Mi corazón se partió en miles de pedazos. Cuando por fin la volvía a tener a mi lado, se vuelve a escapar de mí. Al parecer el destino no quería que nos lleváramos bien, solo querían verme sufrir.
-¡No puedes irte Alice!- le dije. Ella lloraba-. ¿No puedes quedarte a una universidad de Londres? ¿Por qué tienes que irte a Nueva York?
-Me dieron una beca para estudiar en el extranjero, mi madre quiere que aproveche la oportunidad...- me dijo y enterró su cabeza en mi pecho y la abrazé, mientras llorábamos.
-No puedes irte Alice... te echaría demasiado de menos. ¿No puede haber otra solución?
-Me temo que no, Harry. Te quiero mucho, ¿vale? Q- que sepas que... por mucho daño que me hicistes que te perdono para siempre. Nunca he parado de amarte, y nunca lo haré.
Se separó de mí, pero me cogió la cara y me besó dulcemente. Fue un beso largo, dulce y pasional, perfecto, pero tuvimos que separarnos para coger aire. Nuestras frentes se rozaban y nuestras lágrimas estaban a muy poco de mezclarse. Nuestros alientos combinaban a la perfección y nos volvimos a abrazar. Yo no entiendo a la vida. Nuestros cuerpos parecían ser dos piezas que encajaban perfectamente y ambos nos amábamos, pero al parecer el universo quería vernos separados. Me sentía totalmente desgraciado.
-Te quiero mucho, mi querida Brownie.- le dije cariñosamente-. Espero que no te moleste que te llamé así, ¿no?
-Claro que no, Harry. Te amo.
Nos quedamos toda la tarde en el parque juntos, ella con su cabeza apoyada en mi hombro y yo acariciando su perfecto cabello rubio. Al final, se hizo tarde y ni siquiera habíamos comido, por lo que tuvimos que irnos.
-Adiós, Harry. Te quiero mucho.
-¿Ésto es una despedida?- le pregunté preocupado.
-No, tranquilo. Tan solo es un buenas noches.- me dijo y me volvió a besar dulcemente. Cuando desprendió sus labios de los míos y estaba dispuesta a irse, le dije:
-Al menos, ¿puedo pasarte a recoger mañana a tu casa para llevarte al aeropuerto?
-Eeh.. vale, como tú quieras.- me contestó.
-¿A qué hora, entonces?
-Pues ven... a las 3:00 pm, ¿vale?
-De acuerdo, Alice.- y la abracé.
De camino a mi casa solo pude pensar en una cosa, en lo que pasaría mañana... Tendría que despedirme de ella, para siempre. Dijo que también su familia se trasladaría a Nueva York, así le costaría menos instalarse en una ciudad tan diferente. Puede que no volviera nunca más a Londres, puede que nunca la volviera a abrazarla, a besarla, a reír con ella. Puede que nunca la volviera a sentir a mi lado.
Al llegar a mi casa, me tomé una ducha y al salir cené un poco de pizza. La verdad que todo esto me había quitado el apetito. ¿Qué haría yo sin Alice? ¿Sin mi Brownie? No volvería a amar a nadie más. A estas alturas he aprendido que amar es muy peligroso, porque desde que te sientes bien con otra persona, te la arrebatan para siempre.
¿No me puede dejar en paz esta vida?
Con lágrimas cayendo por mis mejillas, me tumbé en mi cama y cerré los ojos. Imaginé a Alice yéndose de mi vida, triste, sola... No me la podía quitar de mis pensamientos.
Me levanté por la mañana muy tarde. Aunque no dormía, no quería salir de la cama. No tenía fuerzas para nada. Sería el último día que vería a Alice para siempre. Odio las despedidas. Y más si es con ella.
A las 12:00 am por fin decidí levantarme y me desayuné/almorcé unos huevos fritos con bacon. Me eché otra ducha caliente para entrar en calor y me vestí con un pitillo negro y una camisa de cuadros. Me arreglé mis rizos y me fui al ordenador. Me puse a escuchar algo de música y abrí una carpeta de mis archivos. Ahí era donde tenía todas las fotos de Alice y yo en nuestras citas y esas tipos de cosas que hacen los novios.
-¿Por qué eres tan preciosa, Alice?- susurré-. Te escapas demasiado rápido, en cambio olvidarte es un proceso muy lento. Aunque yo creo que va a hacer imposible.
De repente, seguí pasando fotos y vi una que me marcó. Alice y yo en la fiesta. El día que la engañé, el día en que lo nuestro se fue a la mierda. Directamente la eliminé del ordenador, no quería recordar nada de ese día. Nada.
Era la hora de irse a casa de Alice. Era la hora de la despedida. Vivía dos calles más abajo que yo, por lo que fui caminando. Después de caminar un poco divisé su casa al final de la calle. Era la única de color azul flojito, por lo que fue fácil.
Entre por su jardín y toqué el timbre. No abría nadie por lo que volví a tocarte, pero por fin me abrió un niño pequeño, el que supuse que era su hermano.
-¿Quién eres?- me preguntó.
-Soy Harry, el amigo de Alice.
-Ah, hola, soy Austin, ¿quieres pasar?
-No gracias.- le dije-. Me dijo tu hermana que la psara a recoger para llevarla al aeropuerto.
-¿No lo sabes?
-¿Qué?
-Alice se fue esta mañana temprano.- me dijo-. Creía que te lo había dicho ella.
-Eh, ¿se fue ya?- le dije preocupado. ¿Se había ido sin mí?-. ¿Cómo es pòsible? Me dijo que pasara a esta hora a recogerla para llevarla.
Austin se encogió de hombros.
-No puede ser...- susurré-. Me voy, pero gracias de todos modos, Austin.
-De nada.- y salí.
Alice se había ido para siempre. Me había dicho que lo de ayer no era una despedida. Me había mentido. Sí, se que seguro que sería por mi bien pero... no me lo podía creer. Otra vez lágrimas caían por mis mejllas. Otra vez me encontraba solo.
¿Cómo había sido tan estúpido? Ninguna canción bonita y feliz expresaría lo que siento, solo una lo hace, Give Me Love, una que expresaba que nunca tendría a alguien a quien amar. Que me dieran amor, pedía. Pero nunca lo tendría.
Al volver a mí casa cerré la puerta con un portazo y tiré las llaves al suelo. Me sentía como una mierda. Me tumbé en el sofá, y de repente mi móvil sonó. No tenía nada de ganas de cogerlo, no quería saber nada de esta mundo de mierda. Pero... era un mensaje de Alice. Me limpié las lágrimas y pulsé en abrir.
"Siento haberte hecho eso. Mentirte diciéndote que me iría más tarde pero entiende que no podía verte mal de nuevo. Odio las despedidas y creyendo que nos veríamas de nuevo mañana, fue más fácil. Lo siento, Harry.
Nunca me dejes, escríbeme siempre que puedas o llámame. Estamos a tan solo una llamada de distancia, tan solo una llamada.
Siento no haberte creído cuando me dijiste que habías cambiado.
Te quiero mucho, lo que daría por volver a sentir uno de tus besos, uno de tus abrazos, una de tus caricias... algo de ti.
Solo prométeme una cosa más.
Nunca me olvides. Alice xx"
Esas palabras resonaron en mi cabeza por un momento. Decidí contestarle. Solo unas simples palabras bastarían, solo una simple promesa, muy fácil de cumplir. Total... Sabía que para mí, era imposible hacerlo.
"NUNCA LO HARÉ. Harry xx"