El cazador de la luna

Hora de cenar

El cielo estaba despejado y adornado aquí y allá por estrellas, y como punto central de ese collar nocturno estaba la luna, embelleciendo con su brillo todo el cielo, el clima estaba fresco o eso supuso Elyse, pues ya llevaba tiempo sin sentir calor o frío en su nuevo cuerpo, las corrientes de aire hacían que el cabello de la chica le cayera en el rostro.

La muchacha se encontraba en la terraza de su apartamento en el séptimo piso del edificio  mirando fijamente el edificio que estaba enfrente con una increíble pasión en sus ojos.

En el otro edificio, en el séptimo piso, cerca de la ventana se encontraba una mujer preparando la cena, ya eran las ocho de la noche. Como todas las noches la mujer la preparaba a la misma hora para ella y para su hijo de 25 años que llegaría del trabajo en aproximadamente una hora.

El rostro de la mujer contenía el desgaste de trabajar por tantos años como madre soltera de dos hijos, los mechones rubios de esta se escapaban de su coleta, sus ojos mostraban la misma intensidad que el primer día que Elyse había podido verla y siempre llegaba ese momento en que esos ojos color canela lloraban la pérdida de hace 6 meses, la mujer sollozaba y gemia, siempre subía las manos como preguntándose la razón de lo que había pasado, como preguntándole al cielo el porqué de su pérdida.

En ese momento Elyse siempre sentía una puñalada en el corazón, cómo podía ella ver a esa mujer y no decirle que ella estaba ahí, que ella la cuidaba desde lejos. De sus ojos empezaron a bajar lágrimas, como todas las noches el llanto era inevitable, el llanto por poder ver a su madre y no sentirla, no poder volver a tocarla o acercarse, era tan dolorosa la insólita idea de haber perdido el calor de esos abrazos maternos y todo en una simple noche.... Esa noche
Elyse se dejó llevar un momento por el recuerdo, el olor a alcohol y sangre, el dolor insufrible y sobre todos esos horribles ojos color carmesí... La chica Meneo la cabeza y decidió apartar rápidamente todo recuerdo de la mente, Elyse pensó que no era momento de ponerse más sentimental, dio media vuelta, dando la espalda a su madre, y al entrar en el apartamento se dirigió directamente al baño, encendió la luz y miró el espejo.

- Mi nombre es Elyse While- dijo la chica a su reflejo, muchos vampiros no podían ver su reflejo por lo que había logrado oír, pero claro Elyse no era una vampiro del todo común y corriente, no sólo podía ver su reflejo sino que también poseía unos ojos color carmesí intenso e incluso poseía una fuerza superior a los vampiros que habían estado en esta tierra por más de cien años, teniendo en cuenta que ella tan solo tenía 6 meses de haber cambiado

- y me vengare cuando te encuentre- dijo y contempló nuevamente su reflejo y en este solo halló un recuerdo de aquel hombre que le había robado su vida, su familia y su futuro, en un arrebato de furia golpeó el espejo haciéndolo trizas.

Al salir del pequeño baño, miro el apartamento que ahora debía de llamar hogar, solo poseía una humilde cama y un viejo televisor, era un solo cuarto más el baño, pero ese era el departamento que Elyse había logrado pagar, y el benefactor de tal departamento fue un chico rico que ella había encontrado en el bar que se encontraba a dos cuadras del departamento. Y entonces se dejó llevar por el recuerdo con una sonrisa.

El chico se había acercado a la mesa donde Elyse esperaba asustada por el primer día de su nueva vida, la chica había logrado robar un vestido rojo de un lugar cerca del bar, y entonces había llegado el muchacho a su mesa y le había ofrecido un trago y Elyse había decidido aceptar la invitación.

Después de haber hablado unas cuantas horas, el crédulo muchacho creía haberse ganado la confianza de ella y había decidido invitarla a un motel, Elyse había aceptado la invitación utilizando una voz más provocativa que la que usualmente usaba para tomar lo que quería.