Elyse había caminado por unas cinco cuadras hasta por fin dar con el parque, al llegar había decidido tomar asiento en una de las bancas contiguas a uno de los estanques que adornaban el hermoso parque. La luna se mecía imponente sobre las sombras de la noche adornando el hermoso cielo, y su luz reflejada en el estanque, todo parecía tan cálido, parecía como si el tiempo se hubiera detenido para otorgarle el regalo de esa grandiosa vista; pero después la muchacha recordó que el tiempo si se había detenido, al menos en lo concerniente a ella, su tiempo para crecer se había visto irrumpido, su vida normal había sido tomada por un egoísta vampiro, pero sobre todo su vida y sus sentimientos habían sido robados y sepultados para jamás volver.
Vio a su alrededor, todo parecía indicar que Hide Park no iba a recibir visitantes esa noche, después de pasadas unas cuantas horas de espléndido aburrimiento para la chica, el farol que se elevaba unos dos metros a su derecha, empezó a iluminar el lugar donde Elyse se encontraba sentada, eso podría delatar su posición pero con el aburrimiento a la chica ya no parecía importarle ser sigilosa, debido a que cada segundo que pasaba sentía más hambre y al no tener una distracción el hambre succionaba cada pensamiento que habitaba en su mente.
Finalmente la chica había decidido acercarse a las barras que recorrían el estanque para distraerse y olvidar unos minutos más el hambre. La chica no quería tener que tomar sangre, pero su cuerpo lo exigía a gritos, y aunque la chica nunca lo aceptaría, amaba ese sabor dulce y metálico que le producía una total sensación de excitación, su hambre estaba empezando a tomar control de su mente.
Al observar el estanque, una visión cruzó la mente de la chica «El estanque se hallaba completamente iluminado por la luna, la mujer bailaba sobre el agua, parecía completamente feliz, con su radiante vestido rojo y su cabello café, sus labios figuraban una sonrisa sin igual. Después de que la mujer había dado unas vueltas cerca del estanque, se le propuso una mano, la chica entre risas se la acepto, (Elyse sabía que había algo tenebroso habitando esa mano que era ofrecida a la mujer) y como lo supo en unos segundos, la mujer estaba tendida a las orillas del lago con el cuello roto y lleno de sangre, entonces Elyse miro las que parecían ser sus manos, con unas grandes uñas perfilando a ser garras, todas cubiertas con sangre inocente»
Y así de rápido como había aparecido esa imagen, así de rápido salió de su cabeza, la chica había tenido visiones como aquella desde el momento de su regreso a la vida, muchas veces eran fragmentos de sucesos inexplicables y sádicos, momentos que quedarían guardados en la mente de la muchacha para toda la eternidad, las visiones no eran muy frecuentes pero aun así la chica seguía preocupándose por lo que pudieran significar aquellos terribles hechos que se materializaban en su cabeza. Elyse, siempre se preguntaba quiénes serían esas personas, y porque sus muertes estaban en su mente.
Elyse volteo a ver la banca en la que había estado sentada y los arboles contiguos a ésta, las hojas marrones caían y el viento las arremolinaba llevándoselas lejos en una danza de paz perpetua. El otoño había encontrado su lugar en la ciudad hace unos pocos días y los vientos habían empezado a ganar fuerza con el paso de los días, lo que solo lograba que el pelo castaño callera con mayor violencia en el rostro de la chica. Elyse conocía Hide Park tanto como a su propia mano, porque en realidad ella amaba ese lugar, siempre podía ir a pensar allí y no sentirse tan desolada, había algo mágico en aquel pacifico lugar, una pasión y paz que no se veía en todo Londres, toda la ciudad era un estruendo irritante constante y todas las luces solo servían para opacar la belleza que brindaba la noche según Elyse.
La chica volvió a concentrar su vista en el estanque para ver el espectáculo que estaba empezando a tomar forma, había empezado a neblinear, la niebla ya había logrado cubrir la pequeña superficie del estanque completamente, pero lo más emocionante era que de entre la neblina empezaban a aparecer distintos halos de luz con un hermoso color amarillo, las luciérnagas habían decidido participar del momento haciéndolo más hermoso de observar. Elyse no sabía porque pero desde que se había convertido en vampira había aprendido a apreciar cada mínimo detalle que la naturaleza le daba, tal vez ella tendría mucho tiempo para verlo, pero ella pensaba que cada vez era como la primera y última.
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El cazador de la luna
Vampire"la luna es más bella que el sol, puesto que cuando está sale muchos no están para verla, y aunque estén muchos no se detienen a ver su brillo, la luna es el astro más ignorado y aún así sigue brillando" la noche trae consigo el anhelo, el corazón e...