III.

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Los brazos de mi mejor amigo ya rodeaban mi cintura, como si ésta se tratase de un globo que no quiere dejar ir jamás. Era increíble como él podía sacarme una sonrisa en dónde tan sólo había lágrimas.


Hacía tiempo que mi corazón no palpitaba tan rápido, en realidad, desde que mi amor había decidido abandonar mi vida.

- Yugyeom - susurré cuando él colocaba su mano encima de la perilla, y le hacía girar.

- ¿Qué sucede, pequeña?

- ¿Crees que él me haya olvidado?

- ¿Por él te refieres a Jaebum?

- Sí.

Él deslizó su mano, abandonando mi cintura, y haciéndome sentir fría de nuevo. Me miró con ternura, y tan sólo elevó su mano hacia mi mentón.

- Sería un estúpido si lo hiciera.

- Estoy segura de que lo hizo.

Mi mirada se deslizó hacia el suelo, y permaneció allí. Quieta, tanto como mi cuerpo. Sus dedos se posaron en mis mejillas, y elevó mi vista con delicadeza.

- Mírame - susurró.

- ¿Ni una sola llamada, Yugyeom?

- Recuérdame sus últimas palabras - él se giró, elevando su oído, y cerrando sus ojos con calma.

- Regresaré - susurré mientras mi corazón se destruía en tan sólo segundos.

- ¿Hace falta que lo diga de nuevo?

- Ha sido muchísimo tiempo.

- Linda - él susurró - El tiempo jamás destruye ni la más linda relación. Si tú lo amas, y él a ti...su amor va a permanecer, aquí - él indicó con sus dedos perfectamente chuecos frente a mi pecho, justo en mi corazón - permanecerá allí por siempre.

- ¿Siempre?

- Siempre.

Miré hacia sus zapatos converse, y los observé por unos segundos. En un parpadeo, mis zapatillas converse iguales a las suyas ya se encontraban pisando sus pies, tomándolo como equilibrio perfecto para alcanzar su rostro.

- Te quiero - susurré.

- Y yo a ti también te quiero - rozó su nariz junto a la mía.

- ¿Qué tenemos aquí? - una peculiar voz sarcástica se posó sobre nuestros oídos, arruinando uno de esos perfectos momentos que solo nosotros podemos tener.

Me giré con delicadeza para así lograr encontrarme con el peliblanco más hermoso de todos.

- ¡Jackson! - yo exclamé.

- ¡ChoHee! -él me cubrió con sus poderosos brazos, haciéndome sentir cálida de nuevo.

- Qué raro. Es como si no le vieses de toda la vida - Yugyeom elevó sus ojos de la manera más obvia posible, ocasionando que ambos soltáramos una carcajada.

- Deberías dejar de ser tan celoso - Jackson besó mi mejilla aún sin soltarme. Y lo hizo de nuevo. Y de nuevo. Ah, y otra vez. Mi corazón se detuvo cuatro veces al sentir esos hermosos labios posarse sobre mi mejilla, cuatro perfectas veces.

- Déjala. ¿No ves que no le dejas aire? - Yugyeom cruzó los brazos delante de su pecho, y se hizo paso entre la puerta, ingresando a la casa con todo el escándalo del mundo.

- Vamos - Jackson se carcajeó.

Ambos ingresamos hacia aquella casa, o más bien, guardería.

- ¡Damas y caballeros, la princesa! - Youngjae se levantó del sofá, y arrojó la consola de vídeo juegos hacia el lado derecho de éste, ocasionando que la pantalla de éste se cerrara al tacto.

Breathe.  i.jDonde viven las historias. Descúbrelo ahora