis manos y la besé. Sus labios encajaban en los míos, como si fueran dos piezas de un puzle. El beso me resultó cálido y reconfortante, tanto como para olvidar por un momento todo el dolor que sentí a partir de ese día en el que la engañé. Quería seguir, pero desgraciadamente, ella separó su boca de la mía.
-¿No me digas que no te has sentido como antes de esa fiesta?- le solté-. ¿Antes de esta mierda que nos está pasando?
Ella solo, me miró, llorando, pero algo me decía que el beso le gustó. Se iba a ir, pero le jalé del brazo. Solo quería decirle una cosa más, solo una, antes de que me volviera a sentir solo, abandonado.
-Give me love.- al ver que me miraba confundida, seguí-.De Ed Sheeran, escúchala, así es como me siento.
Ella asintió y se fue. Descendía la colina. Mientras ella salía de mi vida de nuevo, mis lágrimas también salían pero de mis ojos.
-¡SI QUIERES HABLAR SOLO LLÁMAME!- le grité por última vez para que me oyera. Ella se giró, me miró a lo lejos, y volvió a girarse para salir del parque.
El resto de la tarde, me lo pasé mirando cada cinco minutos el móvil, el correo, algo que diera señales de ella. De mi preciosa Alice. Solo esperaba algo. Lo perfecto, sería que volviera a salir conmigo, pero a estas alturas, me conformaba con su perdón, con su amistad. Así no me volvería a sentir nunca más solo. Era cierto que ya no sería el mismo de antes, con montones de amigos, pero ya solo me importaba ella.
Volví a revisar mi móvil. Pero la pantalla solo mostraba siempre que la miraba "0 llamadas perdidas". Bueno, tampoco esperaba que me llamara este mismo día, pero... no podía evitar mirar. Estaba muy nervioso.
Cansado, me acosté en la cama y cerré los ojos. El beso de esta tarde inundaba mis pensamientos, mezclados con algunos recuerdos de nuestras antiguas citas. Su risa, perfectamente perfecta, su sonrisa, su pelo, sus ojos color miel...
Dejé escapar una pequeña sonrisa. Nadie es perfecto, pero para mí ella lo era. Todo lo que hacía me hacía sonreír, de verdadera felicidad. No sentía eso con nadie más. Ni con mis antiguos amigos, ni mis anteriores novias, ni siquiera con mi familia...
SOLO CON ELLA.