El Internado

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Después de que Marissa saliera de la habitación, decidí ir por mis cosas, por que para ser sincera ¿Que otra opción tenía? Aunque no podía evitar sentir ira hacía Marissa, por todo lo que me había dicho y como me había tratado, pero cuando recordaba quien era, mi ira se esfumaba dejando una gran tristeza e incomprensión ¿Por que me odiaba? Ni si quiera me conocía, nunca me había buscado, y con el simple hecho de recordar como me había llamado, me hacía sentir como tal...como una bastarda...

-¿Tamara?

Voltee inmediatamente, encontrándome con Lauren, la encargada del orden en el orfanato, que traía una pequeña maleta, la cual me era muy familiar...

-¿Esa es mi maleta?- pregunté.

-Si, la Sra Messer te está esperando en el auto- dijo con una sonrisa- y creí que era mejor no hacerla esperar ¿No crees?

Asentí, y dicho eso, nos fuimos; ella con su sonrisa y yo con mi enojo entristecido.

Hacía unos minutos, que habíamos salido de la ciudad, a decir verdad, yo creí que al estar el orfanato en la ciudad, la escuela también estaría en una zona urbana, sin embargo, mi suposición fue incorrecta, ya que nos íbamos adentrando en una zona de bosques, y cada vez que nos adentrábamos más y más, mi desconcierto incrementaba igual ¿A donde íbamos? Ella había dicho que nos dirigíamos a una escuela pero ¿En sábado? y ¿A estas horas? Era pasado del medio día y la verdad, la única respuesta lógica era que me había mentido y me llevaría a otro lugar.

A no ser que...

-¿A donde me lleva?- pregunté en tono firme pero bajo.

Espere por una respuesta...y no respondió, pensé en volver preguntar, pero lo único que conseguiría era enfadarla.

Pasaron los minutos, y Marissa seguía callada, conduciendo y con la vista al frente; decidida a ignorarla, volteé hacía mi ventana y miré a través de ella, ya estábamos en la zona de bosques, se podían apreciar claramente los frondosos árboles a orilla de la carretera, el día era nublado, por lo que le daba a los árboles un aspecto un poco siniestro.

Al poco rato, mi mente me hacía malas jugadas, como haciéndome recordar lo que Marissa me dijo sobre mi familia o mejor dicho la familia de Marissa...

Elimine el pensamiento, por que a pesar de que me había enterado de eso hacía unas pocas horas, ya me afectaba mucho el tema, por que con tan sólo pensar en ello, lograba hacerme un gran nudo en la garganta y sentir unas inmensas ganas de llorar, pero con este silencio que había en el auto, no podía mantener demasiado lejos el pensamiento, por lo que volvía a recordarlo. Decidida a obtener respuestas y mantener mi mente ocupada, me arme de valor y volteé hacía Marissa.

-¿A donde me llevas?-.dije sin rodeos.

Ella se mantuvo callada como si yo no hubiese dicho nada, por lo que volví a preguntar.

-¿A donde me llevas?

Ella sólo...suspiro.

-¿A. Donde. Me. Llevas?- dije separando cada palabra.

-Creí que mi silencio bastaría para callarte- dijo cortante.

-No respondiste a mi pregunta.

-Ya lo sabes- dijo claramente molesta.

-¿A una escuela?

-Si.

-¿Ahora?- Pregunté incrédula.

-Si.

-¿Y que escuela estaría abierta ahora?

-No lo se, pero si estoy segura de una.

-¿Cuál?

-A la que vamos.

-¿A enserio?- dije ironizando.

-Si.

-¿Que tipo de escuela es?

-Oh, ya sabes, del tipo en donde tienes que usar cosas como lápiz y papel- dijo con una gran sonrisa.

La miré ofendida y molesta, por que claramente se estaba burlando de mi, me volteé inmediatamente, y ella soltó una sonora carcajada que me hizo poner las manos en puños.

El resto del viaje lo hicimos en silencio, a excepción de unas cuantas risitas burlonas de su parte, pero yo había tomado la decisión de no hablarle a no ser una extrema emergencia.

Mi mente divagaba por diferentes temas en mi cabeza, cuando el auto se detuvo. Volteé hacía Marissa pero ella ya estaba saliendo del auto, por lo que me apresure a seguirla, ella comenzó a caminar pero se detuvo y me hizo una seña para que bajará mi maleta; cuando lo hice, caminamos hacía la gran puerta doble de la escuela.

La entrada era impresionante,la puerta era doble, de una madera de un color oscuro, en la parte frontal del edificio, se podía ver que la escuela era de un color grisáceo con blanco.

En la entrada estaba un hombre de unos cuarenta y tantos años aunque lucía ejercitado, y miraba a Marissa con una gran sonrisa, a su lado estaba una mujer y me miraba fijamente.

-¡Dom!- dijo Marissa abrazando al hombre.

-Marissa- dijo el hombre con una gran sonrisa.

-Gracias por recibirla, te lo agradezco mucho.

-No hay problema, es un honor para mi.

-Gracias.

Marissa se volteó hacía mi y me tomó del hombro acercándome al hombre.

-Ella es Tamara- dijo Marissa y yo estire la mano para saludarlo.

El hombre tomó mi mano y me sonrió.

-Un gusto Tamara, yo soy Dominic Rosenberg y soy el director de este internado.

Me quede como estatua y miré hacía el edificio, con que a esto se refería Marissa... yo me iba a ir con ella pero, ella no se quedaría conmigo porque me dejaría en un internado, claro, ¿Por que no lo sospeche antes?

-Un gusto- dije con voz ahogada.

Dominic miró a Marissa, la cuál me estaba fulminando con la mirada, pero la cambió a una amable cuando Dominic le habló.

-¿Quieren dar un recorrido?- preguntó con una sonrisa.

-Me encantaría- respondió con una sonrisa impecable.

-Muy bien- dijo Dominic tomando la mano de Marissa y colocándola en su brazo- Vamos.

-Por supuesto- dijo Marissa- Vamos Tamara y...trae tus cosas.

Dominic entró con Marissa a su lado y la otra mujer tras ellos, tomé mi maleta y gemí tristemente, por que salía de un encierro para entrar en otro y quien sabe que me esperaba ahí.

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⏰ Última actualización: Aug 27, 2013 ⏰

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