Capítulo 2

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Sin poder dormir, Lenna no dejaba de sentirse culpable, ella no había causado la herida, ni siquiera sabía quién era la persona pero tenía una razón por la cual sentir remordimiento lo suficientemente grande para no dejarla dormir. No podía dejar de pensar en que hubiera pasado si su padre no hubiese estado presente. Su desconfianza y terquedez podían haberle costado la vida a alguien, inclusive al imaginar un escenario donde ella tuviera una actitud diferente, con más confianza y potestad en ayudar a los demás, seguro esta hubiera sido consumida por el pánico. De cualquier manera el final hubiera sido el mismo, la sangre fluiría como lo hizo en el asfalto hace unas horas, solo que esta vez se derramaría por sus manos.
Aquel pensamiento no dejo tranquila a Lenna.

Horas más tarde Henry se encontraba en casa, se sometió a las constantes preguntas de Amanda, su esposa, que Lenna fue incapaz de contestar la noche anterior porque «no se encontraba mentalmente preparada para hablar de aquello» (una chorrada que tuvo que inventar para evadir sus fastidiosas preguntas, pues le hacía poco interés entablar una conversación con ella de un tema del cual aquella mujer seguramente olvidaría en menos de una hora). Por otro lado, Henry las contestó todas sin queja alguna.

La persona se encontraba relativamente bien, la herida en el brazo no era muy profunda, pero aparte de eso poseía varios moretones y cortadas en los brazos, piernas y cara.

— ¡Cielo santo, eso es terrible! —exclamó Amanda—, pobre chico, ¿quién podría hacerle algo así?

Lenna ignoró a Amanda y se dirigió a su padre:

— ¿Chico? ¿Acaso es de mi edad?

—No en realidad, es mayor, pero creo que no tiene más de 20 años —respondió Henry sacándose su abrigo y cargándolo en el perchero de la pared.

— ¿Cómo qué crees? ¿Acaso no se lo has preguntado? —las preguntas de su hija siempre lo abrumaban aunque éstas no fuesen muchas.

— El caso Lenna, es que no ha despertado y no lo hemos podido identificar.

Lenna se quedó en silencio, no sabía que más preguntar.

— Como sea estoy cansado, a pesar del que el asunto de ese chico no fue nada grave, tuve que hacer unos papeles antes de venir. Me voy a dormir.

Henry subió las escaleras y Amanda iba tras de él, pero a medio camino se detuvo, causando que Amanda se chocará con su espalda, esta hizo un mohín.

— Demonios, he dejado las llaves del carro en la oficina.

Amanda siguió subiendo dejando a Henry atrás.

— ¿Y para que las quieres? No creo que el carro te sirva mucho en estas condiciones —contestó Lenna.

— Las necesito para dárselas al mecánico, debo ir a verlas, tomaré un taxi.

— ¿¡Qué!?, ¡pero si estás hecho un desastre! —dijo Amanda quien lo esperaba al final de las escaleras.

— No me tardo nada, ya vengo.

La mueca de Amanda le causó un escalofrío a Lenna, sabía que eso vendría con un sin número de quejas e irritantes sonidos de parte de su madrastra. Antes de que ocurriese decidió actuar rápido.

— No, no te preocupes, yo iré —interrumpió Lenna—, de todas formas el hospital no esta muy lejos, iré y regresaré de inmediato, tengo tiempo suficiente para ir, regresar y luego ir a la escuela.

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⏰ Última actualización: Nov 22, 2016 ⏰

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