IV.

144 21 4
                                    


-Esto es una guerra.

- Quiero amarte, ChoHee.

- ¿Cómo la primera vez? - susurré.

- Como la primera vez.

- ¿Porqué terminó? Supuestamente, esto iba a durar por siempre.

- Esto no terminó.

- ¿Dónde quedaron esas palabras? No pudieron volar, no ahora.

- Nadie ha dicho que esto ha terminado.

- ¿Acaso me crees tonta?

- Jamás. Yo no quería esto para ti.

- Tus ojos dicen un montón, Jaebum.

- Más de lo que puedes ver.

- Estoy cansada, Jaebum.

- Ya no quiero llorar por ti. Quiero hablar contigo como antes, justo como en la primera vez. Quiero poder sentir la delicadeza de tus brazos alrededor de mi cuerpo. Quiero poder decirte lo mucho que te amé y te amo. Esto no terminó.

- ¿A dónde se fue nuestro amor?

- Sigue aquí - su dedo índice se posó sobre la piel que protege a mi corazón. Una lágrima brotó hacia su mejilla en el momento en que nuestras miradas se entrelazaron.

- Bebé... - una mano comenzó a agitar mi brazo en cuestión de segundos. Su insistencia me hizo entrar en razón. Yo era una estúpida que tan sólo lograba vivir en sus sueños - ¿Está todo bien?

- Jaebum - sollocé.

- Podría cambiarme de nombre a Jaebum, si así lo gustas - una melena rojiza se posó sobre mi vista.

Me giré hacia mi habitación, estábamos solos. Tan sólo mi mejor amigo dispuesto a ser todo oído, y yo.

- ¿Haz llorado toda la noche? - Yugyeom susurró.

- De nuevo soñé con él - irrumpí.

Él se tumbó a mi lado. Posé mi cabeza sobre su pecho, y tan sólo miré hacia el techo de color blanco que se encargaba de mantenernos a salvo.

- Es duro.

- Y difícil - susurré.

- Nunca hemos hablado sobre más allá de tus sentimientos hacia él.

- ¿A qué te refieres?

- ¿Soy tu mejor amigo?

Elevé mi vista hacia él. Recuperé mi posición inicial, y gateé hacia él.

- Por supuesto que sí. Jamás dudes de eso. Siempre lo vas a ser.

- ¿Porqué se acabó?

- No lo sé... supuestamente, esto era para siempre.

- ¿Alguna vez te has puesto a pensar que él no te abandonó porque quisiera?

- ¿A qué te refieres?

- Sé que él te ama. Jamás hablamos demasiado, y las veces que lo hicimos, él tan sólo hablaba de lo muchísimo que te amaba. Él no te va a dejar ir de éste modo.

- Yugyeom, ¡no sé nada sobre él! ¿Entiendes lo que es eso? ¡Hace dos malditos años que no sé un dato sobre él!

- Cálmate.

- ¡Es la verdad! Ahora mismo él podría estar al otro lado del mundo, casado, con hijos, ¡no lo sé!

La desesperación de mis palabras comenzó a desesperarle a tal punto que el tono de su voz se emparejó con el mío.

Breathe.  i.jDonde viven las historias. Descúbrelo ahora