Hoy tendría que ir a una casa de música a comprarme un nuevo arco de repuesto para el violín, el cual estaba a punto de romperse. Digamos que soy algo torpe y suele caerse seguido.
Salí con dificultad de mi cama. El día se prestaba para dormir todo el día, estaba lluvioso y nublado. Sin embargó logré levantarme. Eran cerca de las 10 de la mañana y mis padres estaban en el trabajo, por lo que no desayuné.
Me dirigí al baño para prepararme y cuando estaba lista salí por la puerta principal de la casa. Pero volví a entrar para coger un paraguas.
Hacía demasiado frío, pero mientras más caminaba más caluroso se encontraba mi cuerpo.
Llegué a la tienda y pregunté por lo que quería comprar. El empleado me guió a la seccion adecuada, ya que el lugar era tan grande que podrías perdete.
- ¿Compras un arco pero no un violín? -. Me preguntó mientras yo los miraba y me decidía.
- Ya tengo violín.
- Entonces, ¿Has roto el arco?
- No del todo, un poco -. Reí.
- ¿Y tocas bien?
- Pues...se podría decir, me falta práctica pero puedo defenderme.
- Me encantaría escucharte alguna vez.
- Ultimamente me lo dicen mucho.
- ¿Cómo quién?
Dejé de mirar los arcos para mirarlo a él. No paraba de mirarme.
- Un amigo.
— Pues, no creo que sea muy amigo.
Tosí sabiendo a qué se refería su indirecta.
— Creo que me llevaré ese de ahí —. Señalé.
— Vale —. Tomó el que le había pedido. — Sígueme por aquí.
Lo seguí camino a la caja para pagar pero se dió vuelta para verme.
— Mi turno está por acabarse, ¿Quieres ir a tomar algo?
Lo dudé un poco, me sonrió y terminé aceptando.
Pagué y me acompañó fuera del local hasta un café. Menos mal que no había tomado nada en casa.
Nos encontrabamos sentados uno enfrente del otro en un segundo piso con vista a la calle y la lluvia, porporcionada por un ventanal que ocupaba toda la pared. No recomendado para personas com vértigo.
— Mi nombre es Roger.
— El mío es Melisa.
— ¿Y cuántos años tienes?
En eso llegó el mesero y nos preguntó sobre nuestra orden.
— Yo un café amargo —. Respondí.
— Igual que ella con una magdalena.
— En seguida se los traigo —. Dijo mientras escribía lo que habíamos pedido.
— ¿Café amargo? —. Preguntó Roger. Respondí con un suspiro y una sonrisa. — Entonces, ¿Cuántos años tienes?
— Veintiún años, ¿y tú?
— Pues pareces menor, estoy a punto de cumplir 18.
Murmuré un "Mhm" en forma de burla por el hecho que él haya querido recalcar que estaba a punto de cumplir 18.
— ¿Qué tiene de malo? — Se defendió.
— ¿He dicho algo?
— No, pero te has burlado de mi edad con ese "mhm". — me imitó.
— Para nada —. Dije sarcásticamente.
— Vale, vale.
Trajeron la orden y me ofrecí a pagar.
— No Mel, yo pago, no te preocupes, yo fui el que te invitó.
Discutir sería y se vería estúpido así que dejé que él pagara.
— ¿Sabes? Cuándo hoy me desperté no pensaba que iba a tener una cita con alguien tan linda.
— Qué cursi. Gracias. Tu también eres guapo.
— Oye, me voy a poner rojo.
Luego de esa "cita" caminamos un poco por la ciudad y cuando estaba por oscurecer se ofreció a acompañarme a casa. Con la tontería se había hecho de noche. Pasé todo el día con un extraño y lo había difrutado.
— Aquí es —. Le dije a Roger desde la acera de mi casa.
— Ha sido un placer —. Me entregó su móvil. — Si te agendas no me quejo.
Sonreí y me agregué a su lista de contactos. Se lo devolví, lo saludé y entré a mi casa.
Ha sido un dia hermoso.
ESTÁS LEYENDO
Music, Boys & Binging (2da temporada)
RomanceA los temas se los trata por lo que son. Melisa Castellanos se estaba recuperando. A los médicos les sorprendió que una paciente se pueda recuperar de dicha enfermedad tan rápido. Ella se mostraba feliz, contenta y con autoestima. Segunda temporada...