Cap. 2: "Todavía duele"

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Otra vez.

El mismo sueño.

El mismo maldito sueño de todos los dias. ¿Cómo puede ser que todavía lo recuerde? Parece ayer cuando sentía por primera vez esos labios tan suaves, su mirada pegada a la mía. Parecía que nada podía entrometeterse, pero la realidad siempre llega.

Ese es mi problema. La realidad. Algo que nunca voy a superar. Me pregunto, ¿Qué hubiera pasado si yo estuviera en su lugar? Sería muchisimo mejor para todos. Y es que asi, me lo demuestra el mundo al mirarme. Parece estúpido que a la edad de 20 años un ser humano puede expresarse de esta manera. A veces pienso si en realidad soy yo la que habla o el supuesto "demonio" que todos llevamos dentro. A veces me pregunto si soy realmente yo la que hablo o lo que pasó, habla. Son pensamientos que rodean mi cabeza todos los días de mi vida o por lo menos estos últimos cinco años.

Reaccionó al ver que todavía sigo en mi cama. Tengo que ir a trabajar y hace veinte minutos tendría que haberme vestido. Ya tendría que haber desayunado.

"tú nunca desayunas Juliette, un día de estos te vas a desmayar y yo no voy a estar ahí para levantarte de nuevo"

Su manera de acusarme de irresponsable vuelven a mi cabeza, no puedo evitar sonreír ante aquel comentario que alrededor de un millón de veces me repitió. Tenía razón, el ya no está y si caigo desmayada probablemente termine en un lugar donde nadie sepa o si quiera, nadie se entere.

Basta Juliette.

Deja ya de torturarte.

Termino de vestirme y rápidamente meto todo lo necesario en el bolso de gatito que tanto amaba. Ya se, suena ridículo, pero yo amo a los gatos y ese bolso es especial.

Todavía recuerdo cuando me lo regalaron por mis 19, creo que fue el mejor regalo del mundo. No paraba de saltar y gritar.

Perdón, ¿en que seguía? Ah si, seguí mi camino hacia la cocina. Como de costumbre no había nadie, mis papas viven en su trabajo. Se ve que yo soy la única perezosa de la familia.
Sigo hasta agarrar mis llaves y salgo, por fin, de mi casa. Llego 5 minutos tarde y ahí está Nora esperándome.

Y como siempre, cubriendome.

-Otra vez tarde Juliette, ¿es que tu a caso quieres perder el trabajo? -me dice enojada, extendiendome mi delantal

-Sabes que me cuesta despertarme y más si tengo pesadillas -digo cansada de sus retos- Además, La señora Jones, nunca me dice nada.

-La señora Jones no viene a la hora que tu, y recuerda que a nosotras nos toca abrir el bar.- me dice cansada- Es que me preocupo por ti Juls, no me gusta verte mal y otra cosa que te salga mal, no te va a hacer bien.

-Perdón Nora, prometo mañana levantarme temprano. Aunque no te prometo nada con mis pesadillas -digo medio sonriendo- Todavía duele

-Solo trata de hacer lo mejor que puedas las cosas, se que algún día vas a volver a ser la misma Juls de siempre.

Me quedé pensando todo el día lo que dijo. "Volver a ser la misma Juls de siempre" resuena en mi cabeza y paso todo el día en mi mundo. Atiendo a la gente y sin pensar casi le doy una servilleta de vuelto a una niña que venía por un café.

Bien Juls, ya pareces tarada de todo lo que haces. Un movimiento que hago y ya hago otro que lo arruina todo.

Gracias autoestima, yo también te quiero!

-Disculpe, le estoy hablando

-Ah si, perdoneme, ¿qué desea ordenar?

-Quiero un café con leche, por favor.

-Ok, ¿para llevar o lo toma aquí?

-Lo tomaré aquí, gracias- me paga y le doy su respectivo vuelto.

- Por aquí puede retirarlo, en unos segundos le entregarán su pedido. Gracias por su compra. -sonrió para no quedar mal.

Y así pasa el día, gente y más gente que compra cafés para no dormirse. Otros que vienen a hacer trabajos, como empresarios o a veces hasta estudiantes de no más de 17 años. Gente que viene a pasar el rato, gente que lee o simplemente gente que no tiene nada que hacer... como yo.

Estos trabajos siempre suelen ser aburridos y más si eres una persona joven. Te tienen en un lugar y al segundo quieren que salgas a repartir volantes. Ojalá fuera como Nora, ella siempre con una sonrisa. Todo lo que hace lo enfrenta sin problemas. En cambio, yo todavía sigo traumada con la limpieza del baño de hombres que tuve que hacer el jueves pasado. Es que ¿tan difícil es hacer del dos es sus casas o por lo menos, en otro lugar?.

¿Les doy un consejo? Nunca se burlen de una persona que limpia baños. Es la peor tortura, hasta para la persona más malvada del mundo.

Son alrededor de las 8 de la noche y ahora mismo me encuentro limpiando las últimas mesas del local. Ya no hay nadie. Los lunes se trabaja muchisimo y se puede notar en el desastre que quedan por limpiar como los restos de comida que dejan los clientes, los cuales son agotantes. Nuestro trabajo es agotador.

Estoy por comenzar a guardar todo para cerrar cuando noto a un chico en la esquina. Alli en las mesas del fondo.

-Emma -llamo a una de las empleadas que queda. Mi compañera de trabajo que siempre se queda hasta lo último para cerrar el local conmigo.

-Juls, dime

-¿Tu lo dejaste entrar?- digo haciendo referencia al chico sentado en la esquina, que se encuentra muy tranquilo tomando su café y leyendo su libro. Pude llegar a leer "Éxodo".

-emm, no. Tal vez estaba allí desde hace tiempo. No lo sé -dice desconcertada, mirándolo.

Nos miramos entre las dos y sabemos lo que queremos decir pero nuestros ojos lo dicen todo "¿quién le dice que se vaya?".

Otra vez lo miramos y ahora el chico se encuentra observando con gracia nuestras acciones. Ha dejado su libro sobre la mesa y procede a guardar sus cosas en el morral, que al parecer lo saco de su escondite.

Rápidamente comienza caminar hacia la salida, pero sin antes sonreirnos de manera burlona.
Todo sigue normal hasta que nuevamente observó como se da vuelta y me lanza una última mirada.
De repente se me llenan todos los ojos de lágrimas y caigo al suelo. Sin darme cuenta, algo paso dentro de mi.

Yo conocía esa mirada.

JulietteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora