Un bombón para este ardor

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Ahí estaba yo, sentado en un banco esperando, mientras el cielo oscuro tragaba mis pensamientos por momentos. Estaba contento aunque inquieto, pues con la edad de 19 años había conseguido tener mi segunda cita con una chica de 25. La primera había sido cordial, aunque a veces pasaba por momentos al coqueteo.

Un toque en la espalda me sobresaltó.- "¡Hola! ¿Qué haces mirando al cielo, eres astrólogo?" Me saludó Karemi con dos besos.

- "Intento adivinar el futuro".- Dije en broma, aunque no tanto.

Su cuerpo era perfecto, aunque no era muy alta, tenía unos enormes pechos y unas curvas muy sexys, era de color, morena, ojos castaños y con una boca enorme que siempre esbozaba una sonrisa. No sentía amor por ella, digamos que tenía la misma sensación que un niño pequeño cuando va a descubrir un regalo por primera vez. Quería ver qué escondía su ropa, pero a la vez el hecho de que pudiera ser mi primera vez hacía replantearme las falsas expectativas que Karemi podía tener en mí. Ella con más camino que yo recorrido y yo empezando...

Decidimos ir a mi lugar preferido, y aunque ella no entendía la música Rock  era un sitio que solía frecuentar con mis colegas. Prefería ir a un ambiente más alternativo en lugar de ir a todas estas discotecas llenas de mujeres increíblemente travestidas, con taconazos de vértigo y pinturas por doquier.

Entramos al lugar sin problema. Allí, se arremolinaban hombres y mujeres de todas las edades, bailaban y enloquecían con el rock. Karemi se había puesto muy guapa: Vans, pantalones vaqueros ajustados marcando su generoso trasero y una camiseta con un gran escote que dejaba ver el negro de su sujetador.

Comenzamos a hablar, a beber y a reír, y llegó un momento en el que me tuve que sincerar.- Karime, me encantan tus labios.- Ella dejó ver su cuello y me preguntó.

- ¿Por qué te gustan?.- dijo poniendo cara de cordero degollado

- No lo sé...- era el momento del beso, pero su espectacular físico, sus enormes pechos y la falsa creencia de que yo no sería buen compañero en la cama debido a mi escasa experiencia estaban tensando mis músculos. Me estaba dedicando su cuello, su punto débil, tan solo tenía que morderlo como un vampiro y hacerla gemir... pero mi debate interior se alargó tanto que algo molesta dijo.- Voy al servicio.- y a su regreso me indicó que se tenía que ir.

No volví a saber nada de Karemi, aunque hoy en día sigo curioso de saber qué escondería bajo ese envoltorio y qué experiencia me habría podido ofrecer.  

Un bombón de chocolate amargo, no por que estuviera malo, sino porque lo convertí en un espejismo para mi boca.

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2016 ⏰

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